Los socialistas españoles entraron en estado de shock pocas horas antes del comienzo de la campaña tras conocerse el ictus que habría sufrido quien fuera su secretario general y referencia política, Alfredo Pérez Rubalcaba. Y fue así porque tras el segundo parte facultativo los líderes territoriales eran conscientes de que el peor de los escenarios se cernía sobre la vida de una de las personas más queridas por la amplia militancia socialista.

Un dirigente madrileño nos comenta como jamás habían sonado los teléfonos con llamadas de simples militantes demandando información, intentando un imposible como hubiera sido poder oír algo así como “Alfredo mejora, podría salvarse” o “Los médicos han dado alguna esperanza”. Pero no fue así porque clínicamente la situación fue prácticamente letal desde la tarde en la que empeoró su estado.

La ilusión con la que los socialistas afrontaban las tres campañas electorales tras una victoria amplia de Pedro Sánchez en las generales y el frontispicio de más victorias que había simbolizado el CIS publicado el día antes, pasaron a un segundo lugar. Los afiliados de todas las provincias y localidades iban a sus Casas de Pueblo y sedes de agrupaciones solo a preguntar “¿Cómo está Rubalcaba? ¿saldrá de esta Alfredo?”. Así nos lo comenta Antonio, veterano militante de Málaga y responsable de la sede de la agrupación socialista de Carretera de Cádiz en Málaga. A sus setenta años recuerda el fallecimiento del histórico presidente Ramón Rubial; el masivo entierro en Madrid del mejor alcalde de la Villa, Enrique Tierno Galván; del vil y cruel asesinato por ETA del senador Enrique Casas o el drama que supuso abrir una profunda herida, aun no cerrada, en el alma de la temprana muerte de Carme Chacón. Antonio, testigo de tantos momentos históricos, alegrías, decepciones, sucesos tristes, descensos y remontadas, no puede reprimir las lágrimas cuando, al teléfono, habla de un carismático y querido líder, Alfredo, a quien conoció en Madrid en su etapa de inmigrante en la capital. Luego, años después, lo volvió  a ver en primarias y nos enseña orgulloso su foto paseando por el paseo marítimo “Antonio Machado”. “Se nos van los mejores”. “Rubalcaba era el tipo más honrado y más inteligente que he conocido. Su carisma era solo comparable a la de Felipe”, me dice Antonio.

Pero este terremoto con epicentro en el corazón de todos los socialistas que ha significado la muerte de Rubalcaba está ejerciendo un fenómeno que podríamos calificar como la conjura del PSOE para rendirle homenaje póstumo en forma de victorias electorales el próximo 26 de mayo. No es literatura épica ni palabras protocolarias este hecho que definimos, se trata de un movimiento casi telúrico que recorre y agita todas y cada una de las agrupaciones socialistas de España. Algo que está sucediendo en apenas 24 horas y que ha hecho que los afiliados rasos y sin graduación, cargos medianos y grandes, responsables orgánicos en institucionales, desde Ferraz a  la más pequeña de las territoriales socialistas pasen de la conmoción por su pérdida irreparable, a la conjuración tácita y también públicas para dedicar todas las victorias posibles del 26M a Rubalcaba

Si es verdad que hoy los militantes del PSOE, sin distinción ni sectores, se hallan rotos de dolor, no es menos cierto que también están henchidos de orgullo por la difusión de la biografía de la aportación que a la historia de España, a las libertades y a la democracia tuvo el cántabro. Además ese orgullo es más amplio tras contemplar cómo, salvo excepciones ignominiosas como Vox, el resto de fuerzas políticas y representantes de otras formaciones lo reconocen como un gran estadista y un autentico patriota.

Los socialistas lloran hoy como lo hicieron ayer sin disimulos Jaime Lissavetzky, Susana Díaz, Miquel Iceta o Javier Solana; la familia socialista tiene el rostro compungido y triste como el que mostraron ayer el mismísimo Pedro Sánchez o Felipe González, literalmente roto por dentro. El rictus de la militancia es serio de toda seriedad como el que vimos a José Luis Rodríguez Zapatero; todos los afiliados del partido de Pablo Iglesias Posse se encuentran profundamente afectados y “tocados” por el fallecimiento de Rubalcaba pero eso mismo espolea a los socialistas, como una especie de milagro laico de Alfredo.

Desde distintas federaciones el PSOE quiere convertir las elecciones en el último tributo a su ex secretario general y a quien ha sido todo, salvo presidente de Gobierno. Si a estas elecciones el PSOE acudía unido y aparcando coyunturales y nimias diferencias, Rubalcaba ha ejercido de Loctite fulminante, de pegamento fuerte y rápido para unir a todos y conseguir un objetivo común: ganar y ganar bien en ayuntamientos, asambleas regionales y escaños europeos. Porque todo ello serán rosas rojas que le enviarán en forma de último tributo al grande, querido y llorado ALFREDO  PEREZ RUBALCABA… como él hubiera querido.