La contratación de Henry Méndez para las fiestas populares de Villa de Vallecas ha abierto una tormenta política en Madrid. El cantante, conocido por su reguetón y bachatas veraniegas, protagoniza la polémica tras salir a la luz un vídeo en el que asegura en uno de sus conciertos que “odia a los rojos”. Sus palabras han saltado a la primera línea política porque el Ayuntamiento de Madrid, gobernado por José Luis Martínez-Almeida, ha incluido al artista en el cartel de los festejos del distrito.

El PSOE ha reaccionado con dureza. El portavoz socialista en Villa de Vallecas, Ignacio Benito, ha denunciado que resulta “inaceptable que se pague con dinero público a un artista que se vanagloria de odiar a las personas de izquierdas”. Benito recuerda que en las últimas elecciones municipales más del 52% de los votos del distrito fueron para partidos progresistas y sostiene que, con sus declaraciones, Méndez “está insultando a miles de vecinos y vecinas”. Por ello, el grupo municipal socialista exige la rescisión inmediata del contrato y reclama que se sustituya al cantante por otro artista “que respete a quienes van a financiar con sus impuestos su actuación”.

La polémica ha tenido eco en distintos medios nacionales. No es la primera vez que Henry Méndez aparece en actos institucionales del PP madrileño, ya que también ha sido contratado para las celebraciones del Día de la Hispanidad. Las declaraciones del músico, en las que incluso animaba a votar por líderes conservadores como Santiago Abascal o Mariano Rajoy, han generado un profundo malestar en un distrito con una fuerte base progresista. Para los socialistas, se trata de un nuevo ejemplo de cómo el PP utiliza los recursos públicos para respaldar opciones ideológicas afines, incluso a costa de excluir o menospreciar a una mayoría de vecinos.

Mientras algunos defienden que la contratación de un artista debería valorarse exclusivamente por su música, otros recuerdan que hay una línea que no puede cruzarse cuando las declaraciones del propio artista menosprecian a parte de la ciudadanía que paga su sueldo. El eco mediático ha sido tan fuerte que varios portales, señalan que el contrato podría convertirse en un boomerang político para Almeida y para la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, a quienes la oposición acusa de “regar con dinero público a quienes comparten su hostilidad hacia la izquierda”.

De momento, el Ayuntamiento de Madrid no ha aclarado si piensa mantener la actuación o revisar la contratación. Fuentes municipales aseguran que “el contrato está firmado” y que rescindirlo podría implicar un coste adicional para las arcas públicas, aunque el PSOE insiste en que el problema no es económico sino ético. En un distrito en el que la izquierda es mayoritaria, subrayan, no tiene sentido que el cierre de unas fiestas populares se confíe a alguien que ha manifestado públicamente su odio hacia esa parte de la ciudadanía.

Lo que debía ser una celebración vecinal se ha convertido así en un nuevo campo de batalla entre socialistas y populares. Con Henry Méndez en el centro de la tormenta, las fiestas de Villa de Vallecas arrancan bajo la sombra de una controversia que amenaza con eclipsar la música para dar paso, una vez más, a la guerra política en Madrid.

No es la primera vez: el precedente de Mägo de Oz en Galicia

El caso de Henry Méndez no es aislado. Hace apenas unas semanas, el Ayuntamiento de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra) decidió cancelar el concierto que Mägo de Oz iba a ofrecer el 19 de agosto tras las palabras de su guitarrista, Víctor de Andrés, quien en un directo en Asturias lanzó insultos contra el presidente Pedro Sánchez —“Sánchez, me cago en tus muertos”— y añadió una frase que encendió la polémica: “Dejad de robarnos sobre todo la cocaína y las putas”, en alusión al caso Koldo García-Ábalos. La falta de disculpas posteriores llevó al consistorio gallego, gobernado por el PSOE, a rescindir el contrato al entender que se habían banalizado asuntos tan delicados como la prostitución y las drogas.

En Vilagarcía, la sustitución fue inmediata: la banda de folk metal fue reemplazada por Los Toreros Muertos, liderados por Pablo Carbonell, que ofrecieron un espectáculo de tono más festivo y sin carga política.

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