¿Se imaginan a los Beatles en la Tierra Media? Durante un tiempo, esta lisérgica idea sobrevoló las cabezas del cuarteto de Liverpool con una fuerza inusitada. De hecho, una persona tan calculadora y concienzuda como Stanley Kubrick se sumó a esta locura sesentera. Un horrorizado – quizás a buen criterio – J.R.R. Tolkien rechazó este proyecto y la banda británica se centraría en Magical Mystery Tour.

En la década de los 60, un grupo de Liverpool arrampló con todo lo establecido en la cultura popular, desatando una epidemia sin igual. Paul, John, George y Ringo eran las personas más influyentes de la Tierra. Un impulso sin parangón para la música y una máquina de hacer dinero. Las leyendas británicas tenían el mundo a sus pies.

De hecho, los Beatles no querían quedarse sólo en la música, sino también buscaron la inmortalidad delante de las cámaras. La banda se adentró en los farragosos terrenos del cine, protagonizando la comedia A Hard Day’s Night. Rodada en formato ‘falso documental’ y que narra los días en la vida del grupo, la película se popularizó hasta tal punto que la crítica la calificó como la “Ciudadano Kane de los jukebox musicales”.

Este éxito ‘obligó’ a los Beatles a continuar con su andadura cinematográfica y estrenaron, en 1965, un año después de su debut, Help. Esta película sirvió de presentación para la canción homónima, otro tema icónico del grupo de Liverpool, y un nuevo éxito en la gran pantalla. El público quería más de los Beatles en el cine y estaban dispuestos a dárselo. Tanto fue así que subieron la apuesta y aspiraron a cotas más elevadas.

Partida y regreso

 Dos años después de su última película, Paul, John, George y Ringo decidieron ir un paso más allá y revolucionar la industria del cine. Los cuatro fueron en busca del Santo Grial de todo productor cinematográfico en la década de los 60. Una obra por la que medio Hollywood – por no decir entero – se peleó para adaptarla. Se trataba de El Señor de los Anillos.

La ambición de los Beatles fue tal que se plantearon la adaptación de la obra magna – y maestra – de Tolkien para el cine. Algo que muchos persiguieron, aunque perecieron ante la cerrazón del escritor británico. El revuelo que generaron El Hobbit y El Señor de los Anillos – más la segunda – supuso un seísmo para la literatura mundial. Para muchos británicos, es la gran creación literaria del Reino Unido en la historia.

J.R.R. Tolkien, además de ‘inventarse’ el subgénero de la denominada Alta Fantasía, dibujó un mundo imposible que marcó las vidas de jóvenes y adultos. Sobre todo, en el caso de la trilogía del Anillo, con un tono más ‘oscuro’ que El Hobbit. Era un caramelo en la puerta de un colegio, aunque estaba custodiado por un tenaz guardián.

Pese a que las reticencias de Tolkien por llevar su obra al cine eran conocidas, los Beatles lo intentaron. Sin embargo, empezaron a pergeñar su proyecto antes de contar con el sí del escritor. De hecho, hablaron con Stanley Kubrick para que fuera el director de esta psicodélica versión de El Señor de los Anillos.

Los Beatles también hicieron el reparto de personajes que, dicho sea de paso, suena a comedia absoluta. De haberse convertido en realidad, George Harrison se hubiese metido en la piel de Gandalf, acompañado por Paul McCartney y Ringo Starr, que hubieran interpretado a Frodo y a Sam respectivamente. El cuarto Beatle, John Lennon, se quedó con el papel de Gollum.

El proyecto, al igual que el que el título que escoge Bilbo Bolsón para su libro, tuvo su “partida” y su “regreso” en menos tiempo de lo que esperaban los artistas británicos. El rotundo ‘no’ de un horrorizado J.R.R. Tolkien cercenó los anhelos del grupo, que se centraría en la película de animación Yello Submarine para, después, protagonizar Let it Be.

Los derechos

Sin embargo, los Beatles vieron cómo, dos años después, Tolkien cedía los derechos de su obra cumbre a la productora United Artists para hacer una película de acción real que, finalmente, caería en saco roto. El guion de John Boorman también horrorizó al filólogo británico y se negó a que se proyecto viera la luz, pues en esta versión se incluía hasta una escena de sexo entre Frodo Bolsón y Galadriel.

Hubo que esperar al año 78 para ver por primera vez una adaptación de El Señor de los Anillos en la gran pantalla. En esta ocasión, la Tierra Media fue representada gracias a la animación. Una visión mucho más seria de la que pretendían los Beatles y, por supuesto, de la que persiguió la United Artists anteriormente.

Ralph Bakshi fue el director de esta obra que caló en lo más hondo de la contracultura y se ganó el cariño de los espectadores. No obstante, el proyecto se canceló cuando se pasó a la preproducción de la segunda parte – la mitad de Las Dos Torres  y El Retorno del Rey -, quedando la historia inconclusa.

A partir de ahí, el cine dejó tranquilo el originario Reino Peligroso que gestó Tolkien hasta que Peter Jackson, quien trasladó al mundo la historia de los Beatles y El Señor de los Anillos, comenzó a dar las primeras pinceladas de lo que supuso, en la década de los 2000, su trilogía. Tres filmes que cautivaron al mundo entero en lo que constituyó una oda al amor que sentía por las historias de Tolkien.