Vox continúa con su cruzada por ganar la batalla cultural. Ahora, el foco se pone sobre la asociación La Vorágine, colectivo santanderino que en seis años ha realizado 920 eventos a los que han asistido cerca de 29.000 personas. Especialmente crítica ha sido la formación de ultraderecha con la performance realizada por este espacio cultural para recrear en el Paraninfo de La Magdalena lo que fue el primer campo de concentración del franquismo.

La instantánea tiene 80 años, pero, todavía hoy, a pesar de pronunciar a viva voz que no merece la pena abrir heridas del pasado, Vox lucha contra todo aquello que recuerde la memoria histórica de las víctimas. Por ello, los de Abascal en Santander han pedido prohibir las subvenciones a los colectivos que realicen actos “con sesgo ideológico o político”.

La Vorágine ha contestado de forma tajante en un comunicado. La situación se agrava, ya que la derecha, con el respaldo del PP, partido mayoritario en la capital cántabra, propondrá una proposición no de ley para acabar con las subvenciones, poner una multa administrativa y pedir el cese a los miembros del colectivo.

“Las consecuencias ya se pueden sentir en las instituciones públicas por la entrada de partidos minoritarios de ultraderecha”, alerta la asociación, pero no se queda ahí: “Queremos alertar sobre el esfuerzo totalitario de esta formación por definir qué es cultura y qué no es cultura, por vaciar de contenido “político” a la cultura como si todo acto en la vida y, por lo tanto, en la cultura no fuera un acto político. Consideramos que el ataque de Vox no es a La Vorágine, aunque se centre en este colectivo, sino que nos utiliza como disculpa en su proyecto para cercenar la libertad de expresión, para eliminar el disenso y homogeneizar una sociedad que es diversa, plural y libre”.

Sobre la escenificación y recreación que suscitó la polémica y la beligerancia de la extrema derecha española, desde La Vorágine recitan: “En el performance poliético que tanto ha molestado a esta formación se escuchó la poesía de Ángela Figuera Aymerich y, como ella escribió: «No quiero… que decreten lo que es poesía. / No quiero amar en secreto, / llorar en secreto / cantar en secreto. / No quiero / que me tapen la boca / cuando digo no quiero…»”.

Nueva guerra de Abascal y su pléyade a nivel autonómico. El pleno de este jueves en el Ayuntamiento de Santander, clave para saber qué harán sus socios de gobierno.