JJ Benítez vuelve a las librerías con 'Están ahí' (Planeta), una publicación en la que recopila los documentos obtenidos en más de 50 años de investigación del fenómeno OVNI y que, según él, demuestran que desde hace más de 80 años nos visitan seres de otras civilizaciones. "Ya no es posible dudar", afirma con rotundidad. “Los militares de todo el mundo, sean norteamericanos, rusos, ingleses o españoles, todos saben lo que está pasando desde hace mucho tiempo. Tienen pruebas, tienen naves estrelladas y a las criaturas que iban dentro”. Él mismo ha podido avistar alguna de estas naves alienígenas, nos explica en una entrevista en la que también nos ha relatado su primer y único encuentro con un ser de otro mundo. Apenas tenía seis años y vivió una experiencia de lo más extraña en Urdax (Navarra), cuando estuvo desaparecido cerca de tres horas. Pudo reconstruir lo ocurrido años después, gracias a una regresión hipnótica, que le permitió revivir lo sucedido. 

A lo largo de su carrera, el autor de 'Caballo de Troya' ha reunido miles de testimonios de testigos, pilotos y militares, y asegura que “las civilizaciones que nos visitan son cientos, y muy superiores a nosotros en antigüedad y tecnología”. Sin embargo, advierte que no todas son benévolas: “Después de 53 años de investigación, he reunido información que demuestra que muchas de estas civilizaciones son agresivas sin motivo aparente, con resultado de muerte. Que lo disfruten, que lo fotografíen si pueden, pero que tengan cuidado”.

Entre los episodios más curiosos que desvela figura el interés de la entonces princesa Sofía por los ovnis. Benítez recuerda que, tras publicar unos reportajes sobre avistamientos en Perú en 1974, tuvo una recepción en Zarzuela con ella y Juan Carlos para explicarles sus investigaciones. "Preguntaba sobre todo ella, muy interesada en cómo eran los seres, las naves, por qué venían”. Años después, ya convertidos en reyes, cubrió como periodista unos 15 viajes reales y continuó hablando con la reina al respecto y medió para satisfacer su deseo de poder avistar en persona uno de esos platillos voladores. Esa intervención provocó un rocambolesco episodio en palacio durante una Navidad.

Con 'Están ahí', Benítez vuelve a desafiar los límites de lo conocido. Él no tiene dudas sobre la veracidad del fenómeno y advierte de que no todo lo que viene de las estrellas es necesariamente amigo. Esta es la entrevista completa a JJ. Benítez.

Entrevista a J. J. Benítez: "Ya no es posible dudar"

Pregunta. - No es la primera vez que tú adviertes la presencia de vida extraterrestre entre nosotros. ¿Qué aporta de nuevo este libro, Están aquí?
Respuesta. - Pues mira, aportan muchos años de investigación con los militares. Años y años en los que yo he recibido información por parte de los militares, donde yo he conseguido documentos que acreditan que los militares conocen el tema, desde hace 80 años, documentos donde se ve con claridad que son naves no humanas, documentos que aparecen, descripciones de los seres que tripulan estas naves y, por supuesto, casos de militares que han sido testigos directos de esta, de estas naves.

P. - ¿Y por qué ese interés en ocultar esas investigaciones?
R. - Pues mira, yo creo que la razón más importante es que estas naves son muy superiores técnicamente a los propios militares. Entonces ellos se encuentran con el dilema reconocer que en el espacio aéreo hay una serie de naves y objetos superiores a su tecnología. Si se hicera público, el contribuyente puede preguntarse para qué destinan tantos millones a un sistema que no puede defenderme de esas civilizaciones supuestamente pacíficas. Para evitar esa situación, los militares niegan el fenómeno, lo rechazan, lo manipulan y mienten.

Los militares de todo el mundo, sean norteamericanos, rusos, ingleses o españoles o venezolanos, me da igual, todos saben y conocen lo que está pasando desde hace mucho tiempo

P. - Cuando hablas de militares, hablas de militares de Estados Unidos. Pero también de España.
R. - No, no hago distinciones. Los militares de todo el mundo, sean norteamericanos, rusos, ingleses o españoles o venezolanos, me da igual, todos saben y conocen lo que está pasando desde hace mucho tiempo. Tienen pruebas, tienen naves estrelladas y a las criaturas que iban dentro. Yo conozco, conozco 11 casos, 11 de naves estrelladas. Y aparte de eso hay infinidad de testimonios de documentos, de radares, de películas, de fotografías tomadas por los aviones de combate, etcétera, etcétera.

P. - Pero esa ocultación da también pie a que surjan todo tipo de especulaciones y teorías conspiratorias.
R. - Pues sí, lamentablemente somos así. Pero la realidad objetiva, desnuda y cruda es la que aparece en ese libro. Ahí hay documentos físicos donde se habla de los casos de ovnis, de tal y cual en tal sitio que nunca salieron a la luz, que salen a la luz por primera vez porque los militares me los han dado o yo los he robado. Entonces bueno, es que ya no es posible dudar, ya no es posible dudar.

No tengo ninguna duda sobre la presencia extraterrestre

P. - Tú no tienes en ningún momento ninguna duda?
R. - Sobre ese tema, la presencia extraterrestre, ninguna. Tengo muchas dudas respecto a que no sé de cuántos sitios proceden, dudas respecto a qué intenciones tienen, ese tipo de dudas sí las tengo, pero dudas respecto a la existencia del fenómeno, no, ninguna. Sé que es real. Sé que son naves. Sé que son cientos de civilizaciones y muy superiores a nosotros en la antigüedad.

P. - Llevas muchísimos años estudiando este fenómeno OVNI. Imagino que, como periodista, en tus primeros contactos con el fenómeno lo cuestionarías todo. ¿Cómo pasaste ese escepticismo inicial al convencimiento que me estás relatando?
R. - Pues de una manera natural. El primer caso fue cuando me mandó el periódico 'La Gaceta del Norte' a un pueblo de Burgos para investigar un objeto no identificado, hablé con la gente, me contaron lo que habían visto y no correspondía a ningún objeto conocido. Ahí empecé a sentir curiosidad personal por el asunto: no era posible lo que me estaban contando, no era un globo, ni un avión, ni un helicóptero. Conforme fui avanzando en la investigación vi que los testigos me contaban siempre lo mismo en cualquier lugar donde se hubiera visto. Tanta gente que no se conocía, en lugares tan distintos no se pueden poner de acuerdo. Con el paso de los años, investigando con militares y pilotos, me convencí absolutamente.

Tuve una experiencia en el año 52 cuando tenía seis años y me encontré con un ser muy alto, con una escafandra, en un pueblecito del norte de Navarra, en Urdax

P. - ¿Has tenido alguna experiencia directa con algún extraterrestre?
R. - Yo creo que tuve una experiencia en el año 52 cuando tenía seis años y me encontré con un ser muy alto, con una escafandra, en un pueblecito del norte de Navarra, en Urdax. Luego he visto las naves en por lo menos tres o cuatro ocasiones y he hecho fotos.

P. - ¿Cómo fue esa experiencia?
R. - Mis padres tenían unos amigos guardias civiles y nos trasladamos en mayo de ese año 52 a ese pueblecito muy pequeño para estar unos días con ellos. Recuerdo que en un momento determinado, hacia las 15:00 de la tarde, abandoné el cuartel y bajé a un río que pasa por allí. Estuve jugando y de repente se presentó una niebla muy espesa, me quedé mirando un poco asustado y de la niebla salió ese ser, muy alto, con una escafandra tintada. Yo nunca vi la cara. Me agarró por la muñeca izquierda y, sin hablarme, me llevó a un sitio que no he podido identificar. Bajé unos escalones. Parecía una cueva y allí estuve un tiempo.

El ser me abrazó y yo no tenía miedo. Estaba tranquilo, me devolvió al río y desapareció. Cuando yo me di cuenta, no estaba en el río. Estaba en el interior de una casa en Urdax que estaba a 300 metros en línea recta del río, en una casa que yo no conocía para nada. La gente me estaba buscando. Cuando mi padre me encontró me echó una bronca espantosa. Habían pasado tres horas. Eran las 18:00 de la tarde y yo no supe qué había pasado. No entendía nada.

Me hicieron una regresión hipnótica y reconstruyeron lo que había sucedido [cuando se encontró con un extraterrestre]

P. - ¿Se supone que te había teletransportado a esa casa?
R. - No tengo ni idea. Yo aparecí en el interior de una casa. La gente corriendo de un lado para otro, gritando. Además, yo no entendía el idioma. Luego me di cuenta de que era euskera y por eso no entendía. Cuarenta años después de esto, en Estados Unidos me hicieron una regresión hipnótica y reconstruyeron lo que había sucedido, que es lo que te he contado.

P. - ¿O sea que no eran los recuerdos de un niño de seis años lo que me has contado?
R. - Los recuerdos de un niño de seis años llegan hasta el momento en que aparece la niebla, que yo me pongo de pie, y después aparezco en una casa que ignoro, que no la conozco. Cuando me hacen la regresión hipnótica cuarenta años después, es cuando aparece el ser que surge de la niebla con la escafandra tintada y me introduce en un sitio que parece una cueva. Pero yo no estoy seguro. Y me abraza.

P. - ¿No crees que puede ser sugestión, o estás convencido de que fue una experiencia alienígena?
R. - Puede ser también una sugestión. Por supuesto. Pero lo que está claro es que yo me perdí durante tres horas. ¿Cómo llegué yo al pueblo? ¿Por qué la gente me estaba buscando, incluida la Guardia Civil?

P. - Por cierto, ¿tus padres te dejaban salir con seis años solo? Eran otros tiempos, pero un niño, al lado de un río, en el bosque...
R. - Sí, era un río de poca profundidad, muy pequeño, y estaba al lado de un cuartel. Entonces yo no recuerdo muy bien cómo bajé, pero vamos, me dio por salir a jugar, solo. Es lo que recuerdo, además con mucha nitidez, hasta el momento de la niebla. Cuando aparece la niebla es cuando yo me asusto un poco. Me pongo de pie. Y aparezco a 300 metros en una casa.

Me quedó la sensación, y tengo la sensación, de que fue un encuentro como si me prepararan para algo

P. - O sea, que no fuiste consciente del contacto con el ser de la escafandra hasta 40 años después, cuando te hacen esa regresión hipnótica.
R. - Exacto. Yo no me había planteado tampoco demasiado qué pasó, si me lo había planteado en algún momento. Pero curiosamente, 20 años después, es cuando yo arranco con la investigación del tema OVNI. Entonces me quedó la sensación, y tengo la sensación, de que fue un encuentro como si me prepararan para algo.

P. - ¿Crees que nos buscan por algo concreto, que estamos teledirigidos?
R. - Estamos teledirigidos. Nada es casual. Parece casual, pero no lo es.

P. - ¿Son una o varias civilizaciones?
R. - Las que nos visitan en estos momentos son cientos. A juzgar por los testimonios de la gente, de las naves y sobre todo de los tripulantes, yo tengo aproximadamente mil casos de tripulantes. Hablo de cientos de civilizaciones. Seguramente me estoy quedando corto, cientos.

No sé si son científicos, ángeles o militares, pero se les ve recogiendo muestras de tierra, de flores, de ganado, mutilan el ganado, se llevan a la gente dentro de las naves, les hacen chequeos aparentemente médicos, persiguen aviones, persiguen automóviles, persiguen motocicletas

P. - ¿Y todas esas civilizaciones se han puesto de acuerdo para ese mismo objetivo común? ¿O cada civilización tiene un objetivo diferente?
R. - No tengo ni idea. Por lo que se les ve hacer, son civilizaciones distintas y, seguramente, cada una tiene un objetivo, un cometido. No sé si son científicos, ángeles o militares, pero se les ve recogiendo muestras de tierra, de flores, de ganado, mutilan el ganado, se llevan a la gente dentro de las naves, les hacen chequeos aparentemente médicos, persiguen aviones, persiguen automóviles, persiguen motocicletas. Se supone que son exploradores. Son científicos. Se supone.

Entonces, cuando alguien vea un OVNI… que lo disfrute, que lo fotografíe si puede, pero que tenga cuidado

P. - ¿Y qué debemos hacer si nos encontramos con algún ser de estos?
R. - Tener cuidado, porque después de 53 años de investigación he reunido información que demuestra que muchas de estas civilizaciones son agresivas sin motivo aparente, sin justificación de ningún tipo, con resultado de muerte. Entonces, cuando alguien vea un OVNI… que lo disfrute, que lo fotografíe si puede, pero que tenga cuidado.

P. - Relatas un encuentro que tuviste con los entonces príncipes Juan Carlos y Sofía. ¿Por qué se produjo ese encuentro y qué fue lo que pasó allí?
R. - En el año 74, en septiembre, mi periódico me envió a Perú para hacer unos reportajes sobre el fenómeno OVNI. Allí había un grupo de gente que decía que estaban en contacto con los extraterrestres, y mi periódico me envió para hacer una serie de reportajes para saber si eso era verdad o no. El 7 de septiembre del 74 me llevaron a un desierto, a Chilca, al sur de Lima, y vimos, unas ocho o diez personas, dos objetos silenciosos en el cielo, girando uno alrededor del otro. Yo escribí esos reportajes. La Zarzuela lo supo y la princesa, entonces, Sofía era muy aficionada a ese tema. Le gustaba y le gusta este tema. Y recuerdo que nos mandó llamar a Bilbao y fui con el director Manu González Barandiarán a Madrid. Estuvimos en La Zarzuela, no sé si dos o tres o cuatro horas comentando con ellos todas las incidencias, lo que yo supe, y preguntando.

La reina Sofía estaba muy interesada, quería conocer detalles: cómo eran los seres, etcétera; las naves, a qué venían, por qué venían… 

P. - ¿Quién preguntaba, ella o él?
R. - Preguntaban los dos, pero sobre todo ella. Yo creo que Juan Carlos pasaba un poco del tema. Ella no, estaba muy interesada, quería conocer detalles: cómo eran los seres, etcétera; las naves, a qué venían, por qué venían… en fin, todas las preguntas normales.

P. - ¿Has tenido la oportunidad de volver a comentar con ella ese tipo de cuestiones?
R. - Sí, a partir de esa reunión, cuando ya fueron reyes, ella solicitó que yo fuera a los viajes por mi periódico. Hice unos quince viajes con los Reyes y hablábamos de vez en cuando de lo que yo estaba investigando, de casos.

P. - ¿Pasó alguna situación extraña en esos viajes?
R. - Sí, estábamos en Perú en un viaje y la Reina le dijo a Sabino Fernández Campos, que era el secretario de la Casa Real, si podía hablar con los señores a los que yo había ido a interrogar en el 74, donde yo vi aquellos dos ovnis. Conseguí hablar con uno de ellos y que fuera a una reunión en uno de los lugares donde estábamos alojados, y la Reina, después de conversar con este hombre, le preguntó si ella podía ver algún ovni. El señor no dijo nada, se fue al teléfono, descolgó, habló con alguien, volvió a colgar y le dijo: 'Sí, señora, dónde y cuándo'. Recuerdo que Sabino Fernández Campo y yo nos miramos y queríamos desaparecer del globo terráqueo. Ella quedó la noche de Navidad en La Zarzuela. Llegó la noche de Navidad y, después, llamé a Sabino y le pregunté: '¿Qué ha pasado?'. 'Nada', dijo, 'han estado toda la noche en la intemperie, con un frío espantoso, y no han visto nada'. Esa noche hubo testigos de ovnis por la zona, pero en El Pardo. Se lo comenté a Juan Carlos y a Sofía, y Juan Carlos me respondió: 'Bueno, tus amigos no saben que ha llegado la democracia'.

P. - Fue una tomadura de pelo, ¿no?
R. - Pues hombre, no sé, no sé.

P. - Si tuvieras la oportunidad de entrevistar a un extraterrestre, ¿qué le preguntarías?
R. - Le hice esa misma pregunta a un astrónomo en Calar Alto, en Almería, y me dijo: 'Le preguntaría si el número Pi tiene final'. Y luego, pensando y estudiando el número Pi, me di cuenta de que era una gran pregunta, porque no tiene final. Entonces, estas civilizaciones no humanas, ¿conocen el final del número Pi?

P. - ¿Y tú qué crees?
R. - Que no. El número Pi es un número divino, creación, probablemente del Padre Azul, porque no es concebible que algo no tenga final, sea una vida, un número o un pensamiento o lo que sea. Siempre hay un final. ¿Por qué el número Pi no tiene final y llevan 65 millones o más de decimales?

P. - Ese Padre Azul o Dios, como quieras llamarlo, sería el gran extraterrestre.
R. - Claro. El número uno.

P. - ¿Y Jesucristo?
R. - Jesús de Nazaret sería uno de los grandes dioses, pero por debajo del Padre Azul.