El FIB sigue perdiendo artistas por su relación con el fondo de inversión KKR, acusado de financiar la ocupación israelí y de poner en jaque la industria musical. Mushkaa, hermana de Bad Gyal y una de las voces emergentes más influyentes del panorama urbano, ha anunciado que no participará en el festival por motivos éticos y de compromiso político.
El boicot cultural al FIB 2025 sigue creciendo. Esta vez ha sido la artista catalana Mushkaa —nombre artístico de Irma Farelo i Solé, hermana de Bad Gyal— quien ha anunciado que cancela su actuación en el Festival Internacional de Benicàssim, previsto del 18 al 20 de julio. El motivo: la vinculación directa del evento con el fondo de inversión estadounidense KKR, acusado de financiar empresas relacionadas con la ocupación de Palestina y de ejercer un poder desmedido sobre la industria musical global.
“Por coherencia con mis valores y en solidaridad con el pueblo palestino, no formaré parte del cartel del FIB”, ha comunicado la cantante a través de sus redes sociales. Con su salida, ya son tres los artistas que han abandonado públicamente el festival por este mismo motivo: Residente, Judeline y ahora Mushkaa.
KKR: el fondo de la polémica que domina la música… y patrocina el FIB
El detonante de estas cancelaciones es la presencia de KKR (Kohlberg Kravis Roberts) entre los principales inversores del FIB. Este fondo de capital riesgo ha sido señalado por múltiples organizaciones y artistas como parte del entramado financiero que respalda la ocupación israelí, así como por su poder creciente en la industria del entretenimiento. KKR es actualmente propietario de editoriales musicales como BMG y mantiene participación en plataformas de distribución y festivales de gran escala.
Además, el fondo ha sido vinculado por diversas fuentes con inversiones en empresas armamentísticas o tecnológicas que colaboran con el gobierno israelí. Para muchos artistas, participar en festivales financiados por KKR equivale a legitimar la opresión del pueblo palestino.
Mushkaa, una voz con convicciones políticas
La decisión de Mushkaa no sorprende a quienes siguen su trayectoria. La artista, que ha ganado notoriedad en los últimos años dentro del circuito urbano en catalán y castellano, se ha mostrado siempre comprometida con causas sociales. En varias entrevistas ha defendido el feminismo interseccional y ha cuestionado los abusos de poder desde una posición crítica.
Su salida del FIB supone no solo un gesto de coherencia personal, sino también un acto político con repercusión en la escena. Su base de fans, mayoritariamente joven y conectada con discursos antirracistas y anticolonialistas, ha aplaudido la decisión en redes sociales.
Una fuga de artistas que pone en jaque al festival
Antes que Mushkaa, Residente ya había cancelado su presencia en el FIB con un contundente mensaje: “No puedo compartir escenario con quien lucra con el sufrimiento ajeno”. El puertorriqueño, conocido por su activismo político y su apoyo a Palestina, dio así el primer paso de un boicot que ha ido creciendo.
Judeline, una de las promesas más valoradas del pop experimental español, también anunció su retirada, afirmando que no podía mantenerse al margen de la responsabilidad política que implica actuar bajo el paraguas de KKR.
Tres salidas de alto perfil que ponen en entredicho la legitimidad cultural del festival, cuyo silencio ante estas cancelaciones ha sido estruendoso. A pocos días del inicio del evento, la dirección del FIB no ha emitido comunicado alguno, mientras las redes sociales del festival evitan cualquier referencia al escándalo.
Con cada cancelación, el FIB 2025 no solo pierde nombres del cartel. También pierde legitimidad ante un público cada vez más crítico y politizado, que exige transparencia y coherencia en la cultura que consume.