La celebración del 130 Aniversario de UGT se convirtió este domingo en una defensa del trabajo del encarcelado Luiz Inácio Lula da Silva y en un toque de atención de lo que está sucediendo en Brasil. Quien más aplausos arrancó, en varias ocasiones, en un acto de apoyo moderado por Angélica Rubio, directora de Elplural.com, fue Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil.

Lo primero que dijo Rousseff fue que estamos viviendo en un mundo en el que la lógica es la concentración de riquezas en manos de los accionistas de las grandes empresas y de los altos funcionarios, en detrimento de los pequeños negocios, de los trabajadores y de todos aquellos que dan su vida por el trabajo. A su juicio, la consecuencia más perversa de esto es una regulación del trabajo que potenciaría el trabajo precario y un intento de destruir los sindicatos. Recordó que los son el producto de la acción común de los trabajadores. “No dejaremos destruir a los sindicatos”, avisó.

Dilma Rousseff y Pepe Álvarez

La expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff y el secretario general de UGT, Pepe Álvarez

Después, expuso cómo Lula da Silva pasó de las luchas sindicales de Brasil a la construcción del Partido de los Trabajadores un partido, “que se tornó en el mayor partido de izquierdas de Brasil”. Añadió que su país vive un momento muy especial, po la emergencia simultánea del neofascismo y de la agenda neoliberal. Sostuvo que el impeachment que la desalojó del Gobierno y el proceso contra Lula da Silva, lo que denominó como “persecución”, fue un golpe de Estado.

Estamos acostumbrados a golpes de Estado en Latinoamérica. Pero, el de éste, es un padrón diferente de golpe. No es como los anteriores. Ahora, se ataca al árbol de la democracia desde dentro”, aseveró. Apuntó a que progresivamente se está atacando al sistema de Justicia y al sistema parlamentario de Brasil, con la colaboración de algunos medios de comunicación. Según sus palabras, el objetivo del golpe era cambiar la política social y económica de Brasil, implantar un modelo neoliberal, hacer reformas neoliberales.

Rousseff desgranó las razones por las que sube al Gobierno “una persona con las características de Jair Bolsonaro”. “Han hecho la más dura reforma laboral. Han transformado a un trabajador en una empresa individual. Uno de los efectos del golpe fue la destrucción del centro y de partidos de derecha, abriendo espacio para la extrema derecha. Todos sabían que [Bolsonaro] era un protofascista”, manifestó. Subrayó que, en Brasil, están metidos en una gran trampa: “Siempre pensaron que cuando fuera presidente, lo modelarían. Pero, la historia demuestra que no se modela a los fascistas”. Consideró que ahora está fuera de contral.

Puso como prueba la destrucción de la Amazonia. Rousseff alegó que ésta es deliverada porque pretende entregar parte de la Amazonia. “Bolsonaro quiere ciertamente las maderas de la Amazonia, que son de gran cualidad. Quiere la explotación mineral, porque hay oro. Quiere la diversidad mineral”, pronunció. En ese momento, el auditorio aplaudió a la expresidenta. “Nosotros sabemos que la Amazonia tiene la mayor reserva de potasio. Es una gestión de soberanía de nuestro país, de nuestra riqueza. Brasil sin la Amazonia no es Brasil”, alertó. Igualmente, señaló que la joya de la corona es Petrobras y que Bolsonaro quiere venderla. Destacó que Lula da Silva “representa el combate a esta destrucción de la democracia”.

UGT respaldando a Dilma Rousseff en el acto final de la conmemoración de los 130 años del sindicato

Dilma Rousseff, Pepe Álvarez, Edineia da Silva y Pedro Hojas

“Sabían que no había pruebas contra Lula. Se presentó a la policía porque teníamos que probar que no teníamos miedo porque somos inocentes. No queríamos salir de Brasil fugitivos”, pronunció. Recibió más aplausos por ello. “Ahora los fiscales quieren sacar a Lula rápidamente de la prisión. Podría ya salir por haber cumplido parte de la condena, pero él quiere salir de prisión como lo que es, un inocente. Yo creo que Lula hoy representa el sueño de que otro mundo es posible”, concluyó. Dejó en el ambiente el mensaje de que, en la democracia, la primera víctima es la verdad.

Pepe Álvarez, secretario general de UGT, que el próximo 10 de octubre visitará a Lula da Silva, tomó la palabra. “Lula padece la persecución por su trabajo. Lula es un ejemplo para todos y para todas. Lo es también para América Latina. Y nosotros, que nos sentimos parte de esa América Latina y nos sentimos siempre cuando agreden y pisotean los derechos humanos en la frontera de México con EE UU, estamos con el latinoaméricano. No con el opresor”, resaltó. Aseguró que “está en juego la libertad de Lula, pero están en juego los derechos del continente americano”.

Matizó que ese aniversario será recordado porque “una organización más que centenaria levanta la voz para defender a uno de los líderes mundiales más importantes; un líder mundial que lucha desde la prisión, ayer desde el Gobierno, para conseguir una sociedad más justa”. Certificó que no podrán acabar con él ni las conspiraciones de policías ni las de los fiscales. “Lula es un hombre bueno. Lula es el Mandela de los trabajadores y trabajadoras del mundo de hoy. ¡Viva Lula Libre! ¡Viva Brasil Libre!”, terminó. A él también le aplaudieron. Se fundió en un abrazo con Rousseff. Los asistentes gritaron “Lula Libre”.

En el acto también intervinieron Pedro Hojas, secretario general de UGT-FICA, y Edineia da Silva, coordinadora en Madrid del Partido de los Trabajadores de Brasil. Hojas insistió en que, para los que creen en un mundo mejor, “Lula es un referente”. Afirmó que los gobiernos del Partido de los Trabajadores, con Lula da Silva y Dilma Rousseff, “demostraron que es posible gobernar para los más desfavorecidos”. Por ello, “no podemos consentir que exista un preso político en un régimen ultraderechista”. Edineia da Silva lamentó que actualmente “Brasil es un estado de Derecho de paragolpistas” y reclamó la anulación de los juicios contra Lula.