Es inevitable hablar con Esperanza Aguirre y no hacerlo de las mujeres de su vida. Al menos de su vida actual.

No hay mayor desprecio que...

La primera de ellas, Cristina Cifuentes, a la que cita una sola vez, una, en las 342 páginas de su libro. Menos que, por ejemplo, que a Hugo Chávez o a Fidel Castro, aunque, una más que a Alberto Ruiz-Gallardón. Un desprecio que, sin embargo, tiene poco que ver con el evidente pulso que llevan años sosteniendo en el PP de Madrid. Aunque al principio, Aguirre mimaba a Cifuentes.

¿De cuándo viene el desencuentro -le preguntamos- entre quien nos dijeron que llamaba Cristinita y ella? “En mi móvil la tengo por Cifu -nos revela-. Y a ella la llamo Cris. Nunca ha sido Cristinita. Cristina Cifuentes ha colaborado conmigo desde el minuto uno, desde que llegué a la CAM. Primero como vicepresidenta. En el partido era jefa de territorial, que es donde está el poder en el partido, y siempre ha tenido una presencia importante en el partido de Madrid y siempre he tenido una buena relación con ella y la sigo teniendo. Otra cosa es que yo no soy partidaria de que toda la política consista en aumentar el gasto y el déficit, claro”.

Carmena no tiene sentido del humor

En cuanto a la otra mujer que ahora tiene en su vida, en concreto también en frente, pero aquí no en el partido, sino en el Ayuntamiento, Manuela Carmena, también niega una mala relación. Aunque… “Yo no tengo ningún problema con ella en lo personal -dice-, es un ser extraordinariamente cortés y amable… Otra cosa es que no tiene ningún sentido del humor y a mí me divierte hacer bromas y a elle le parece un atentado a su dignidad”.