En el Día internacional de la Mujer, es esencial detenernos a reflexionar sobre los referentes femeninos que nos han marcado a lo largo de la historia de la cultura popular. Hayao Miyazaki - uno de los cineastas más influyentes de la animación contemporánea y cofundador de Studio Ghibli - ha sido un creador que, desde sus primeras películas, ha puesto a las mujeres en el centro de sus historias.

Su mirada sobre ellas no es superficial ni reduccionista, sino profunda y multidimensional. Miyazaki ha creado un universo cinematográfico en el que las mujeres no solo desempeñan papeles activos, sino que son las verdaderas protagonistas de historias que han marcado generaciones. Es imposible hablar del cine de Miyazaki sin mencionar la complejidad y la riqueza de sus personajes femeninos, que no solo representan un desafío a los estereotipos tradicionales, sino que también ofrecen una visión de la feminidad que es tan multifacética como la propia humanidad.

Hayao Miyazaki, cofundador de Studio Ghibli

Hayao Miyazaki, cofundador de Studio Ghibli

Mujeres protagonistas

Los personajes femeninos siempre ocupan un lugar protagónico en las películas de Miyazaki, algo que no era común en una época donde las heroínas en le cine, especialmente en las producciones animadas, eran generalmente una extensión del universo masculino o se limitaban a ser acompañantes de los personajes principales. Las mujeres de Miyazaki no están allí para ser rescatadas ni para ser el objeto de la mirada masculina; ellas son las que cambian el curso de los eventos, que enfrentan las adversidades, son quienes lideran las historias.

Personajes como Nausicaä en Nausicaä del Valle del Viento o Chihiro en El viaje de Chihiro no solo desafían la tradición de los cuentos de hadas y las narrativas dominadas por héroes masculinos, sino que se convierten en referentes poderosos de autonomía, inteligencia y valentía. Estas mujeres no solo se enfrentan a monstruos o enemigos externos, sino también a sus propios miedos y a la carga emocional que implica ser responsables de un mundo fracturado, que necesita ser curado y salvado.

Mujeres complejas, no solo heroínas

Lo que más destaca del tratamiento que Miyazaki da a las mujeres es que nunca las presenta como personajes planos o unidimensionales. Las heroínas de Miyazaki son complejas, tienen defectos, miedos y dudas. Esta complejidad las convierte en seres humanos reales y, por ende, más cercanas al público.

Por ejemplo, Sophie en El castillo ambulante es una joven que, al ser maldecida y transformada en una anciana, pasa por un proceso interno de aceptación y crecimiento personal. A lo largo de la película, su viaje no es solo físico, sino también emocional, demostrando que las mujeres no necesitan ser perfectas para ser poderosas o admirables. La película nos invita a reflexionar sobre la percepción de la belleza y la juventud, y nos enseña que la verdadera fortaleza de Sophie está en su capacidad de evolucionar y adaptarse.

Sophie, protagonista de El castillo ambulante.

Sophie, protagonista de El castillo ambulante.

Por otro lado, Chihiro, la protagonista de El viaje de Chihiro, comienza como una niña caprichosa y egoísta, pero se ve obligada a madurar rápidamente cuando se encuentra atrapada en un mundo extraño y peligroso. Su evolución a lo largo de la película refleja el proceso de crecimiento personal que muchas mujeres experimentan al enfrentarse a situaciones de adversidad. Lo interesante de su personaje es que no es una heroína de acción pura; no lucha con fuerza física contra sus enemigos, sino que su verdadero poder radica en su capacidad de empatía, en su determinación y en su habilidad para enfrentar sus miedos.

Chihiro, protagonista de la película El viaje de Chihiro.

Chihiro, protagonista de la película El viaje de Chihiro.

La feminidad como fuerza transformadora

En muchas de las películas de Miyazaki, las mujeres no solo son las que llevan la carga emocional de la historia, sino que también tienen un vínculo especial con la naturaleza y el mundo que las rodea. En La princesa Mononoke, San, la joven guerrera criada por lobos, no es solo una combatiente feroz, sino también una defensora de la naturaleza, que lucha contra la destrucción del medio ambiente y la explotación desmedida. La relación de San con la naturaleza y los dioses animales refleja una visión del feminismo que no solo implica luchar por la igualdad de derechos, sino también por la preservación de un mundo natural que nos conecta a todos, sin importar el género. Miyazaki no solo reivindica a las mujeres como figuras fuertes y valientes, sino que las coloca en una posición de poder dentro de una lucha por la justicia universal, donde la conexión con la tierra y el cuidado del entorno son valores fundamentales. 

Uno de los temas recurrentes en el cine de Miyazaki es la guerra, y las mujeres en sus películas no son ajenas a este conflicto. En muchos casos, son las mujeres quienes representan una forma alternativa de lucha, una lucha pacífica, compasiva y llena de sabiduría. En Nausicaä del Valle del Viento, la protagonista es una defensora de la paz en un mundo devastado por la guerra, mostrando que la verdadera fortaleza no siempre reside en la confrontación, sino en la búsqueda de soluciones que respeten la vida. Esta perspectiva pacifista y ecológica, donde las mujeres desempeñan un papel central, es una de las más poderosas del cine de Miyazaki.

Miyazaki no presenta a sus mujeres como mártires ni víctimas, sino como agentes de cambio que desafían el status quo. En un mundo de poder y violencia, ellas muestran que el verdadero coraje no está en la guerra, sino en la capacidad de mantener la esperanza, de entender a los demás y de luchar por un futuro mejor.

La princesa Mononoke y Nausicaä

La princesa Mononoke y Nausicaä 

Mujeres en el papel de villanas

En las películas de Hayao Miyazaki, el papel de la mujer como villana se aleja de los estereotipos tradicionales. A diferencia de la clásica figura de la antagonista malvada que encarna la maldad pura, las villanas de Miyazaki suelen moverse en una escala de grises, donde sus motivaciones, decisiones y vulnerabilidades las humanizan. Personajes como Lady Eboshi en La princesa Mononoke, Yubaba en El viaje de Chihiro o La bruja del Páramo en El castillo Ambulante, representan figuras de poder cuya aparente crueldad se entrelaza con la lucha por la supervivencia, la ambición o la protección de su comunidad. Estas mujeres no son simples obstáculos para los protagonistas, sino que encarnan conflictos morales que invitan a reflexionar sobre la dualidad entre el bien y el mal.

Lo que más destaca de estas villanas es la forma en que Miyazaki evita demonizarlas por completo, presentándolas con una dignidad que pocas veces se otorga a los antagonistas femeninos en la animación. Incluso cuando sus acciones parecen egoístas o despiadadas, sus motivaciones suelen estar ligadas a circunstancias sociales, ambientales o personales que explican —aunque no justifiquen— sus actos. Esta complejidad no solo las hace memorables, sino que también rompe con la idea de que las mujeres deben encarnar exclusivamente la bondad o la maternidad en la ficción. Las villanas de Miyazaki nos muestran que las mujeres pueden ocupar lugares de poder, liderazgo y conflicto, con toda la ambigüedad que eso conlleva.

Villanas de Hayao Miyazaki

Villanas de Hayao Miyazaki (Madame Suliman, La bruja del Páramo, Lady Kushana, Lady Eboshi y Yubaba)

La representación femenina en el cine de Miyazaki es que no se limita a ser una simple inclusión de personajes femeninos para cumplir con un requisito de diversidad, sino que sus historias giran en torno al empoderamiento y la lucha por un mundo más justo. Cada mujer en sus películas es un reflejo de un mundo que podría ser mejor si cada uno de nosotros, independientemente de nuestro género, tomáramos responsabilidad por nuestro entorno, nuestras relaciones y nuestras acciones.

Este enfoque de la feminidad como fuerza transformadora y empoderada, unido a su tratamiento honesto y realista de los personajes femeninos, hace que el cine de Miyazaki sea mucho más que entretenimiento. Es una invitación a cuestionar los roles tradicionales de género, a reflexionar sobre el papel de las mujeres en la sociedad y a reconocer que la verdadera fuerza radica en la capacidad de conectar con los demás, con el mundo que habitamos y, sobre todo, con nosotras mismas.

En este 8 de marzo, no solo celebramos a las mujeres en el mundo real, sino también a esas heroínas que Miyazaki ha creado, quienes nos enseñan a ser valientes, empáticas y resistentes. Ellas son la prueba de que las mujeres no necesitan ser perfectas ni adaptarse a los moldes tradicionales de belleza o fortaleza para ser verdaderamente poderosas.

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