El presidente valenciano, Alberto Fabra, atraviesa el momento más difícil desde que 'heredó' el cargo de Francisco Camps. En gran medida debido a las investigaciones judiciales que 'padecen' gran número de altos cargos del partido, sobre los que penden imputaciones por corrupción. Pero no menos por decisiones personales que le están llevando a aislarse y encerrarse en un círculo menguante de personas de las que se fía, y que van en realidad poco más allá de Esther Pastor, con la que mantiene una muy especial relación desde su etapa como alcalde de Castellón, y aún más intensificada en los últimos tiempos.

La mujer que tiene la llave del acceso al President
Como les contamos en su momento en ELPLURAL.COM, el presidente de la Generalitat ascendió a Esther Pastor a mediados del pasado mes de junio al puesto de directora de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales. Más allá de la longitud del nombre del cargo, lo que le dicen a este periódico en fuentes políticas valencianas, lo que ha hecho Fabra ha sido dar a esta mujer las 'llaves del acceso a él y a sus decisiones'. Un acceso, al parecer, sino exclusivo, casi exclusivo. Algo que, naturalmente, ha provocado celos en muchos de los que le rodeaban desde que llegó al Palau de la Generalitat, y desprecio y enfrentamientos en un partido tan de 'clanes' como es el PP valenciano, que en este sentido recuerda mucho al PP gallego y sus 'caciques'.

Albert Fabra y su nueva directora de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales, además de gran amiga, Esther Pastor, durante la romería a la Santa Faz. Foto Flickr de la Generalitat



En este paisaje en torno al presidente de la Generalitat, el primero que se ha difuminado y ha pasado 'de ser mano derecha, a mano en el bolsillo', ha sido el vicepresidente y portavoz del Consell, José Císcar. Este alicantino, que aseguró a Fabra cierta fidelidad en esa difícil provincia, en la que 'conviven' aún restos del zaplanismo con restos del campismo más otros clanes puramente provinciales, se convirtió en su primer gran sostén. Libre de sospechas de corrupción, Císcar le permitió dar la imagen de renovación que buscaba al desembarcar en el cargo al frente del PP y el Gobierno regionales.

Los desplantes al vicepresidente
Pero en estos momentos la relación entre los dos hombres es, por decirlo suavemente, lejana. Y la culpa de esto la tiene el propio Fabra. Las razones, varios desplantes que el President ha tenido con su segundo, entre las que es fácil recordar cómo le obligó a defender en rueda de prensa lo indefendible, la contratación del famoso coach personal, al que pagaba con presupuesto de la Generalitat 20.000 euros, para apenas una hora después 'quedar bien' haciendo pública una nota en la que comunicaba que lo pagaría de su bolsillo; o, como ya hemos explicado, el nombramiento de Esther Pastor, que Fabra decidió, no ya sin consultarlo con Císcar, sino sin tan siquiera informarle de lo que iba a hacer. Resultado, el vicepresidente se ha cansado de dar la cara por Fabra y encontrarse que éste después le abandonaba.

El otro hombre que se había convertido en el segundo pilar de Fabra, el que le 'controlaba' el partido desde el cargo de secretario general, Serafín Catellano, se encuentra cada vez más cercado por la Justicia, como les venimos contando en ELPLURAL.COM. Surgen casos y casos en los que se encuentra implicado. Desde el caso Taroncher, hasta los últimos descubiertos por los negocios de sus amigos de cacería, o nuevas denuncias de la Asociación contra la Corrupción, relativa a contrataciones con la empresa tapadera Gürtel, Over Marketing, cuando él era conseller de Sanidad.

Fabra se ve presionado por los casos de corrupción; el tiene que decidir si limpia su Gobierno o ata su destino a los imputados. Foto EFE



La inspiración del dontancredismo de Rajoy
Ante esta crisis, como decimos, la reacción de Fabra ha sido la de la ostra, encerrarse. O, si se prefiere, la del dontancredismo que practica Mariano Rajoy, el silencio propio y el amordazamiento del parlamento autonómico. Fabra se ha negado hasta el momento a aceptar las peticiones que desde las filas socialistas se están planteando para que se convoque la diputación permanente de les Corts para que se aclaren, por ejemplo, las donaciones al PP de las empresas vinculadas a la familia de Juan Cotino, presidente del parlamento, o sobre el escándalo de las supuestas cacerías de negocios de Castellanos. Un aislamiento político que completa con su 'alergia' a los periodistas.

Una situación que están aprovechando a fondo sus 'compañeros' más veteranos, que siempre le han mirado con desconfianza. Personajes como Alfonso Rus, verdadero 'capo' del PP en la provincia de Valencia, que cada vez de manera más estentórea cuestiona su liderazgo y su falta de peso en el PP nacional, por ejemplo. Y que se ha concretado en el fracasado intento de 'echar' de su puesto al alcalde socialista de Orihuela con el voto de un tránsfuga, hecho que ha colmado el vaso de la irritación en el PP valenciano más tradicional contra Fabra, un presidente cada vez más aislado y autista, por las circunstancias y por su decisión personal.