Protocolaria, así podría definirse la presencia y actitud de Carlos Mazón durante la votación de investidura de Juan Francisco Pérez Llorca como presidente de la Generalitat Valenciana. Dimitido como máximo responsable del Ejecutivo valenciano, pero sin dejar su escaño en Les Corts, el popular mantendrá su aforamiento como escudo frente a la Justicia. Es por ello que los 17 minutos que estuvo en la cámara parlamentaria se perfilaron tensos y hasta un tanto oscuros, un espacio de tiempo en el que no cruzó miradas o gestos con Pérez Llorca mientras víctimas de la DANA y algunos familiares presentes en la cita lo observaban en la distancia, atendiendo a cómo, a pesar de todas las mentiras, sigue disponiendo de un asiento en esta institución como si nada hubiera pasado. 

Frío, volando lo más bajo posible. El poco ruido que hizo Mazón en el tiempo que estuvo en el hemiciclo fue para pronunciar el "sí" con el que daba su apoyo a la candidatura de Pérez Llorca, alguien que le sucederá sin estar tampoco exento de polémica, pues se hace con la presidencia de la comunidad autónoma tras ceder ante los condicionantes de Vox, los cuales provocarán importantes cambios en esta región española. Mazón quería que el protagonista de la jornada fuera Pérez Llorca, por ser su investidura una victoria para el Partido Popular, que logra evitar las urnas en uno de sus momentos más débiles en los últimos años. Unos comicios electorales que los de Feijóo esquivan dando alas al programa electoral de los que, a día de hoy, son su principal rival a la hora de recabar votos, los de Abascal. 

Dar el protagonismo a Pérez Llorca o eludir el foco mediático, ahí queda la duda de los pasos de puntillas para no hacer mucho ruido que dio Mazón en Les Corts el 27 de noviembre. Fueron 17 minutos en los que solo pronunció una silaba y en los que, tras finalizar la votación y dar la mano en señal de enhorabuena, como marca el protocolo no escrito, a Pérez Llorca, ni siquiera aguardó para aparecer en la foto de grupo de los miembros del Partido Popular frente a la tribuna. Sí, puede ser que la intención fuera que los focos se dirigieran hacia el nuevo presidente valenciano y que sus primeros minutos al frente del Ejecutivo de esta región no se vieran contaminados por alguien que no deja de propiciar titulares en la prensa, debido a sus continuadas mentiras y el abandono que hizo de sus funciones el día que se produjo unas de las mayores catástrofes que se recuerdan en España en este siglo.

En estos momentos, Mazón se torna en un lastre para su partido, una de las figuras que más condicionan la imagen pública del PP. Si bien, eso es de puertas para fuera, porque en los interiores, a pesar de todo, los abrazos y gestos de apoyo todavía se producen. 

Carlos Mazón dejó de ser oficialmente presidente de la Generalitat Valenciana este 27 de noviembre. Un año y un mes más tarde de la DANA todavía seguía ahí, y seguirá pues se aferra al escaño más por motivaciones personales que políticas. El alicantino continuará cruzando la puerta del hemiciclo para ocupar un asiento, algo que presenciarán las víctimas y familiares de los 229 fallecidos que dejó el trágico 29 de octubre de 2024. Una fecha que será siempre recordada en Valencia por el inmenso dolor que provocó. Un drama que transcurrió mientras el presidente de esta región, sin inmutarse demasiado, pasó una tarde completa en el reservado de un restaurante, abandonando sus funciones ante semejante situación de emergencia y estando desaparecido durante una hora completa, en la que se presupone que haría de todo menos coordinarse con el CECOPI. 

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