Paso a paso, José María Aznar va reconfigurando el Partido Popular a su imagen y semejanza, con sus hombres y mujeres de FAES en puestos claves y su alevín, Pablo Casado, realizando el trabajo de apartar a los de Rajoy Brey, tarea que el actual presidente de los populares emprendió desde el primer momento. En esa línea se enmarca la caída en desgracia de Alfonso Alonso quien se vio sorprendido por un pacto con Ciudadanos para ocupar puestos prominentes en las listas para las elecciones vascas, que nadie le consultó, y con el que no comulgaba. Alonso protestó ante los de Génova con poco éxito y, en resumen, no será candidato al puesto de lehendakari.

Claro que Alfonso Alonso no era de los suyos, y eso se vio, pongo por caso, cuando recientemente Aznar protagonizó una conferencia en Bilbao en la que Alonso no estuvo presente. Quien sí acudió fue Carlos Iturgaiz, vieja gloria de los populares vascos que en aquella charla del jefe aplaudió con vehemencia, según cuentan las crónicas, y que ahora sustituye a Alonso como candidato para presidir Ajuria Enea.

 Un paso más en el avance de Aznar en la línea de recuperar el control en el camino que se ha fijado y que –no hay más que verlo- incluye al hijo pródigo, Santiago Abascal, antiguo correligionario, ahora líder de Vox, para quien el PP ha preparado mesa y mantel en diferentes comunidades autónomas, le deja hacer y secunda sus barbaridades. No ha podido ser más claro Iturgaiz en sus primeras declaraciones después de ser designado candidato: Ha pedido “aunar fuerzas con Vox, para hacer frente al Gobierno fasciocomunista que quiere romper y destruir España”. Y por si quedaba alguna duda, ha calificado a Abascal como una “persona maravillosa”.

Es la reconquista del control del partido y de la situación. La clave es FAES, el semillero de ideas y estrategias del PP. En FAES se encontraban algunos de los padres fundadores de Ciutadans, reconvertido en Ciudadanos, un partido que, como algunos observamos en su día, ha funcionado en la práctica como marca blanca del PP para su mejor uso en circunstancias determinadas. Sirvió de muleta al PP para restar votos al PSOE entre los que buscaban el centro y dio muestras de su inconsistencia, por ejemplo, cuando en Cataluña, tras conseguir la victoria en las elecciones al Parlament, Inés Arrimadas no presentó siquiera su candidatura a la Presidencia de la Generalitat.

Con la entrada en juego de Vox, el PP ya tenía quien le superara por la derecha y Ciudadanos no parecía necesario. La salida masiva de críticos del partido naranja fue consecuencia en parte por el seguimiento de la dirección de Albert Rivera, negando incluso abstenerse en la investidura de Pedro Sánchez.

El rumbo a lo desconocido del Partido Popular, se puede resumir en el artículo de Alfonso Ussía, publicado en La Razón, en el que quita razones por igual a Alfonso Alonso –todavía no defenestrado - y a Alberto Núñez Feijóo. El argumento contra Alonso fue el fracaso electoral en Euskadi. Como contra Feijóo no pudo utilizar la misma tesis, el articulista y acusó al líder gallego de cambiar permanentemente de disfraz. Razones que sirven para unos y no para otros, con tal de hacer una purga en toda regla y que nadie se mueva, si quiere salir en la foto. Pero el tiro le puede salir por la culata. El artículo sobre el futuro inmediato del PP, publicado el día 30 de enero, fue premonitorio y tiene hoy más vigencia que nunca.

Ahora Aznar recupera el País Vasco después de poner en un brete a Alfonso Alonso: o renunciaba a la candidatura de presidente o se aferraba al cargo, obligando al partido a expulsarle. Mayor Oreja y María San Gil, desde el ala dura del PP de Euskadi, estarán satisfechos. Al oeste, Feijóo habrá puesto sus barbas a remojar. Este martes tiene previsto presidir en Madrid un desayuno, organizado por Nueva Economía Forum. Veremos qué pasa.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com