Tras un mes de infarto -dos semanas de campaña electoral crucial en Castilla y León y casi dos semanas de cruenta guerra civil en el PP-, los ánimos en Génova anoche estaban a flor de piel. La reunión de Pablo Casado con los barones regionales duró cinco horas intensas en las que se vivieron momentos surrealistas, como el enfado por las filtraciones a la prensa e incluso las acusaciones de estar siendo espiados, que provocaron un parón de casi una hora en el cónclave.

El receso tuvo lugar tras las intervenciones de los barones. En concreto, tras las palabras de Alberto Núñez Feijóo, que pidió que su turno fuera el último entre los dirigentes regionales, y la intervención de Pablo Casado. El presidente se guardó la última intervención, tras escuchar a todos los barones, menos a una, Ana Beltrán, pedir su dimisión y la convocatoria de un Congreso.

De hecho, fue la llegada de la noticia a uno de los móviles de los asistentes, las famosas alertas de los medios informativos, avisando de que Pablo Casado iba a iniciar su intervención, lo que hizo explotar la tensión. La reunión se estaba retransmitiendo casi en directo a los periodistas que se agolpaban a las puertas de Génova.

Como cuenta Pilar Gómez este jueves en El Confidencial, los ánimos se caldearon en ese momento y surgieron varias dudas. Una de ellas, que los equipos de los barones, en la sala contigua, estaban escuchando sus conversaciones. Incluso, se llegó a plantear que les estuvieran grabando en un momento tan íntimo. El equipo de comunicación de Casado tuvo que calmar los ánimos y las miradas se volvieron hacia los presentes. En concreto, según la periodista, hacia el barón castellanomanchego, Paco Núñez, quien estaba haciendo un uso continuado de su teléfono móvil. "Unos y otros empezaron a mirarse y buscar el culpable. Nadie se delataba, aunque la mayoría llegó a la conclusión de que se trataba del presidente de Castilla-La Mancha, Paco Núñez. Su excesivo uso del móvil lo dejaba en evidencia". Aunque el propio entorno de Núñez ha negado a ElPlural.com tal extremo: "Es falso, lo negamos rotundamente y vamos a pedir a El Confidencial que rectifique”.

Lo cierto es que a partir de ese momento el flujo de información se paralizó, gracias sobre todo a que tras el parón y la tensión, la reunión continuó pero con los móviles sobre las mesas y a la vista de todo el mundo. Finalmente, la última comunicación a los periodistas llegó a las 1:39 horas, de la oficina de prensa del PP: el comunicado de cuatro párrafos donde Casado se comprometía a no presentarse al Congreso “extraordinario y urgente” que le obligaban a convocar.