Cristina de Borbón y Grecia e Iñaki Urdangarin mantuvieron una vida discreta en Barcelona hasta que decidieron comprarse un palacete en Pedralbes que les costó 6 millones de euros. La pareja, además destinó unos 3 millones a reformas. El rey Juan Carlos prestó a la pareja 1,2 millones de euros para poder hacerse con la casa de sus sueños. La compra del palacete puso en el punto de mira al matrimonio, que fueron objeto de críticas por parte de la ciudadanía por su ostentación.

Foto del palacete de Pedralbes cuando se puso en venta en el portal Barcelona Rent

Huida a Washington

Cuando el rey Juan Carlos prohibió a Urdangarin cualquier tipo de iniciativa empresarial acabó exiliado a Washington con la excusa de su trabajo en Telefónica cuando fue nombrado director para Estados Unidos y América Latina. La familia se instaló en uno de los barrios más selectos de la ciudad y tenían como vecinos, entre otros, a Uma Thurman. La masión constaba de 3 plantas de 600 metros cuadrados cada una, con 7 habitaciones, sótano, piscina y un jardín trasero. Su alquiler era de unos 7.500 euros al mes, pagados por Telefónica, que, al igual que hace con todos los ejecutivos destinados fuera de España, abonó también el colegio de los niños.

Casa en Washington de los Urdangarin-Borbón (Cordon Press)

Traslado a Ginebra

Tras el estallido del caso Nóos, Urdangarin pidió una excedencia en Telefónica y el matrimonio volvió a Barcelona en 2012. Allí la vida se les hizo insoportable. Apenas un año después, Cristina fue nombrada coordinadora del área internacional de la Fundación “la Caixa” y la familia se trasladó a Ginebra, donde siguen viviendo. Esta vez eligieron para su residencia un edifico histórico en pleno casco antiguo de la ciudad. La vivienda cuenta con 12 habitaciones y un jardín posterior.