Luis Solana, presidente de Telefónica Open Future, era diputado del PSOE por Segovia en 1981 y portavoz socialista de defensa. Fue uno de los diputados retenidos durante el 23-F y afirma orgulloso ser quien tuvo la idea de tirarse al suelo cuando los guardias civiles de Tejero entraron pegando tiros. 

"Los primeros tiros fueron con armas cortas, pistolas y subfusiles" explica Solana. "Así que les dije a mis compañeros que se tirasen al suelo, porque creía que la madera de los escaños sí que podría parar las balas". 

Misma crispación, nada que ver 

La España de hoy es muy diferente de la 1981. Aún no se sabía cómo iba a funcionar nuestro sistema de comunidades autónomas, ETA mataba a una persona cada cuatro días y los militares, origen del poder de las casi cuatro décadas del franquismo, veían cómo los destinos del país se dirigían desde el Congreso de los Diputados y no ya desde los cuarteles. El Gobierno de Suárez daba síntomas de agotamiento y todo el mundo tenía la sensación de que "había que hacer algo".  "Cuando Cospedal insinuaba que el Ejército podía intervenir en Cataluña, mis amigos generales se reían: pero, ¿dónde va esta mujer?"

"Hoy ocurre algo parecido", dice Solana. "Hay un momento de hartazgo, de nacionalismo desatado, de gente que cree que esto no funciona". Pero Solana cree que España ha avanzado mucho y que la cultura cívica y militar es diferente. Hoy sería muy improbable que pasara eso.  "Si a un oficial, recién salido de la Academia Militar de Zaragoza, le vienes hoy con que hay que dar un golpe contra una institución del Estado, te manda a paseo". Las injerencias militares son cosa del pasado hasta para los propios militares. "Cuando la ministra Cospedal insinuaba que el Ejército podía intervenir en Cataluña, mis amigos generales se reían: pero, ¿dónde va esta mujer? ¡Que manden a la Guardia Civil!" 

Caras conocidas 

Cuando el destacamento de guardias civiles liderados por Antonio Tejero irrumpió en el Hemiciclo, pocos sabían quién era ese teniente coronel que gritaba "¡quieto todo el mundo!". Solana, por su condición de portavoz del PSOE en asuntos de defensa, sí que lo sabía. "Le estaba siguiendo la pista, sabía que no había parado de reunirse con gente". No fue la única cara conocida. Cuando el comandante de la División Acorazada Brunete, Ricardo Pardo Zancada se les unió, unas horas después, el entonces diputado socialista se llevó una sorpresa. "¡Pardo Zancada había llegado a estar en mi casa!".  

Por entonces, el PSOE, que ya se percibía como una posible alternativa de Gobierno a la UCD, trataba de limar asperezas con los militares. "Esa misma mañana, la mañana del día 23, Enrique Múgica y yo habíamos ido a la base de helicópteros de Colmenar Viejo para jurar bandera como civiles, una base que dependía de la Brunete. ¡No quiero ni imaginar lo que se estaría riendo de nosotros el comandante en ese momento!". 

"El Rey no detuvo el golpe, lo detuvo Tejero" 

En los meses previos a la asonada militar, corrían por todos los mentideros madrileños posibles listas de un gobierno de concentración que pudiera sacar al país de la crisis. En las listas había ministros de todos los partidos, que variaban de lista en lista, pero un solo presidente del Gobierno propuesto: el general Alfonso Armada.  

"Armada no paraba de conspirar para lograr ese Gobierno, imagino que creyendo que tendría la bendición del Rey. Y no creo que al Rey le importase que Armada fuera presidente del Gobierno, ¡pero no mediante un golpe militar! El Rey ve que Tejero inicia una revuelta militar y eso no lo va a consentir. Pero es Tejero quien impide a Armada entrar en el Congreso, así que el Rey detuvo la revuelta militar, pero el golpe lo para Tejero".