Por tercera vez desde su ascenso al Trono el rey Felipe se dirigió a los españoles en el habitual mensaje de Navidad que dirige a los españoles. Esta vez lo hizo desde su residencia oficial de La Zarzuela en lugar , como el pasado año, del Palacio Real.

Observé un tono muy rompedor en lo referido a la forma. Felipe VI quiso mimetizarse como un “primus inter pares” sin ataduras demasiado convencionales, utilizando un lenguaje de la calle.

También rompió la costumbre habitual de referirse a los problemas “políticos” para hincar el diente en los “problemas sociales” que son los que realmente preocupan a la ciudadanía. Contrariamente a lo que dicen pensar del mensaje algunos dirigentes, por ejemplo, de “Podemos”, yo entiendo que el Jefe del Estado hizo un buen catálogo de esos problemas y llamó a resolverlos de la única manera posible: sensibilidad, solidaridad y diálogo. El resto serían meros brindis al sol de lo que tanto saben en otras latitudes donde regímenes que tanto invocan al “pueblo” y, finalmente, terminan por destruirlo.

En su papel

De todos es sabido ya que el Rey no gobierna, ni manda. Sólo representa al pueblo al que sirve. En el escaso tiempo en el que ciñe la Corona don Felipe ha sabido estar en su rol constitucional cumpliendo escrupulosamente el papel que le reserva la Constitución. Esta es la verdad. Y así es entendido por una inmensa mayoría de españoles.

Incluso con la grave crisis política surgida tras dos elecciones generales consecutivas el Monarca no se apartó ni un ápice de ese cometido de rey constitucional situándose por encima de las banderías para intentar llevar a cabo la misión por la que se le paga.

Referéndum

Tal y como están las cosas y lo que parece ser el devenir de los tiempos he escrito en este mismo papel digital en varias ocasiones que la Monarquía , como forma de Estado y de gobierno, no tendrá más remedio que someterse al veredicto del pueblo. Ya sabemos lo que se votó en la Constitución del 78 pero ese argumento se está quedando un tanto transnochado.

No parece que sea ahora el momento pero como dice el general Julio Rodríguez, nada sospechoso precisamente de militar en un partido monárquico, el Rey ganaría de calle mantenerse en su actual puesto como cabeza visible del propio Estado.

En definitiva, todo mensaje, todo discurso, cualquier pieza oratoria tiene su aquel. Sinceramente creo que don Felipe hizo en la Nochebuena del 2016 el discurso que correspondía.

Y no era nada fácil.