El punto de inflexión fue el pasado mes de marzo. En plena precampaña electoral, todos los responsables de los partidos multiplicaron sus apariciones en actos públicos. Todos a excepción de Santiago Abascal. Durante más de dos semanas, el líder de Vox no concedió entrevistas ni participó en actos públicos. Un tiempo que la dirección del partido aprovechó para adecuar su estructura interna, preparar las candidaturas, asentar su implantación territorial y planificar la campaña electoral.

Desde entonces, las cuentas oficiales de Vox en las redes sociales intensificaron su actividad, en la mayoría de las ocasiones con mensajes enlatados. Más tuits a cambio de menos entrevistas. La dirección del partido optó por racionar al milímetro las apariciones publicas y así evitar ridículos como el protagonizado el 18 de enero en el Club Siglo XXI, cuando Santiago Abascal fue incapaz de concretar su postura en asuntos clave de interés político nacional. Aquella intervención fue tan nefasta que el Partido Popular difundiría poco después un vídeo mofándose de la formación de extrema derecha bajo el título 'Un, Vox, Tres. Abascal responde de una vez'.

De forma paulatina, Vox dejó de atender las peticiones de información de los medios de comunicación menos afines ideológicamente. Sus responsables de prensa empezaron a no responder a las llamadas ni a los mensajes de los periodistas. En algunos casos, se sinceraron con los informadores con los que más confianza tenían: “Es nuestra línea estratégica”.

De este modo, Santiago Abascal pasó de pedir ayuda a los periodistas, a los que incluso llamaba personalmente sin importarle la línea editorial de cada medio de comunicación -para rogar que cubriesen sus actos cuando Vox no tenía representación parlamentaria-, a insultarles en los mítines.  

“El derecho a la información se produce a pesar de ustedes”, llegó a decir en una ocasión. “Son unos manipuladores”, reitera ahora una y otra vez.  Así, cada vez se hicieron más habituales escenas como la protagonizada en su día por Santiago Abascal en una rueda de prensa en la que prefirió descalificar a ElPlural.com a contestar a las preguntas formuladas por este periódico. “Sois de extrema izquierda”, dijo.

El detonante

La animadversión hacía este medio de comunicación fue el detonante de la ruptura total de Vox con los medios de comunicación independientes y críticos con la formación ultra.

Todo ello a raíz de la publicación del mensaje que el vicesecretario de Comunicación, Manuel Mariscal, difundió en un grupo de WhatsApp con periodistas -es el único canal de comunicación que utiliza el partido para difundir información del partido-.

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Fue a las 22 horas y 17 minutos de este Martes Santo cuando Manuel Mariscal, al que desde el diario ‘El Mundo’ definen como ‘El joven propagandista de Vox que montó a Abascal en un caballo’, envió por error el siguiente mensaje desde su móvil: “Cuando nos preguntes por el debate (aunque sea off the record), trasladamos nuestro gran cabreo porque íbamos a ganar ese debate. Nada de decir que nos viene bien”.

Captura con el fatídico error de  Vox / El Plural

Por su interés informativo, ElPlural.com decidió publicar el mensaje que se había difundido por error. Este periódico primó el derecho a la información a otra cualquier consideración. Así lo hizo también Onda Cero.

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Minutos después los redactores de este medio y de la radio de Atresmedia fueron eliminados del único canal de comunicación que tiene el partido. Un día después El Español difundió esta información bajo el titular "Vox expulsa a dos periodistas por destapar que al partido le beneficia no estar en el debate". La reacción del equipo de prensa del partido fue inmediata, al echar a los redactores de este medio de comunicación del grupo de mensajería instantánea. 

La expulsión de periodistas continúo el jueves. El partido decidió echar a los redactores de eldiario.es y la cadena SER en una nueva remesa de periodistas vetados.

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El sábado Vox elevó aún más el tono, proponiendo directamente cerrar laSexta. “Si gobernamos cerraremos laSexta”, dijo el vicepresidente del partido ultraderechista, Víctor González Coello de Portugal, en un mitin que pasará a la historia por representar uno de los mayores ataques a la libertad de prensa en la España democrática.

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