Todas las alarmas han saltado en el PP y en el Gobierno. En 48 horas han pasado de descartar cualquier posibilidad de que la moción de censura de Pedro Sánchez saliera adelante a llamadas urgentes para diseñar un Plan B. En caso de que el PNV apoye la moción de censura Mariano Rajoy sería el primer presidente de la historia de España al que echan de la Moncloa. Y con él a su partido. Por ello sólo queda la 'opción Cifuentes' esto es, dimisión in extremis de Rajoy para que la moción de censura decaiga y ya no se pueda votar. En ese caso Soraya Sáenz de Santamaría podría presidenta en funciones hasta que el PP presente otro candidato a presidir el Gobierno o seguir todo el Gobierno en funciones. Y no lo tendría fácil porque -como mínimo- tendría que pactarlo con Ciudadanos.

La jugada de los catalanes que movió el tablero

Todo cambió en el Palacio de la Moncloa y en la sede del PP cuando a última hora de la tarde de ayer el presidente de la Generalitat, Quin Torra, anunció que renunciaba a nombrar consejeros a políticos presos o huidos y anunciaba la configuración de un gobierno en Cataluña acorde con la Ley. Puente de planta para que, si prosperaba la moción de censura, Pedro Sánchez como nuevo presidente del Gobierno levantara el artículo 155 y la intervención estatal de la Genaralitat. Además, el PSC, al que no le van bien las encuestas, se podría presentar ante los catalanes como el partido que consiguió levantar el 155.

Con esa maniobra, Sánchez puede contar ya con los votos de ERC y PdCat y el PNV se coloca en una situación muy complicada.

El PNV y el 155

El Partido Nacionalista Vasco (PNV) no quiere elecciones a corto plazo, algo que ya ha garantizado Pedro Sánchez al anunciar que gobernará para "dar estabilidad al país" pero que en realidad es un guiño a los nacionalistas vascos. ¿Por qué no quiere el PNV elecciones inmediatas? por el temor a una victoria de Ciudadanos que ha anunciado, entre otras cosas, que quiere suprimir el cupo vasco. El PNV teme más a Ciudadanos que al PP, partido que les acaba de dar 540 millones de euros extra en los Presupuestos Generales del Estado para sacarlos adelante y que Rajoy tuviera garantizado dos años más en La Moncloa. Todo saltó por los aires el jueves pasado cuando se conoció la extrema dureza de la sentencia Gürtel.

El PNV no puede aguantar muchas contradicciones más. Aseguró que no apoyaría los Presupuestos si el Gobierno no levantaba el 155 de Cataluña. Mintió y apoyó los presupuestos. Ahora, si los nacionalistas catalanes votan a favor de la moción de Pedro Sánchez, los nacionalistas vascos se quedan en situación imposible ante su propio electorado.

Aunque Rajoy lleva desde el viernes pasado tranquilizando a los barones de su partido y transmitiendo la seguridad de que la moción de censura en su contra no prosperaría porque tenía al PNV amarrado con los Presupuestos, desde ayer martes a las 20.00 horas todo cambió. El presidente ha repetido en la sesión de control de este miércoles que no dimitirá, pero es lo que tocaba.

El Partido Popular se ha sumido en un estado nerviosismo total que a medida que avanzan las horas puede devenir en histeria