Vox es un partido de ultraderecha que por mucho que se erija adalid de la Constitución y defensor de la legalidad se salta varios derechos fundamentales y recogidos en la Carta Magna sin pudor alguno y fanfarroneando de ello. A primera hora de esta mañana, el portavoz de la formación ultra en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, ha denunciado que Vox es víctima del silencio mediático. Y servidor, que no acostumbra a escribir opinión, en esta ocasión lo va a hacer porque hay que tener la cara de cemento armado.

Señor Espinosa de los Monteros, sepa que buena parte de la ciudadanía señala a los medios como los impulsores de la extrema derecha en España por la cobertura informativa. Pero dejemos de lado opiniones genéricas y vayamos a lo concreto. Hay que tener cuajo para denunciar silencio informativo cuando ustedes vetan y censuran periodistas discrecionalmente.

Su política de medios varía en función del nombre del periódico, radio o televisión. Ayer trascendió que no permitieron la entrada a una rueda de prensa a dos periodistas, uno de El Español y otro de El País. Es grave ya per sé, pues se salta el derecho a la libertad de prensa e información recogido en la carcasa normativa que Vox dice defender de las acometidas de comunistas peligrosos. Pero el trato de Santiago Abascal a ElPlural.com sobrepasa los límites de la decencia.

Desde Vox se informó a este periódico de que, como parte de su estrategia, seríamos vetados y censurados. Pero hay una diferencia entre no dar entrevistas o no comentar informaciones y, directamente, imposibilitar que hagamos nuestro trabajo.

Cuando Vox entró al Congreso, llamé a Juan E. Pflüge, director de Comunicación del partido, a fin y efecto de que me incluyera en los grupos de convocatorias de su actividad en el Congreso. Obviamente no me cogió el teléfono a pesar de la insistencia. Busqué otras vías. Logré hablar con Rosa Cuervas-Mons, responsable de Comunicación de Vox en el Congreso. Le pedí que me incluyera en el grupo donde informaban de las convocatorias relativas a su actividad parlamentaria para poder hacer mi trabajo. Cuervas me dijo que me introduciría en el grupo sin ningún problema y que le escribiera por whatsapp para guardarme. Pero al parecer cambió de opinión.

No solo no me metió, sino que recordó que otro compañero, Luis Abascal, estaba en uno de los grupos y le expulsaron de inmediato. Sin ninguna explicación.

De la conversación con Rosa Cuervas hace ya más de una semana. Le escribo mensajes, llamo varias veces al día… Pero no obtengo respuesta alguna. Silencio absoluto.

En los mensajes que le envío le recuerdo que hay una diferencia entre no dar entrevistas, comentarios a artículos o facilitar según qué informaciones y, directamente, negarnos el acceso a conocer su actividad parlamentaria y sus convocatorias.

Un ejemplo. La pasada semana Vox convocó a los medios para unas declaraciones de Macarena Olona en el Congreso. Fue tras la recogida de actas de los presos independentistas electos. Me tuve que enterar gracias a un compañero. ¿Es admisible que no pueda enterarme de que una diputada de Vox va a hacer declaraciones en la casa de todos, que es el Congreso de los Diputados? Yo creo que no.

No contentos con eso, Vox publica un hilo asegurado que “reiteramos nuestro compromiso con el derecho a la información y la discrepancia ideológica” pero que “al mismo tiempo confirmamos el carácter discrecional de las acreditaciones a medios y la libertad de nuestra formación para denegar la entrada a manipuladores”. Traduzco.

Vienen a decir que seguirán vetando periodistas en función de si les gusta lo que publicas o no, pero que seguirán diciendo que defienden el derecho a la información y libertad de prensa.

Durante la jornada de ayer varios periodistas pidieron movilizarse para plantarse ante el trato de Vox a la prensa. Servidor lleva tiempo plantado y denunciando su censura, al igual que mis compañeros de ElPlural.com. Ha llegado el momento de denunciar que lo que hacen no solo no es ético sino que más que probablemente no sea legal. Y encima hay que aguantar que denuncien silencio mediático. Lo dicho: tienen la cara de vibranium.

PD: Os seguiré llamando unas dos veces al día y escribiendo mensajes, porque seguiré intentando hacer mi trabajo.