Albert Rivera se negó a asistir a la reunión convocada por Santiago Abascal este martes en el Congreso de los Diputados. Sí lo hizo Pablo Casado, evidenciando que el problema existente en la derecha no es más que el de las ínfulas particulares y el desdén recíproco de naranjas y ultras. Más tarde, a las 19 horas de la tarde, Ignacio Aguado sí que dio su brazo a torcer y se reunió y fotografió junto a Rocío Monasterio.

¿Sirvió para algo? Nada más lejos de la realidad. Los de Rivera siguen empeñados en que Vox pase por el aro impuesto por sus acuerdos programáticos con el PP y rinda pleitesía apoyando sin condiciones gobiernos en coalición exclusivos con populares y excluyentes con la extrema derecha. Pero la fórmula andaluza no convence a la primera plana de la formación ultraderechista. Iván Espinosa de los Monteros, plenipotenciario en las gestiones de negociación, ha insistido en ello. Y Monasterio ha dado el rejonazo definitivo en la Asamblea de Madrid.

Isabel Díaz Ayuso ve en la reunión celebrada una oportunidad: “Lo importante es que ya se sientan en la misma mesa y a lo largo de estos días solo habíamos conseguido un café muy furtivo. Ahora ya vemos que hay más temas en común que aspectos que nos separan. Yo, en mi intervención en la sesión de Investidura, haré hincapié en seguir reuniéndonos en una mesa a tres. De nada sirve hacer gestos de ultima hora, debemos dar la cara”, ha insistido, antes de añadir que en Madrid hay dos modelos: “El Madrid de las izquierdas, que divide y empobrece, y al otro lado, tres partidos que tenemos muchos puntos de acuerdo para hacer una ciudad mejor”.

Rocío Monasterio, a su entrada en la cámara regional, ha sido más breve pero ha respaldado a su homóloga popular: “Ayer empezó el camino. Solo hablando se entiende la gente. Tuvimos la primera reunión y estoy muy contenta. Sigo con la mano tendida para que no haya elecciones”. Postura firme la defendida por la dirigente pero mano tendida en todo momento para alcanzar una mayoría que sonría a los intereses de la derecha.

Sin embargo, Ignacio Aguado ha sido mucho más inflexible. “Esta todo dicho. La decisión de Vox de no apoyar la investidura nos aboca a una repetición electoral que estoy convencido de que ningún madrileño quiere". Ciudadanos da portazo a los ultras, el PP se esfuerza de forma ímproba para lograr un pacto a la desesperada y Rocío Monasterio sonríe ante la evidencia: Vox es necesario y no asumirá el 'trágala' de sus socios.