Como ya hizo al ficcionar las biografías de Buñuel, Lorca o Dalí, de Picasso o de Goya, la compañía Teatro del Temple vuelve a fijarse en artistas españoles para describir momentos de nuestra historia: en Los Hermanos Machado, cuyo estreno en Madrid acoge el Teatro Fernán Gómez del 13 de mayo al 6 de junio, los protagonistas son los escritores Antonio y Manuel Machado, aún hoy exponentes de la lucha fraticida que vivió España en la Guerra Civil. Cuando murió Antonio, pasadas las tres de la tarde del 22 de febrero de 1939 en la localidad costera de Colliure, Manuel estaba en Burgos, inmovilizado por el bando nacional. Puso rumbo a Francia en un coche oficial del régimen franquista. De regreso a Madrid, sumido en la tristeza y la culpa, Manuel visita la casa familiar. Es el momento y el lugar donde comienza Los Hermanos Machado.

¿Por qué escenificar esta conversación imaginada entre los hermanos Machado? Nos pareció que era hermoso y sanador que Manuel y Antonio Machado se pudieran reencontrar de nuevo y tener esa conversación que, tras tres años de guerra civil en bandos opuestos, no pudieron tener. Creemos que esta es una de las prerrogativas del arte, de la literatura y sobre todo del teatro: recrear una situación que no es real para hacer que sea así posible. Partir de la ficción, de la mentira, para llegar a la verdad del arte, que es diferente, pero que no es falsa.

¿Cómo representa esta historia de los hermanos Machado la brecha en dos Españas que produjo la Guerra Civil? Pocas familias literarias ejemplifican el desgarro que provoca una guerra civil como la de los Machado. Eran una familia republicana desde siempre y ambos hermanos estuvieron celebrando la proclamación de la II República. No es hasta la Guerra Civil que Manuel se manifiesta con los nacionales y en ello tiene que ver que el golpe de estado le pilla en Burgos y ya no puede pasarse al lado de la República. Es una situación que vivieron muchos españoles: más que escoger ellos el bando fue su situación geográfica el que decidió por ellos. Antonio sigue fiel a la República mientras Manuel compone loas a Franco. Durante tres años, los hermanos, que se saben en bandos opuestos, no quieren criticarse. Y cuando Manuel quiso encontrarse con Antonio, el diálogo ya no era posible porque Antonio estaba muerto.

La relación entre ambos hermanos fue de colaboración literaria, por ejemplo, en La lola se va a los puertos (de la que se habla en su montaje), pero también había rivalidades entre ellos, que se acentuaron con las diferencias ideológicas, ¿no? La relación entre ambos hermanos fue siempre muy compleja. Manuel era el hermano mayor y también más brillante socialmente. Fue él quien publicó primero poesía y con éxito. Fue él quien introdujo a Antonio en los círculos bohemios del Madrid de Valle-Inclán y del París de Rubén Darío. Pero con la publicación de Campos de Castilla, la poesía de Antonio empieza a tener una repercusión crítica y popular a la que Manuel no consiguió llegar. Eso pudo despertar celos en Manuel, pero lo superaron empezando entonces a escribir teatro juntos. La Lola se va a los puertos fue su mayor éxito teatral. A nosotros nos venía bien referirnos a ella porque es un momento de gran compenetración de los hermanos y porque fue políticamente interesante ya que, para celebrar las 100 funciones, acudió el dictador Miguel Primo de Rivera, entonces presidente del gobierno, siendo la familia Machado tan declaradamente republicana. Y además el hijo, José Antonio Primo de Rivera hizo la loa inicial en ese evento siendo uno de sus primeros actos públicos. En todo caso nada hacía presuponer que con la Guerra Civil ambos estuvieran políticamente en posiciones tan antagónicas. Por eso es importante tratar de recrear los sentimientos y pensamientos privados que ambos tuvieron que tener. Ese paisaje emocional es el que trata de exponer la obra.

¿Cómo les está afectando, como compañía, la crisis del coronavirus? Fue un parón duro de afrontar durante el confinamiento y los primeros meses posteriores. Después sigue habiendo actuaciones que se cancelan o se aplazan por las restricciones en cada localidad según el momento. Pero nos hemos ido acostumbrado a actuar con la limitación de aforos, el público con la mascarilla o un horario bastante más temprano. Ahora no podemos de dejar de agradecer el compromiso del público, que sigue viniendo en un buen número al teatro, y el de los programadores, que están manteniendo la actividad cultural de forma segura. Es todo muy emocionante y muy militante, en un cierto sentido, y hemos conseguido sacar adelante una producción como Los hermanos Machado que nos está dando muchas alegrías y que estamos girando con una gran acogida.