“No doy crédito a lo que se publica de mí”. El ex ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana José Luis Ábalos arrancaba de esta manera su reacción a las informaciones desveladas por ElPlural.com sobre su vinculación con la filtración de los whatsapps con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, publicados por el diario El Mundo. El que fuera número tres del PSOE hasta 2021 niega la mayor y justifica que él es la víctima de una “trama” de la que es “objetivo” y recuerda que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue quien presentó la denuncia ante la Fiscalía General del Estado que derivó en el caso Delorme -también conocido como caso Koldo-.
El exministro aduce que durante todos estos meses “se han omitido” todas sus denuncias sobre una investigación extrajudicial previa que, en numerosas ocasiones, ha denunciado a través de “preguntas parlamentarias” que el Gobierno, según apostilla, sólo ha respondido “con evasivas”. “Lo expliqué en la Comisión del Estatuto del Diputado con motivo de la petición del suplicatorio por el Tribunal Supremo”, continúa Ábalos en la publicación difundida a través de su perfil oficial en X -antes Twitter-. “¡Con un par!”, exclama el exdirigente socialista, al tiempo que aludía al informe de 87 páginas de alegaciones que presentó con tal motivo.
Además, se jacta de haberlo revelado en varios medios de comunicación y niega estar al lado de la presidenta de la Comunidad de Madrid o de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil o del capitán Juan Vicente Bonilla, que hizo “las primeras pesquisas por su cuenta y sin mandato judicial”. Ábalos alude al sumario de la Operación Larrondo, que continúa en el Juzgado Central número 5 de la Audiencia Nacional desde julio de 2021. “De objetivo, a cómplice”, lamenta el exministro socialista en su publicación.
La UCO patriótica
Lo cierto es que el propio Ábalos dio el visto bueno a la publicación de los chats con el presidente del Gobierno al diario El Mundo como prueba fehaciente de que no se le cesó “por corrupción”. Declaraciones que se enmarcan tras una información del diario El País que apunta que tales filtraciones son una ramificación de una trama mayor de chantaje a Sánchez, al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, al ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y a otros miembros del gabinete del presidente. No obstante, es algo que ya anunció ElPlural.com el pasado domingo, advirtiendo de que “la derecha activa la fase final de la cacería contra Sánchez: ‘Todo vale para acabar con este tipo’”.
El escándalo en torno al conocido como caso Koldo sigue ampliando su alcance con revelaciones que apuntan a intentos de chantaje político al más alto nivel. Según fuentes citadas por medios nacionales, varios responsables socialistas habrían sido amenazados por personas vinculadas a la trama para forzar decisiones favorables a los implicados. Las presiones incluían advertencias sobre la existencia de grabaciones comprometedoras que, en caso de ser divulgadas, podrían “hacer caer al Gobierno” y afectar directamente al presidente Pedro Sánchez, al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, al actual ministro de Política Territorial y expresidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, y a dos exministros con lazos con el sector energético.
Las exigencias eran concretas: que el Gobierno asumiera gastos derivados del procedimiento judicial, que se archivara el expediente disciplinario abierto por el Ministerio del Interior contra un policía vinculado al equipo de Ábalos durante su etapa en Transportes, y que se readmitiera a un trabajador de Correos presuntamente relacionado con la trama. A cambio, los chantajistas ofrecían silenciar las supuestas grabaciones, cuyo contenido estaría almacenado en un disco duro hallado en la vivienda de Koldo García en Alicante, según las pesquisas de la Guardia Civil.
Desde el entorno socialista, sin embargo, se optó por no ceder a las amenazas. Los responsables aludidos aseguraron no haber cometido ninguna ilegalidad y defendieron que, al no tener nada que ocultar, no había motivo para aceptar ese tipo de presiones. Pese a ello, tres días después de que se produjeran estas coacciones, El Mundo comenzó a publicar una serie de mensajes de WhatsApp entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos, que, según ha trascendido, fueron difundidos con el consentimiento explícito del exministro de Transportes. Este gesto por parte de Ábalos ha sido interpretado en clave política como un acercamiento al discurso mediático conservador, en un contexto de creciente hostilidad hacia el Ejecutivo. La decisión del exministro alimenta las teorías sobre una campaña de desgaste orquestada desde distintos frentes no estrictamente políticos.