La crisis del coronavirus, que acumula ya cerca de 200.000 muertos en todo el mundo, ha vuelto a poner de relieve la importancia de tener una sanidad pública fuerte, universal y gratuita que sepa atender a todas las personas, en especial a las más vulnerables. Una sanidad pública que, pese a los intentos de algunas formaciones políticas por privatizarla, con el caso de la Comunidad de Madrid como mejor ejemplo, sigue siendo una de las joyas de la corona de nuestro país y uno de los grandes motivos para sacar pecho ante nuestros vecinos europeos.

Y hablar de sanidad pública es hacerlo de Ernest Lluch Martín, un político catalán y socialista sin el que sería imposible entender la actual situación. Lluch fue nombrado ministro de Sanidad y Consumo en 1982 por Felipe González. Un cargo que ostentó hasta el año 1986, cuando se retiró del primer plano de la política para reincorporarse a la cátedra de Historia de Doctrinas Económicas de la Universidad Central de Barcelona. Sin embargo, antes de emprender este nuevo camino, el 25 de abril de 1986 impulsó la Ley General de Sanidad, donde se pusieron las bases legales para la universalización de la atención sanitaria.

Dicho precepto estableció un cambio trascendental en el modelo político de asistencia sanitaria, puesto que se pasó de un sistema de Seguridad Social financiado con las cuotas de trabajadores y empresarios, a uno integrado por todas las redes existentes, y financiado directamente a través de los Presupuestos Generales del Estado. Con esta Ley General de Sanidad, el porcentaje de población cubierta por la sanidad pública pasó del 77% de 1975 a un 95,5% en 1995.

Además de su contribución fundamental e histórica a la sanidad, Lluch fue uno de los políticos que más abiertamente apostó por el diálogo y por establecer puentes para tratar de resolver el conflicto vasco. Un hecho que tal como sostiene la Audiencia Nacional, fue determinante para que ETA el 21 de noviembre de 2000 le eligiera como víctima y le asesinara pegándole dos disparos en la cabeza cuando este se encontraba en el garaje de su domicilio de Barcelona.

Este sábado, que se cumplen 34 años desde que el Congreso de los Diputados aprobó la Ley General de Sanidad, y diferentes dirigentes políticos han querido acordarse de Lluch y su legado. “Hoy, más que nunca, es el momento de reivindicar este legado y la Sanidad no como gasto sino como inversión”, ha señalado el ministro de Sanidad, Salvador Illa. “Las bases colocadas hace hoy 34 años con la Ley General de Sanidad, impulsada por el exministro de Sanidad Salvador Lluch, le están permitiendo responder, no sin dificultades, con gran capacidad para cuidar de la salud de la población”, ha destacado.