La búsqueda de material sanitario está siendo un auténtico rompecabezas para la Comunidad de Madrid. La demanda de mascarillas, guantes, test rápidos y respiradores asistenciales ha crecido exponencialmente conforme el coronavirus ha ido expandiéndose y atemorizando a las autoridades competentes que, hasta hace un par de semanas, calificaban como exiguas las pruebas del peligro que brotaban en China. Las grandes potencias hacen acopio de forma abusiva, mientras el resto de las administraciones realizan un esfuerzo ímprobo por encontrar estos productos en un mercado inestable.

Isabel Díaz Ayuso es una de las dirigentes que con más insistencia ha recordado la necesidad de que el material sanitario llegue a la Comunidad de Madrid, principal foco de contagio en España y una de las regiones con mayor tasa de mortalidad y contagio a nivel global. Situación límite que ha provocado momentos de crispación y de reproches mutuos con el Gobierno central, al que acusó de estar prohibiendo la entrada de mascarillas en los controles fronterizos.

Pero este no fue el único ataque que profesó a Pedro Sánchez y su comité técnico de gestión del estado de alarma. La presidenta regional afirmó que el Ejecutivo les estaba prohibiendo realizar compras de material por su propia cuenta, siendo desmentida por las declaraciones del Gobierno y por la evidencia de que otras comunidades llevaban preparándose con autonomía e independencia desde tiempo atrás.

“Vamos a ponernos a comprar, fabricar y repartir mascarillas como locos”, alegó entonces. Mismo triunfalismo que el vertido el pasado domingo, cuando, sacando pecho de su gestión, anunciaba a bombo y platillo que había alcanzado un acuerdo con China para que a Madrid llegasen dos aviones cargados de material sanitario.

Una compra que cifró en 23 millones de euros y de la que, a día de hoy, le ha perdido el rastro, tal y como ella misma ha confirmado este miércoles en las sucesivas entrevistas que ha concedido a los medios de comunicación: Cuando semanas anteriores teníamos libertad para hacer compras, habíamos hecho muchas gestiones”, ha dicho Ayuso antes de reconocer que ninguna de estas compras se ha materializado. La autocrítica que demandaba a Pedro Sánchez tanto ella como Pablo Casado, que atiende de forma solícita las explicaciones de su principal arma contra el Gobierno, han tornado en excusas sobre un “mercado persa” en el que es muy complicado operar.

El mercado chino: complicado, pero no imposible

La oferta y la demanda obliga a una gestión en los negocios impecable para lograr material del mercado chino. Influencia, contactos y buen hacer son condiciones sine qua non para los dirigentes y sus asesores. Conseguir material necesario es complicado, sí, pero no imposible. El propio ministro de Sanidad ha anunciado este miércoles -de forma paralela al lío argumental de Ayuso- que ha alcanzado un acuerdo de 432 millones con China para la obtención de 550 mascarillas, 5,5 millones de test rápidos, 950 equipos de respiración asistida y 11 millones de guantes. La mayoría de esta compra, negociada por el presidente del Ejecutivo, irá destinada a la Comunidad de Madrid.

También ha demostrado celeridad la Comunidad Valenciana. Además de los esfuerzos para reforzar hospitales o alcanzar colaboraciones puntuales con el sector privado, el Govern del Botànic ya ha recibido su primer avión de material desde China. Pero no será el único, ya que se espera que el próximo domingo embarque una nueva aeronave cargada de material sanitario.

Un contrato de 11 millones de euros que ha tramitado la Generalitat en colaboración con un empresario chino: “"Máxima prudencia, esto no es rebasar ninguna competencia ni es ningún tipo de confrontación con el Gobierno; en absoluto, lo hacemos en cooperación", explicó el president Ximo Puig, explicando que el material se destinaría principalmente a hospitales, centros de salud, residencias y trabajadores de sectores esenciales