En plena polémica por las cloacas del Estado, el exministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, que tendría algo que decir al respecto, se ocupa en su columna habitual en La Razón del Procés. El artículo es una sucesión de muestras de cinismo, salpicadas con interpretaciones falaces de la realidad.

Que la sentencia del Tribunal Constitucional contra Estatut fuera el detonante del Procés, como afirma Fernández Díaz, es cierto, pero olvida que su partido, el PP, fue el que recogió firmas y firmas para presentar recurso de inconstitucionalidad contra una norma que había sido aprobada con amplísimo consenso en Cataluña y refrendada a continuación en el Congreso de los Diputados.

Un Estatut que en ese momento hubiera generado un clima de paz y tranquilidad. Pero el Partido Popular eligió una vez más entrar en conflicto. También lo vimos con la oposición a las negociaciones de paz con ETA y, ahora, con los muertos de la pandemia. 

Pero el exministro no se queda allí. En su crítica infundada, llama al Estatuto de Autonomía de Cataluña Estatut de Maragall. ¿Era necesario? El Estatut era de los catalanes y de los españoles, no de Maragall ¿Por qué machacar a una persona que está en el momento más difícil de su vida? Una persona que dio muchísimo a Cataluña y que lideró un acontecimiento histórico como los Juegos Olímpicos de 1992, merece respeto. No solo como político, sino como ser humano. Pasqual Maragall está luchando contra una cruel enfermedad que le obligó a dejar la política. Señor Fernández Díaz, no es el momento, ni el lugar, ni la forma.

Critica también el exministro a “todo nacionalismo exacerbado”, dando por cierto que su partido no es nacionalista. Esto de los nacionalismos son malos y solo el mío es el bueno es un mantra de la derecha española que nunca deja de ver la paja en el ojo ajeno. A ver si tenemos que creernos que el PP no hace gala de nacionalismo español exacerbado. No es casualidad la obsesión por exhibir la bandera de España, no como un símbolo que representa a todos, sino como arma arrojadiza. 

Para ratificar su inflexible posición, que solo desembocará en más división, la derecha española se opone a la mesa de diálogo con Cataluña, convocada por el presidente Pedro Sánchez, que tendrá lugar este mismo mes. ¿Cuál es la alternativa? ¿Dejar que todo se pudra y volver al inmovilismo de Rajoy Brey, con resultados lamentables?

Para rematar, acaba su artículo con una referencia al tristemente famoso 3% pagado por concesiones de obra pública, que se instauró bajo la sombra de Jordi Pujol. Habrá que pensar que, acaso, Fernández Díaz recurra al tú más, porque la crítica a la corrupción desde el PP solo se puede entender desde la desvergüenza.