La librería se lanzó por primera vez en 1978, y es un reflejo costumbrista pero satírico de la vida en los pequeños pueblos ingleses de finales de los años 50, con la historia de una mujer que quiere abrir, en uno de ellos, una librería como núcleo argumental. Inmediatamente, se convierte en víctima de la moral, la indignación y los hábitos de los parroquianos. Y así, a pesar de su ferviente fe en los libros, el establecimiento no sobrevivirá, aunque sí dejará huella en algún ojo lector apostando por Nabokov o Bradbury. 

Una voz sobria y emblemática

La autora de esta adictiva obra, retrato de un tiempo y un lugar, es la novelista y biógrafa Penélope Fitzgerald, que en estas páginas refleja sus años en Southwold, donde trabajó en una librería. La escritora falleció a los 83 años en el 2000. Había comenzado a escribir con casi 60. Su primer título, El niño de oro (1977), lo escribió para distraer a su marido de la enfermedad que padecía, y respondía a una estructura clásica de detectives. La autora llegó a ser una de las firmas más elegantes de la ficción británica contemporánea. Su estilo sobrio y preciso se ha comparado con Jane Austen.

Sus novelas, que en general no sobrepasan las 200 páginas, se dividen entre las que se inspiran en sus propias experiencias cotidianas y las que nacen de sus viajes; en Inocencia (1986), se lanzó a la Italia del siglo XVI y XX, y luego al Moscú de 1913 en Los comienzos de la primavera (1988). También escribió otras dos biografías, una sobre el poeta Charlotte Mew (1984), y otra sobre los Knox Brothers (1977), un estudio compuesto de un padre y sus tres hijos, Dillwyn (criptógrafo), Wilfred (sacerdote anglicano) y Ronald (un famoso católico romano convertido y apologista). En 1979, Fitzgerald ganó el Premio Booker por la narración Offshore.