El PP andaluz y malagueño llevaba unas semanas preparando con denuedo el acto que este domingo ha protagonizado Pablo Casado en Málaga. Tenía tres fines. Por un lado intentar reconciliarse con el nuevo líder nacional surgido de unas primarias donde los populares andaluces apostaron intensamente por Soraya Saénz de Santamaría… y perdieron.

Otro objetivo era iniciar con fuerza la precampaña electoral respaldando al candidato regional, Juan Manuel Moreno Bonilla, que literalmente se juega su futuro, el ser o no seguir siendo alguien en política, en las elecciones andaluzas del 2 de diciembre.

Un tercer objetivo era llenar un espacio céntrico, emblemático y amplio de la capital malagueña como era el inicialmente previsto, la Plaza de la Constitución y hacer con ello una demostración de fuerza y mucho más tras haberla llevado hace unas semanas a los reales y grandes enemigos electorales, Ciudadanos con Albert Rivera.

Pero un fenómeno climatológico con nombre de mujer, Leslie, se encargó de aguar la fiesta –nunca mejor dicho lo de “aguar”-. Y es que ante las amenazas de lluvia y viento según recorrido del huracán (hasta pocas horas antes se pensaba que afectaría a Málaga), la organización decidió la noche antes cambiar la sede del acto por el salón del hotel NH con un aforo de unas 800 personas.

Con ese accidentado preámbulo comenzó el acto que además el PP nacional quiso convertir en una extensión del Día de la Hispanidad. Para ello se dieron centenares de banderas a los afiliados que llenaron el local. Tanta fue la bandera repartida y el éxtasis humano en agitarlas, que el acto por momentos asemejaba a un homenaje a la bandera nacional con un aspecto de estar en un mitin de Vox o Falange más que del PP. Esta decisión, posiblemente cursada desde Génova 13, dio al traste con el objetivo de que el acto fuera una plataforma de apoyo a Moreno Bonilla en sus difíciles aspiraciones de ser presidente de la Junta.

Acto de Casado en Málaga

Con este contenido estético sin ninguna simbología andaluza, lo autonómico pasó a un segundo plano, el discurso regional quedó subsumido y anulado por la relevancia de España, el Estado, la secesión, la Moncloa, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias e incluso ETA y la kale borroka catalana. Un dato, solo una, exclusivamente una bandera andaluza frente a un mar de centenares de rojigualdas, pudo verse durante todo el acto. Y fue precisamente una bandera que tuvo que sacar el propio Moreno Bonilla durante unos segundos de su intervención en modo Arrimadas en el Parlament y que curiosamente, tras su intervención le fue entregada a alguien de la organización que la dobló y la guardó como se aprecia en la fotografía.

Un hombre guarda la bandera de Andalucía

Por lo demás el mitin fue un acto duro, muy duro en cuanto los ataques directos al Partido Socialista, a Pedro Sánchez, a los independentistas y a los podemitas “provenezolanos”. Casado en un mismo sacó lo metió todo. Fue un discurso muy conservador, y el de los otros intervinientes también, que indican varias cosas. Por un lado que duelen mucho las heridas de la moción de censura y del desplazamiento del PP del centro de poder. Por otro mostraba una sensación de nervios y reservas ante unas encuestas que indican que el PP podría darse el gran golpetazo en las elecciones andaluzas, lo que implicaría además de la firma del finiquito para Moreno Bonilla, una auténtica debacle para el nuevo PP de Casado ante los siguientes compromisos electorales: municipales, autonómicas, europeas y posteriores generales. Sería empezar con muy mal pie, con crisis internas en el partido y muy especialmente grave si Ciudadanos le sorpassa o se acerca demasiado soplándole el cogote. Eso, todo eso se notaba en el ambiente y en el tono agrio e intensamente agresivo.

Banderas de España en el acto de Casado en Málaga

El acto también sirvió para conocer las ideas que el nuevo PP de Casado va a trasladar al territorial andaluz para que sean la guía y argumentario de campaña. Andalucía como régimen clientelar, los cuarenta años de gobierno que recuerdan a Franco (en realidad son 36), la corrupción socialistas como elemento sistémico, la amenaza de la política económica de Sánchez dictada por el “Vicepresidente” Pablo Iglesias; la amenaza a la unidad de España por la política del otro nuevo “Vicepresidente” de Política Territorial de la Moncloa como es Quim Torra y por último, los ataques a Ciudadanos sin atreverse a nombrarlos por si acaso son necesarios para gobernar. Un mensaje intenso que se va a repetir durante toda la campaña hasta la saciedad: Votad al PP porque somos los únicos garantes de que el voto no servirá para apoyar a los socialistas”. Un mensaje para no perder más votos por el flanco de Ciudadanos y por el lado de Vox. Eso sí, sin nombrarlos no vaya a ser que se mosqueen y sin banderas andaluzas a 50 días de las elecciones autonómicas y con el candidato a la presidencia de la Junta presente. ¡¡¡España presente!!!