La Benemérita ya se puede atar los machos. Contra todo pronóstico, Santiago Abascal, el líder del partido ultraderechista Vox, ha arremetido contra la Guardia Civil con un complejo argumento en el que acusa al Gobierno de golpe de Estado a la vez que anuncia acciones penales contra el Ejecutivo y contra un general del cuerpo.

Toda esta confusión viene a cuento de que en la comparecencia diaria sobre el COVID19, en la que participan Sanidad y representantes de los ministerios de Interior, Defensa y Transportes, el general José Manuel Santiago dijo que el Instituto Armado trabaja con sus expertos para “evitar el estrés social” que provocan los bulos y también para “minimizar ese clima contrario a la gestión de la crisis por parte del Gobierno”. En ese punto, la oposición comenzó a frotarse las manos con fruición apuntando más o menos a una censura de la libertad de expresión y la utilización de la Guardia Civil para tal fin.

En un repaso rápido, el PP pidió la comparecencia urgente en el Congreso del ministro Marlaska y sus segundos de a bordo. “Es una prueba de la capacidad del Gobierno para pudrir las instituciones”, clamaba en Twitter la portavoz popular Cayetana Álvarez de Toledo.  Su jefe, Pablo Casado, tuiteaba por su lado que el Gobierno debía explicar si había dado la orden de que se coartase la libertad de expresión en redes sociales a fin de tapar sus errores. Pero fue Abascal el más peregrino. Sin montar a caballo en esta ocasión, destacó que lo dicho por el general era “el inicio de un golpe de Estado del propio Gobierno, que ordena al Instituto Armado que vulnere la Constitución”.

El diario ABC, de los más vetustos órganos de expresión de la derechona, lo ha tenido difícil en su edición de este lunes para editorializar sobre el asunto salvando de la quema a la Guardia Civil. “El general descubre al Gobierno”, titulaba, y añadía que “el lapsus es la explicación más deseable, porque así la Guardia Civil quedaría al margen de la creciente amenaza que representa el Ejecutivo social-comunista para las libertades públicas, especialmente las de expresión e información,” sin dudar de la sinceridad castrense del alto mando.

Seamos realistas. Ni militares ni policías o guardias civiles tienen por qué ser comunicadores. Tampoco son portavoces del Gobierno ni analistas de sus intenciones. Da la impresión de que la oposición no tiene nada mejor que hacer mientras los demás se enfrentan a una dura realidad.  Todo esto permite reflexionar si lo que de verdad ha molestado a la derecha y en especial a Vox, no será en realidad la “traición” de un alto mando de la Benemérita apuntando la ponzoña de los bulos en que se complacen Abascal y los suyos y que el PP tolera. Para ellos, tal reproche debe ser sencillamente insoportable.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com

@enricsopena