En el atolladero en que se encuentra la crisis catalana no son muchos los que se atreven a dar soluciones desde el consenso, tal vez por eso el artículo del exsecretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba, publicado este miércoles en El País, no ha pasado desapercibido.

En su artículo, que titula “Ganar a los independentistas”, Rubalcaba propone como solución política que todos los españoles voten una reforma de la Constitución y que luego los catalanes voten un nuevo Estatuto. “Deberíamos defender que se vote sí o no a un nuevo pacto de convivencia entre españoles”.

En 2013 Rajoy no hizo caso
El exvicepresidente del Gobierno recuerda que en el debate del estado de la nación de 2013 alertó del “desencuentro” de Cataluña con el resto de España. “Rajoy no me hizo caso. Ni él, ni muchos de los que hoy pueblan las páginas de periódicos y las tertulias hablando de imprevisión”.

Ahora, añade el exlíder socialista, no vale de nada llorar sobre “la leche derramada” y es “preciso abordar este futuro incierto ante el que nos ha situado tanta irresponsabilidad y tanta ceguera”.

“Ante la propuesta de independencia de Cataluña -que es lo que, ya sin tapujos, defiende el soberanismo catalán, y que en estos momentos tiene un atractivo innegable para mucha gente-, no bastan las clases de Derecho Político que con frecuencia oigo a muchos dirigentes políticos. Es evidente que el cumplimiento de la ley es esencial en una democracia, y, por tanto, que hay que denunciar, ante la opinión pública y ante los tribunales, los atropellos y las mentiras de un Gobierno, el catalán, que se cree por encima de las reglas democráticas, incluso de las votadas por ellos mismos”, dice claramente el veterano socialista.

Nunca es tarde para evitar una catástrofe
A quienes piensan que es demasiado tarde, Rubalcaba dice que “nunca lo es para evitar una catástrofe”.

El exministro del Interior pone la lupa sobre el hecho de que “el proyecto independentista”, que califica de “populista”,  ofrece una respuesta, tan universal como falaz, a casi todas las inquietudes que se han instalado entre una buena parte de los catalanes: la desafección ante el Estado tras el fiasco de la reforma del Estatut; los efectos del tramposo, pero eficaz, “España nos roba”; la corrupción de la derecha nacionalista catalana, a la que sus líderes tratan de dar carpetazo refugiándose en un repentino ataque de fervor independentista. Y también el malestar de los jóvenes en paro o con empleos precarios, de la gente de izquierdas cansada del Gobierno del PP, de sus continuas faltas de respeto hacia su cultura y su identidad. Y, por supuesto, las aspiraciones de los independentistas y los republicanos de toda la vida”.

Un proyecto político atractivo
A ese populismo independentista -subraya Rubalcaba, “no basta con oponerle argumentos históricos, sociales, económicos o europeos, que los hay, y muy buen fundamentados. Hay que enfrentarle un proyecto político atractivo, también nuevo, un pacto de convivencia que renueve aquel que hicimos hace casi ya cuarenta años”.

“Tenemos que sustituir el mensaje de “queremos vivir juntos” por el de “tal es nuestra voluntad de seguir juntos, que estamos dispuestos a cambiar nuestras normas de convivencia, el pacto territorial contenido en la Constitución, para poder hacerlo”, insiste.

El exlíder socialista propone “dialogar y pactar, y luego votar juntos para seguir juntos” porque “votar habrá que votar”, pero “lo que debemos dirimir no es el derecho a votar, sino el contenido de lo que se vota y quiénes votan. Que se debe adecuar a nuestra Constitución, pero que también debe dar una respuesta a muchos catalanes que quieren seguir en España aunque, eso sí, cambiando las cosas”.

Un nuevo pacto de convivencia
Reformar la Constitución añadiéndole el “carácter federal” que tienen países como Alemania o Austria. “Votar, primero juntos, una reforma de la Constitución, y luego los catalanes un nuevo Estatuto, para reforzar su autogobierno, desarrollar sus singularidades, que las tiene, por cierto, algunas reconocidas en los artículos del denostado Estatuto del año 2006, como el 5, que recoge los derechos históricos de Cataluña y que habría que constitucionalizar. Frente a los que quieren que se vote sí o no a la independencia, lo que deberíamos defender es que se vote sí o no a un nuevo pacto de convivencia entre españoles”.

“La actuación del Estado no debe limitarse a exigir, como es su obligación, el cumplimiento de la ley, sino que debe dejar claro que no es ese su único proyecto para resolver este conflicto. Que existe la voluntad política de emprender las reformas precisas en nuestras normas básicas de convivencia para hacer frente a un problema que, reconozcámoslo, se está yendo de las manos”, precisa el exvicepresidente del Gobierno.

“Hay quienes dirán, en Cataluña, que ya es demasiado tarde. A estos les respondería que nunca es tarde para evitar una catástrofe. Y les pediría, por ejemplo, que reflexionaran sobre el Brexit, que nadie sabe aplicar y del que muchos se han arrepentido ya. Y en el caso británico se trata de romper solo con 30 años de vida parcialmente en común. ¿Se imaginan lo que sería acabar con siglos de historia compartida?”, alerta Rubalcaba.