Tal día como hoy, hace más de dos décadas, un infarto agudo de miocardio cercenó la vida Stanley Kubrick. El director neoyorquino fallecía a los 70 años de edad, tras regalar a la humanidad una ristra de obras genuinas en forma de película que repasamos como homenaje a la figura de este coloso cinematográfico.

Nueva York, la ciudad que nunca duerme, acogió a un nuevo vecino un 26 de julio de 1928, que se crió en el seno de una familia judía acomodada del convulso barrio del Bronx. Su adolescencia estuvo marcada por su mediocre etapa estudiantil-pese a tener un cociente intelectual por encima de la media- la fotografía y el jazz.

A los 16 años, Kubrick se incorporó al equipo de fotografía de la revista Look. Su talento detrás de un objetivo ya era palpable, pero también su pasión por el mundo del cine. Frecuentes eran sus visitas al Loew’s Paradise, así como al Museo de Arte Moderno de Nueva York.

El amor por el séptimo arte poco a poco se impuso al que sentía por la fotografía. Serguei Eisenstein y Max Ophüls moldearon su gramática cinematográfica. Sin embargo, Kubrick también se nutrió de obras más mediocres para poder superarlas.

En 1950 abandonó por completo la fotografía para pasarse al cine, donde se granjeó su fama de persona minuciosa, perfeccionista y difícil de tratar. En este mismo año Kubrick realizó su primer cortometraje, que llevó por título Days of Fight (Días de lucha). Un documental de aproximadamente un cuarto de hora que narraba un día en la vida del boxeador Walter Cartier.

Este corto le valió de trampolín para realizar otro documental. Un año después, Kubrick gestó Flying Padre gracias a RKO Pathé, compañía que le compró su opera prima.

Fue en 1953 cuando el genio neoyorquino parió su primer largometraje. Se trata de Miedo y Deseo, una obra de la que se encargó de absolutamente todo. Dirección, guion, montaje, cámara… Fue un absoluto fracaso en la taquilla. Sin embargo, la cinta tuvo una gran acogida entre la crítica norteamericana.

Así le ocurrió también a El beso del asesino (1955) y Atraco perfecto (1956). Los espectadores volvieron a dar la espalda al genio en ciernes, pero la crítica tornó en loas los reproches del público americano. De hecho, estas dos películas le valieron para rubricar un contrato con la United Artists.

Su carrera ascendió hasta las más altas cotas. La versatilidad hizo de Kubrick un realizador único, que dotaba de una extraordinaria fuerza creativa a sus películas que le evitaban los grilletes que los estudios colocaban a sus directores.

En 1957 se inventó una de sus primeras obras maestras. Senderos de gloria se proyectaba en las grandes pantallas de los cines de Estados Unidos mientras en Vietnam se libraba una guerra que no llevaba a ningún sitio. De hecho, esta cinta de Kubrick fue todo un alegato antibelicista que le valió para hacerse con el premio de la crítica en Bruselas.

Tres años después, de nuevo con Kirk Douglas, realizó su película con mayor presupuesto y que, esta vez sí, supuso un éxito rotundo en la taquilla; Espartaco. A la cinta del esclavo la sucedieron Lolita (1962), Teléfono rojo: volamos hacia Moscú (1964) y, su obra cumbre para muchos, 2001: una odisea en el espacio, que supondría una especial conmoción para la ciencia ficción.

Con el cambio de década, el rompedor Kubrick dio a luz a una de las películas más controvertidas de su filmografía. La naranja mecánica fue objeto de la polémica con su estreno. Una visión futurista y violenta del mundo que no cuajó entre los espectadores más sensibles. Sin embargo, emergió como otro metraje que evidenciaba la grandeza, inteligencia y minuciosidad del neoyorquino.

Barry Lindon, El Resplandor y La chaqueta metálica conformaron sus obras entre las décadas de los 70 y 80. De hecho, no volvería a producir otra película hasta 1999, año en el que falleció mientras se encontraba inmerso en la postproducción de Eyes Wide Shut, con Nicole Kidman y Tom Cruise.

Una extensa filmografía que legó a la humanidad y que, como homenaje, hoy repasamos al escoger – o al menos intentarlo – sus cinco mejores obras. Una tarea casi imposible dado que gestó innumerables obras maestras.

1-2001: una odisea en el espacio

 

2-La chaqueta metálica

3-La naranja mecánica

4-¿Teléfono rojo?: volamos hacia Moscú

5-Senderos de gloria