Enamorarse de la serie israelí 'Shtisel' en Netflix, no tiene ningún mérito. Desde  el primero y hasta  el último episodio de su tercera temporada, es mágica y bella. Envuelta en sonrisas, lágrimas, amores y desalientos,  retrata  con exquisita habilidad y  extempórea  maestría, las batallas por las que atraviesa una familia haredi de 4 generaciones, residente en un barrio ultraortodoxo de Jerusalén.

Una imagen de Shtisel

La serie sigue al rabino Shulem Shtisel (Dov Glickman),  un padre viudo director de una escuela judía en un barrio jaredí, y  su madre Ruth,  una simpática octogenaria cuyos días, transcurren en una residencia de ancianos.  Junto a ellos, los 3 de vástagos del  patriarca:  Akiva (Michael Aloni)  busca  esposa sus  26 años, Giti (Neta Riskin)  intenta sacar adelante a sus cinco hijos,  tras ser abandonada por su marido, y Zvie Arie (Sarel Piterman), el mayor de los tres hermanos, cuyos esfuerzos por cumplir a raja tabla con los preceptos religiosos, nunca han sido  recompensados por su padre.

El tratamiento religioso de la cultura ultraortodoxa,  es el verdadero tesoro de la serie. Estamos acostumbrados a ver películas o series como 'Unortodox' también en Netflix,  que continuamente denuncian y cuestionan con dureza , el estilo de vida de estas comunidades.  Nada de esto ocurre en 'Shtisel'. La ficción israelí, no critica, sino que hace bellas esas fuertes convicciones y  tradiciones religiosas , a la que se agarran con fuerza sus protagonistas en medio de sus azarosas vidas.  Nostalgia, humor, sensibilidad e ironía se entremezclan con el descubrimiento de una cultura tan diametralmente opuesta a las nuestras.

Shtisel supone un empujón a las series extranjeras por parte de Netflix

La primera temporada de 'Shtisel', integrada por 12 episodios de una hora de duración, se emitió por primera vez en Israel en 2013 y la segunda, llegó en 2015. Todo cambió sin embargo, cuando desembarcó en Netflix en 2018.  Desde entones, las historias de la familia Shtisel ,  ha encandilado a millones de hogares  de todo el mundo; y  ello a pesar de que  únicamente, se puede disfrutar en versión original, es decir en hebreo, con subtítulos. Sin duda es esta,  la mejor  prueba de que 'Shtisel',  ha encontrado un lenguaje universal.