Aunque uno no sea nada fan de ’El juego del calamar’, sabe apreciar el mucho talento que hay detrás de último pelotazo de Netflix. Un éxito que no ha venido sino a consolidar la ficción de Corea del Sur que lleva años triunfando gracias a sus conocidos k-dramas, esas series de televisión de no más de una temporada que con un punto teen agers y cursi abordan temas tan variados como el amor, el terror, el thriller o la ciencia ficción. Por encima de todas ellas y por muchos motivos, destaca El cielo te está esperando.
Desde su estreno el pasado mayo, El cielo te está esperando ha ido escalando puestos en las listas de las webs especializadas en series, como Imdb, filmaffinity o tomatazos. Crítica y público se han rendido una vez más ante una serie de aquel país… Y con razón, sus diez capítulos sobre la vida y la muerte son demasiado bellos y mágicos como para dejarlos escapar.
La muerte forma parte de la vida y como tal, llega por sorpresa. Y sin avisar, deja atrás demasiadas cuentas pendientes por cerrar…, y no pocos dolorosos, etéreos e intangibles conflictos y desencuentros familiares o sentimentales por resolver. Asuntos todos ellos que en su vida nunca pudo el fallecido enmendar. De todas esas historias que aparcamos malamente cuando nos morimos trata El cielo te está esperando.
Dirigida por Kim Sung-ho, El cielo te está esperando (“Move to Heaven”), basada en el libro Things Left Behind de Kim Sae-byul, narra la historia de un joven con Asperger y su tío exconvicto que hacen limpiezas traumáticas, es decir, recogen y ordenan las pertenencias dejadas por personas recién fallecidas, por encargo de sus familiares. Por el camino, Geu Roo y su tío Jo Sang Goo, a medida que limpian los habitáculos de los muertos, descubren emotivas, turbulentas y desasosegadas historias de su pasado que ni tan siquiera sus más allegados conocían.
A lo largo de sus 10 episodios, El cielo te está esperando desentraña lentamente lecciones sobre la vida, la muerte, la familia y la amistad. Cada una de las historias independientes que se cuentan transita por el desamor, la soledad o el maltrato. Tras verla, uno inevitablemente reflexiona y concluye que en la vida hay que coger trenes, desenmarañar distancias aparentemente insalvables de quienes queremos cuidar y amar a aquellos que nos hacen la existencia más fácil, y decir no a los que nos hacen daño o nos la convierten en un infierno. En definitiva… sembrar para que cuando nos vayamos el dolor de quienes se quedan no sea tan grande ni mucho menos como el rencor.
