La decisión de Pablo Casado de que Cayetana Álvarez de Toledo vaya por el Partido Popular como número 1 por Barcelona a los próximos comicios, se augura cuanto menos espinosa para el sentido común y poco empática con los ciudadanos de esa Catalunya. Para todos. No olvidemos que algo más de la mitad de la población catalana no comparte las ideas del independentismo, pero tampoco abrazan en su mayoría la ideología de don José María Aznar, quien arropa como hijos favoritos a los actuales dirigentes del PP. 

Pero es que además, la candidata  lo pone difícil. No me refiero a que su nacionalidad sea argentina y francesa de origen y española adquirida apenas en 2008, ni a que en sus raíces no se asienten la Moreneta, los aplecs, los canelons de San Esteban o a que no haya sentido como droga en vena los acordes del Cant dels ocells, al violonchelo de Pau Casals. Porque, aunque Pau Casals es internacional -basta recordar su encuentro con John F. Kennedy en la Casa Blanca, a pedido del propio presidente de los Estados Unidos-, nunca dejará de ser una seña de identidad catalana. Y esas son señas de identidad que se tienen o no y desde luego, sin necesidad de alardes soberanistas.

El problema real con la marquesa de Casa Fuerte es que todo eso le importa un ardite y, más aún, que el idioma catalán le resulta no solo indiferente, sino parece que innecesario. De hecho, adelantándose a las críticas, lo ha expresado así: “Cuánto más veces digan ‘Cayetana es de fuera’, ‘no habla catalán’ o ‘no tiene derecho a representarnos’ más poderoso será el sentido de esta candidatura del PP”

Antes de que los de Torra abrieran la boca, la crítica le ha venido de casa. Ha sido su correligionario, el eurodiputado del PP Santi Fisas, quien en Twitter ha saltado ante tales declaraciones: “Decir que no hablar catalán da más sentido a tu candidatura es un desprecio a Catalunya y a la lengua catalana. Así no se combate la autodeterminación”.

El problema real con la marquesa de Casa Fuerte es que todo eso le importa un ardite y, más aún, que el idioma catalán le resulta no solo indiferente, sino parece que innecesario

La identidad cultural, la propia habla es un legado a respetar y conservar. Tome ejemplo de Francine Armengol, la presidenta balear del PSIB que aguanta carros y carretas de críticas de los de usted por pedir respeto para la identidad balear, subrayando que es un territorio en el que se hablan muchas lenguas y mostrando su orgullo por ello. Entre los acuerdos de su gobierno, ha recuperado el decreto que regula el uso del catalán en la administración y que estuvo vigente desde la Ley de Normalización lingüística aprobada por el Gobierno del PP de Gabriel Cañellas, hasta que lo derogó su sucesor José Ramón Bauzá, también compañero del PP.

Cuando uno va a casa de los demás debe primar la cortesía y ser considerado con las costumbres de los otros. Fíjese señora candidata en los independentistas que visitaron Madrid este fin de semana: se manifestaron, gritaron y corearon… en impecable castellano. Eso es buena educación para con los anfitriones. Lo que no se puede es entrar como un caballo en una cacharrería criticando los muebles.

Enric Sopena es Presidente ad Meritum y fundador de ElPlural.com