La semana pasada, la Policía Nacional detuvo en Parla (Madrid) a Abdelaziz A.A, el primer yihadista en España con un listado de posibles víctimas. Un directorio en el que estaba, tal y como apunta el periódico 'El Mundo', la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, además de un importante directivo de Bankia. De hecho, de este último tenía datos de su vehículo. 

Asimismo, según han informado fuentes jurídicas al citado medio, el hombre tenía como objetivos varias estaciones del Metro de Madrid. A saber: Concha Espina (estadio Santiago Bernabéu), Alonso Martínez (Audiencia Nacional) y Nuevos Ministerios. Igualmente, en la documentación incautada por los agentes de la Policía, también había varios vídeos con trayectos grabados desplazándose el detenido por la capital en Cercanías. 

Abdelaziz A.A se encuentra ya en prisión, después de que el juez instructor de la Audiencia Santiago Pedraza señalará que estaba en "condiciones de cometer un atentado en nombre del grupo terrorista Daesh", ISIS por sus siglas en ingles.. En este aspecto, al detenido también se le incautó unas imágenes en las que aparecía jurando lealtad a Abu Baker Al Baghdadi, líder del grupo yihadista. 

Por otra parte, los expertos también señalan que Abdelaziz A.A podría estar detrás de la plataforma mediática Muntasir Media, la misma que difundió un vídeo amenazando al juez José de la Mata, magistrado de la Audiencia Nacional. No obstante, indican que no actuó solo, puesto que carece de los conocimientos necesarios para realizar todas las tareas que se realizaron. 

Alega que no había intención "real terrorista"

En su declaración ante el juez Pedraza, el detenido alegó que no había intención "real terrorista" detrás de los vídeos, aunque admitió haberlos grabado. Según este, decidió hacerlo como modo de protesta por el "descontento y enfado" por la situación de la comunidad islámica en España y el mundo. 

E igualmente, también desmintió ser la persona que realizó la grabación de las imágenes de Muntasir Media. Una responsabilidad que atribuyó a una tercera persona, aunque los investigadores han podido confirmar que su cara sale reflejada en los cristales de los vídeos incautados dentro del Cercanías.