Juan Urbano vuelve a las librerías con una nueva aventura entre manos. La saga literaria de Benjamín Prado cabalga en esta ocasión entre Argentina y España, conjugando los regímenes de Perón y Franco y dando forma así a su última novela: ‘El anillo del general’ (Alfaguara, Penguin Random House).
Y es que el epicentro de la trama de esta nueva historia del conocido escritor trae al centro del debate otro de los temas candentes de la actualidad social y política de estos días: la memoria histórica. ‘El anillo del general’ dibuja como hilo conductor los misterios que rodean la profanación de la tumba del General Perón en 1987 en Buenos Aires; en paralelo, en 2024, esta normativa en España hace que la mitad profesor mitad detective que da vida Prado en sus novelas encauce una nueva investigación sobre los represores de la dictadura de Franco, situando el escenario principal en la casa de Perón en España y los acontecimientos conocidos, y los no tan conocidos, que emanaron de ella.
Con esta premisa, Benjamín Prado desgrana en esta entrevista los entresijos de su nueva novela y, a su vez, hace balance del peso de la extrema derecha, tanto en las últimas décadas como en los tiempos presentes que corren.
P. ¿Se puede sentir piedad por alguien que ha sido un monstruo? Es la pregunta principal que plantea su nueva novela, ‘El anillo del poder’. En ficción, suele ser habitual que el antagonista se presente como alguien que pueda incitar a la atracción, o incluso puede generar empatía en el público. ¿Es el caso?
R. La justicia a veces, cuando le interesa o cuando le interesa a quienes la manejan, parece muy lenta. Llega tan tarde que cuando alcanza a determinados personajes, estos son personas ya muy mayores, pero te lleva a sentir lástima por ellos -siendo el caso de Rodolfo Almirón, de la Triple A Argentina o Billy el Niño, entre otros-. Llegas a pensar que sientes pena por quien ha sido un canalla, un monstruo.
La venganza es como las brasas: soplas un poquito y se aviva
P. En otro momento, se dice también que “no hay nada de frío en la venganza”. Entonces, ¿qué pasa con ese dicho popular que reza “la venganza siempre se sirve fría”?
R. La venganza es como las brasas: soplas un poquito y se aviva. Habría que pensar qué decimos exactamente con la palabra ‘venganza’, que tiene mala prensa. Sin embargo, a veces, es legítima porque la justicia quizá no sea la palabra que la define de manera más perfecta, pero sí que es un ajuste de cuentas con quien ha hecho algo mal y una manera de resarcir a quienes han sido víctimas de algún atropello.
He cogido algunos elementos de la realidad. Por ejemplo, el hecho de que había probado, demostrado torturadores, criminales de bandas, paramilitares y paraestatales argentinos que operaron en España, el propio Rodolfo Almirón, que estuvieron en el 23F.
P. ¿Por qué ha decidido conjugar el régimen de Perón en Argentina y el de Franco en España?
R. Fueron la misma cosa con dos nombres distintos y porque el fascismo siempre es lo mismo, a veces cambiándole los apellidos. Vivimos en una época de blanqueo de la extrema derecha y el neofascismo que tiene que ver mucho con la idea que creo que se puede tener no sólo en Argentina, también en otros países sobre el General Perón. Fue un tipo ambiguo que cuando estuvo en el poder dictó leyes que favorecieron a los trabajadores, obreros, mujeres y sanidad pública, pero también fue un señor de mentalidad puramente fascista que en su casa de Puerta de Hierro vivía rodeado de camisas negras, nazis acogidos en España por el régimen de Franco, el falangismo local, policías de extrema derecha y los que hablaban de la creación de un cuarto Reich. Cosas que conviene recordar para saber quién es ese señor al que tenemos una estatua en el Paseo de la Castellana.
P. Bien mencionado, la proliferación de la extrema derecha está candente. Es algo que se vio en su día con el régimen de Perón y que se vuelve a ver en Argentina actualmente con el mandato de Javier Milei.
R. No existiría Milei si no hubiera existido Perón y, sobre todo, si no hubiera existido la confusión acerca de lo que realmente fue Perón y su legado. Insisto, respetando y aceptando que fue un personaje ambiguo. Es verdad que la profanación de la tumba de Perón es un misterio en sí mismo muy atractivo que no se ha resuelto.
En 1987, alguien entró en el cementerio de Chacarita, abrió la tumba, la profanó y se llevó sus manos, que no han aparecido. La vertiente económica, se decía que el anillo que siempre llevaba, con el que estaba enterrada, estaba grabada la clave de una de sus cuentas de seguridad en Suiza donde estaba su famosa fortuna que le pagaron los nazis por salvarlos en Argentina en lo que se llamaron ‘líneas de ratas’, los puso a salvo de la justicia de los aliados. La vertiente política, con lo que se esperaba que se desestabilizara el país cuando Raúl Alfonsín acababa de llegar al poder en lo que era una democracia muy débil.
No existiría Milei si no hubiera existido Perón
P. También aborda el tiempo actual, en 2024, haciendo mención a la Ley de Memoria Histórica como la impulsada por el Gobierno central. ¿Cree que es necesaria en los tiempos que corren o, por el contrario, considera que igual ha llegado tarde?
R. Hay un problema en la última parte de tu pregunta: los tiempos corren. Efectivamente, van pasando las cosas, los protagonistas van muriendo, todo va quedando sin solución y, a veces, los perjudicados de todo han sido víctimas de algún tipo de abuso. Pero nunca es tarde si la ley es buena. La Ley de Memoria Democrática está consiguiendo que algunas familias de torturados pongan denuncias a gente que todavía queda viva por ahí.
La justicia consiste en que los malos paguen por lo que han hecho y los buenos reciban una recompensa, como mínimo, moral. Es verdad que a Billy el Niño lo enterraron con todos sus honores, pagas extra, ascensos y medallas y han terminado por quitárselas después de muerto. La cultura democrática consiste también en recordar esa canción argentina que se menciona, la novela que dice que si la historia la escriben los vencedores entonces es porque hay otra historia.
P. Esta cuestión trae al centro los movimientos políticos de los gobiernos autonómicos del Partido Popular y Vox, que han impulsado las conocidas como leyes de concordia, lo que también ha generado un toque de atención de parte de Naciones Unidas. ¿Cuál es el móvil de estas normativas?
R. Desestabilizar, mentir o disimular. Es el propio mecanismo de engaño que supone llamar leyes de concordia a lo que no es sino unos deseos de borrar del mapa, una vez más, la memoria de los republicanos y de las víctimas de la feroz dictadura de Franco, queda esclarecido cuáles son las intenciones de la extrema derecha, la derecha y la derecha cobarde porque al final se está demostrando que es la misma cosa.
El día que nos quitaron unos versos de Miguel Hernández de un memorial en Madrid, le quitan a Logroño el nombre de una biblioteca a Almudena Grandes, o le intentan quitar el nombre a una plaza de Paco Rabal en Alpedrete. Es todos los días intentando sepultar la memoria de las personas de izquierdas de este país, seguramente por gente que, si pudieran, volverían al Franquismo, sin ninguna duda.
P. Justo por el caso de Alpedrete, el Ayuntamiento dio marcha atrás después de la orden de Isabel Díaz Ayuso.
R. Por una vez, uno está de acuerdo. ¿Qué se le va a hacer? En ese sentido, no sé con qué motivaciones, lo ha hecho bien y ha hecho retroceder este disparate. Anda que no estaba Paco Rabal orgulloso de su casita de Alpedrete y anda que no estaban orgullosos en Alpedrete de tener allí a uno de los grandes actores de la historia del cine español y europeo. Y Asunción también.
En fin, me parece que se lleva demasiado lejos la histeria ideológica, aunque tengo la teoría de que en la ultraderecha no hay ideas ni hay ideología: hay una caradura monumental.
La cultura siempre tiene que ser rebelde, con cualquier tipo de poder
P. Pero en lo relativo al ámbito cultural, lo que se ha ido viendo desde las elecciones del 28M, se han ido sucediendo multitud de ejemplos de censura, veto o cancelación de obras de teatro y más.
R. Pero en el mundo cultural y el no cultural. Las leyes que están haciendo para desproteger a las mujeres víctimas de violencia de género son pavorosas. Lo que intentan hacer con leyes tan asentadas como la del derecho al aborto es pavoroso. Ojalá fuera sólo la cultura. Todo lo que toca esta gente lo pudre porque no creen en la democracia, igualdad o justicia, sólo creen en una oligarquía en la que ellos se lo llevan todo y los demás no se llevan nada. Son fascistas y hay que llamarlos fascistas, porque lo demás es borrar la realidad.
P. Pero, ¿por qué atacar al legado cultural? Que es de todos.
R. Porque la cultura es peligrosa, opina, deja huella, deja memoria de las cosas. La cultura siempre tiene que ser rebelde con cualquier tipo de poder: de derecha, de izquierda o mediopensionista. Entonces, resulta molesta. Pero está dentro de un ataque global a todo aquello que sea una libertad de la gente porque les molesta y lo que quieren es meterse. Ojalá sólo se metieran en las bibliotecas de la gente, pero ya es que se meten en sus camas, les tienen que decir con quién se acuestan, con quiénes no, que se puede llamar matrimonio, que no se puede llamar matrimonio, que es amor o que es perversión. Váyanse ustedes a la playa 18 añitos, a ver si se les bajan los ánimos, porque estar muy alterados.