La crisis interna de Sumar, agravada por el caso de presunta corrupción que salpica al exdirigente del PSOE Santos Cerdán, ha activado una ola de tensiones dentro de sus confluencias territoriales. En este contexto, Compromís se sitúa en el centro de una tormenta política que podría desembocar en una fractura definitiva con la plataforma de Yolanda Díaz. El debate sobre si sus representantes deben abandonar el grupo parlamentario plurinacional y pasar al Grupo Mixto ha vuelto a encender las alarmas en el espacio valenciano, donde las posturas se encuentran profundamente divididas.
La facción mayoritaria de Compromís, Més Compromís, en la que se enmarca la diputada Águeda Micó, ha convocado para el próximo lunes a su máximo órgano deliberativo, el Consell Nacional, con el objetivo de decidir sobre la permanencia de la formación en el grupo de Sumar en el Congreso. Esta convocatoria llega después de semanas de fricciones acumuladas, agravadas ahora por el escándalo en el PSOE, que ha reactivado las exigencias de autonomía y visibilidad por parte de la confluencia valenciana.
Fricciones entre Compromís y Sumar
La raíz de la crisis entre Compromís y Sumar no es nueva. La negativa de Sumar a registrar la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la comisión parlamentaria sobre la DANA provocó un notable malestar en la formación valenciana, al entender que se había vetado una iniciativa clave para visibilizar los problemas del territorio. Este desencuentro llevó a que Més y Verds Equo se posicionaran a favor de romper con Sumar, mientras que Iniciativa, la corriente en la que milita el diputado Alberto Ibáñez, optó por mantener la alianza, enfocando sus críticas hacia el PSOE y no hacia el socio minoritario del Gobierno.
En un intento de evitar la ruptura, la dirección de Compromís logró en ese momento un acuerdo interno que garantizaba una mayor autonomía dentro del grupo parlamentario de Sumar. A cambio, se pospuso cualquier decisión definitiva sobre la permanencia en la confluencia. Sin embargo, la aparición del caso Cerdán ha reactivado los recelos y ha provocado que se vuelva a poner sobre la mesa la posibilidad de romper.
Águeda Micó ha defendido públicamente que Compromís debe mantenerse en Sumar solo si se cumplen condiciones concretas: libertad de voto, capacidad de interpelar directamente al Gobierno en el Congreso y posibilidad de negociar bilateralmente con el Ejecutivo en cuestiones que afecten a la Comunidad Valenciana. Estas condiciones, asegura, son imprescindibles para que la formación pueda defender eficazmente los intereses del territorio y no quedar diluida dentro del grupo plurinacional.
En paralelo, la dirección de Iniciativa ha manifestado su rechazo a que el foco de la crisis interna se sitúe en la relación con Sumar, apostando por centrar las exigencias hacia el PSOE en materia de lucha contra la corrupción. La ejecutiva de esta corriente acordó no romper con el grupo y recalca que dar un paso hacia el Grupo Mixto sin agotar todas las vías de negociación sería contravenir el pacto electoral alcanzado en su momento. En este sentido, el propio Alberto Ibáñez habría mostrado su negativa a abandonar el grupo de Sumar, lo que añadiría más tensión a una eventual decisión de ruptura por parte de Águeda Micó.
Tanteo de posibles horizontes
Desde el entorno de Sumar también muestran preocupación ante un posible desenlace que podría traducirse en la salida de Micó al Grupo Mixto y la permanencia de Ibáñez en el plurinacional. Esta división, advierten, rompería la imagen de unidad que Compromís ha proyectado históricamente, y supondría una pérdida de influencia para la formación valenciana en el Congreso. Además, sostienen que dentro del grupo plurinacional existe margen para la disidencia y la libertad de voto, y que se han hecho esfuerzos por atender las demandas de Compromís.
Fuentes del grupo parlamentario subrayan que se había alcanzado un principio de acuerdo con las distintas corrientes de Compromís, pendiente solo de ajustar detalles técnicos que garantizaran una mayor visibilidad para sus diputados. Sin embargo, el impacto del caso Cerdán habría provocado un giro en la postura de Més, que ahora presiona para obtener más contrapartidas o directamente plantea la ruptura, al considerar que Sumar ya no representa un espacio útil para la izquierda alternativa.
Esta situación se ve agravada por el precedente de Podemos, que ya rompió con Sumar a finales de 2023 y cuyos cuatro diputados pasaron al Grupo Mixto. Ahora, la posibilidad de que Micó y otros parlamentarios sigan el mismo camino supone un nuevo golpe para la estabilidad del proyecto liderado por Yolanda Díaz, que ve cómo sus apoyos territoriales se tambalean. Con 27 diputados actualmente, una nueva escisión dejaría al grupo plurinacional aún más debilitado.