La nueva Vicepresidenta del Gobierno, la mujer políticamente más poderosa e influyente de España desde la pasada semana, es una mujer que levanta pasiones contradictorias. A la cordobesa o se la quiere y admira (desde la izquierda) o se la rechaza de plano (desde sectores conservadores) y se sitúa en el eje de la diana de las críticas, provenientes casi siempre de la derecha mediática y la caverna machista.
Apasionada, vehemente, habladora y locuaz
Quienes la conocen, saben bien que Carmen Calvo defiende sus argumentos de manera vehemente, con pasión y contundencia y, aunque te escucha, es dificil que se "baje del burro" de un supuesto error en la tesis que defienda frente al interlocutor. Si se equivoca sabe cómo encontrar caminos verbales o atajos dialécticos que minimicen el error. Su conversación es fluida. Es más, le gusta hablar hasta la extenuación pero eso sí, con bases intelectuales muy sólidas en los distintos temas que aborde.
Activista del feminismo desde adolescencia
Este carácter, que ha moderado algo con el tiempo, proviene de su biografía vital. Nada le ha sido regalado y todo lo que ha sido y hoy es lo ha tenido que pelear en un contexto de machismo defendiendo a ultranza la igualdad de la mujer y militando en el feminismo activista. Calvo es feminista desde aquellos momentos en los que serlo te podía llevar ante un juez y de ahí a la cárcel. Desde adolescente, de jovensísima estudiante en la Facultad de Derecho de Sevilla en 1974, ya abrazaba esa causa y hacía activismo en la fe violeta.
Hay que remontarse a sus modestos orígenes familiares para contextualizar su vida. Nacida en Cabra -"su pueblo y el mío"-, belliísima localidad de la Subbética cordobesa con algo más de 20.000 habitantes, esta ciudad le ha marcado desde siempre con ese halo cultural que, mito o no, ha impregnado a muchos de sus paisanos por poseer un instituto de bachillerato por el que pasaron personajes como el presidente de la II República, Alcalá Zamora; el "padre" de la patria andaluza, Blas Infante; el presidente del Congreso, Martín Belda o un protector de la institución como Juan Valera.
Esta localidad posee una rica huerta, hoy muy reducida por el desarrollismo constructor que hizo que hoy haya "plantados" pisos donde antes "residían" patatas, lechugas, escarolas, zanahorias, tomates o pepinos. Esos son sus modestos orígenes por la labor de su familia. Unos padres sencillos, ya fallecidos, y que hacen que los tres hermanos Calvo (Pepe, Carmen y Paco) se sientan orgullosos de donde vienen y de lo conseguido. El mayor de los hermanos, José, fue alcalde de la ciudad entre 1991 y 2000 por el Partido Andalucista, diputado autonómico y portavoz parlamentario de la formación además de un muy prolífico y cotizado escritor.
Colegio de Monjas: Las Escolapias
Carmen, como tantos niños egabrenses de todo tipo de clase social, dio sus primeros pasos en la escuela en el Colegio de San José, un colegio religioso muy popular regentado por las Madres Escolapias. Allí, con babatel del centro y en un enclave de barrio antiguo, el de la Villa, subía todas las mañanas las empinadas cuestas que la llevaban a sus primera aulas. Aulas que con los años y a 70 kilómetros de allí, en la Facultad de Derecho de Córdoba, le han servido para ser una profesora de las más expertas y reputadas en Derecho constitucional del panorama nacional.
Se ha intentado mostrar a la actual vicepresidenta como una persona sin pasado político, que llegó al PSOE tarde para desempeñar distintos cargos públicos de relevancia. Nada más lejos de la realidad. Sobre lo segundo, sobre una supuesta ambición política desmesurada, la cordobesa tuvo antes de su entrada en el Partido Socialista distintas ofertas que rechazó. El poder siempre la ha tendido puentes y ofrecido espacio y no siempre lo aceptó. Y sobre que se comprometió políticamente tarde es totalmente falso. Hay quien la recuerda antes de que el dictador Franco falleciese, desde 1974, haciendo proselitismo político antifranquista y como no pudo ser de otra forma, defendiendo en esos tiempos duros y difíciles para los demócratas, la bandera del feminismo. La Agrupación Democrática de la Mujer u organizaciones de izquierda como el Partido del Trabajo, la Joven Guardia Roja o Plataformas donde se reunían todas las fuerzas de la oposición clandestina, PSOE incluido, no le fueron ajenas. En esa lucha desde la izquierda y también desde la independencia en la clandestinidad, ya le acompañaba el que con el tiempo fue su primer marido, José Luis Casas (historiador, escritor y uno de los mayores expertos en la figura del presidente de la II República, Niceto Alcalá Zamora) y padre de su única hija, Vanesa, cuyo nombre se le atribuye a la admiración que profesan por la comprometida y activista actriz británica, Vanessa Redgrave.
Cuando finaliza sus estudios en la Universidad de Sevilla, regresa a Córdoba ingresando como profesora titular de su Facultad de Derecho. Más tarde comienza su carrera política como Consejera de Cultura de la Junta. Ni en esos momentos pierde la vinculación con su pueblo natal. No muy lejos del colegio de su niñez, en otro barrio del casco antiguo, lugar de trabajadores y de casas blancas con patios de flores, fachadas encaladas y sureña luz, Carmen adquiere y rehabilita una de esas moradas y hace de ese hogar el lugar de "reposo de la guerrera" y achica el calendario para disfrutar de escapadas de fin de semana y vacacionales. Allí, en el barrio de El Cerro entre casas de cantaores flamencos ilustres, egabrenses humildes, gitanos lorquianos y con olor a pasado árabe, es habitual ver a Calvo barriendo el "zaguán" y la "graílla" de su casa, yendo con el bolso al Mercadona de la calle "Priego", paseando por sus calles tras volver de hacer senderismo en la Vía Verde o bien parándose a cada instante con amigos y vecinos con los que habla con total naturalidad.
Tras la voraz lectura, una de sus aficiones, está el cine. Y por ello se le podrá ver en su pueblo en las cálidas noches de cine como "sueño de verano", al aire libre en el colegio de "Los Grupos". Una afición, la cinéfila, que la llevó a participar en el montaje final de la película María querida interpretando un pequeño papel a las órdenes de José Luis García Sánchez.
Estos y muchos otros son aspectos y características que definen la personalidad de la Vicepresidenta, la que contundentemente dijo que "no pensaba pedir perdón porque le gusten los toros" y se atrevió a ser la pregonera del "Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo"; la que discutió agriamente en su despacho con el presidente de Gobierno Rodríguez Zapatero a propósito de la Dama de Baza -algo que tal vez fuera una de las razones no conocidas de su cese como ministra de Cultura-; la consejera que, como el maestro torero, dijo algo así como "dejadme sola" y negoció individual, dura y personalmente con cada uno de los miembros de la familia Picasso hasta conseguir traer su obra a Málaga y abrir el Museo; la madre que acudía con su hija a conciertos heavy enfundándose en su chupa de cuero o a los cursos de verano de Fuente Obejuna en el 89 con vaqueros rajados adelántandose a la moda. La que se enojaba y enfadaba con Rosa Aguilar y María Jesús Montero porque esta última, ahora ministra de Hacienda y antes consejera del ramo en la Junta, decía: “No voy a financiar más trombones”.
Así, así es Carmen Calvo. No defraudará en el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez. No pasará desapercibida, es su estilo y también su vida. Se lo asefiro, lo sé de buena fuente.