El flamante nuevo presidente del PP, Pablo Casado, ha defendido una política de inmigración "realista" y "no buenista" y ha replicado a quienes le llaman radical por sus posiciones en este tema que dicha expresión viene de la palabra "raíz" y supone "tener las cosas claras".

En su discurso ante la Junta Directiva Regional del PP de Madrid, Casado ha señalado que, cuando ha gobernado el PP, "no ha habido problemas con la acogida de inmigrantes", y se ha remontado a los años noventa, en parte de los cuales fue presidente José María Aznar, para señalar que entonces "no hubo problemas" con la acogida de inmigrantes, que fue "ordenada y legal, integrada y sin guetos".

Feliz de ser radical

"Nos llaman radicales", ha admitido Casado, cuyas palabras sobre la inmigración de este fin de semana, cuando dijo que no había papeles para todos, han sido muy criticadas. Pero ha insistido en que la expresión "radical" viene de "raíz" y eso supone "tener las cosas claras", hablar con "independencia" y "no ir por las ramas", además de ser "fiel a los principios". Y tras insistir en que los principios del PP no solo son los correctos sino que además han sido "los más eficaces", ha defendido una política de inmigración que tenga en cuenta en primer lugar la seguridad y en segundo la solidaridad.

Así, ha apuntado que lo primero que hay que hacer es garantizar la seguridad en las fronteras y tratar la inmigración "en origen", con una mayor implicación del Frontex (la agencia europea de la guardia de fronteras y costas), con la coordinación con las armadas de países vecinos y con el apoyo a la Guardia Civil y la Policía. Y un apoyo, ha añadido, que incluya la "censura" a las agresiones con cal viva, como las dirigidas a agentes de la Guardia Civil hace cuatro días en un asalto a la valla de Ceuta.

En cuanto a la solidaridad, Pablo Casado ha reiterado esta tarde que la izquierda "no tiene el monopolio de los buenos sentimientos", y esta política "no se arregla" colocando un cartel de "bienvenidos refugiados", como hizo el ayuntamiento de Madrid en su fachada.

Tras insistir en defender la política de inmigración de los noventa, subrayar que  España fue "un ejemplo para todo el mundo" y recordar que durante la crisis económica "muchos volvieron a sus países de origen sin ningún problema", ha lamentado que en 2008 "el problema volvió" con la apelación de "papeles para todos". Y eso, ha señalado, es "como lo que está sucediendo ahora". Pablo Casado ha asegurado no compartir las políticas del gobierno italiano que encabeza Matteo Salvini, que están provocando que se estén buscando "otras rutas hacia España".

Insiste en la mentira del Acuarius

Pero, igualmente, ha rechazado la política del Gobierno de Pedro Sánchez insistiendo en la falsedad de que fue a "hacerse fotos" con la llegada de un barco a Valencia, en alusión al Acuarius, mientras al mismo tiempo llegaban seiscientas personas a Almería y "nadie decía nada", pese a que ni Pedro Sánchez, ni nadie de su Gobierno acudió a recibir o a hacerse fotos con el barco de los refugiados. 

"La demagogia no es buena ni para España ni para los inmigrantes extorsionados", ha apuntado Casado, quien ha insistido en que la inmigración debe de abordarse desde una "perspectiva realista y sincera y no buenista y demagógica", pese a que las cifras de inmigración actuales no son más altas que durante el Gobierno de Rajoy