La final del Mundial de Clubes 2025 no solo coronó al Chelsea como campeón, sino que también dejó una huella imborrable en la historia del espectáculo deportivo. Por primera vez, el fútbol se atrevió a mirar a la Super Bowl cara a cara en términos de producción y alcance. Tras Desire, interpretada en directo por los flamantes embajadores musicales de la FIFA, Robbie Williams y Laura Pausini, el intermedio se transformó en una experiencia sinigual: cinco artistas internacionales sobre un escenario aéreo, mensaje social, inclusión y tecnología llegaron para cambiar para siempre el espectáculo deportivo.

Un doble preludio para la final

La ceremonia comenzó incluso antes del pitido inicial. En un montaje producido por Visa y Balich Wonder Studio, Robbie Williams y Laura Pausini interpretaron por primera vez Desire, el himno oficial del torneo. Vestidos en armonía de negro y dorado, transmitieron emotividad y conexión mientras drones y fuegos artificiales iluminaron su entrada, marcando un inicio impecable para la final. La canción, compuesta por Williams con versículo español de Pausini, suena ya en todos los eventos FIFA y será el himno oficial del Mundial 2026.

El fútbol como escenario para el arte global

El 13 de julio de 2025, el MetLife Stadium de Nueva Jersey fue testigo de un acontecimiento sin precedentes: el primer gran show musical en una final del Mundial de Clubes. La FIFA, en alianza con la organización Global Citizen y con Chris Martin (Coldplay) como comisario artístico, apostó por convertir el intermedio del partido en un espectáculo capaz de emocionar, movilizar y proyectar valores sociales, culturales y humanitarios a escala global.

El objetivo no era solo entretener a los más de 80.000 espectadores en el estadio y millones de personas conectadas por televisión: el show también sirvió para recaudar fondos destinados al nuevo Fondo FIFA-Global Citizen para la Educación, con el propósito de reducir la desigualdad en el acceso al conocimiento, especialmente en comunidades desfavorecidas.

Un escenario aéreo para una puesta en escena ambiciosa

El diseño del escenario rompió moldes. En lugar de colocar la estructura sobre el césped, como ocurre en los estadios de fútbol americano, la producción construyó una plataforma aérea en los niveles superiores del MetLife. Esto permitió mantener intacto el terreno de juego y al mismo tiempo ofrecer una escenografía imponente, visible desde todos los ángulos, acompañada de pantallas LED, drones y efectos de iluminación.

La elección del formato no fue casual. Este despliegue técnico sirvió también como ensayo general para el Mundial de 2026, que se celebrará en EE. UU., México y Canadá. La FIFA quiere replicar este tipo de eventos en las fases clave del torneo y convertir el fútbol en un espectáculo total que combine deporte, cultura y mensaje global.

J Balvin abre la fiesta con ritmo latino

El encargado de inaugurar el espectáculo fue el colombiano J Balvin. Acompañado por una puesta en escena llena de colores y bailarines, arrancó con su himno global Mi Gente, seguido por In Da Getto y Reggaetón. Su actuación encendió el estadio, fusionando música urbana con una estética festiva latinoamericana, y posicionando a América Latina en el centro de un evento global.

Balvin no solo ofreció un show vibrante, sino que también aprovechó su tiempo en pantalla para lanzar un mensaje de unidad cultural. Desde la tarima, recordó que “la música latina es ya parte del mundo”, en un gesto de orgullo y reivindicación de la diversidad.

Tems aporta emoción y conexión espiritual

La segunda en aparecer fue la cantante nigeriana Tems, una de las voces más aclamadas de la nueva ola del afrobeat. Con una puesta en escena más sobria y una interpretación vocal impecable, Tems ofreció un momento íntimo con su balada Love Me JeJe, logrando una atmósfera de recogimiento en medio del bullicio. Fue el segmento más emocional del show, en el que la artista conectó con el público desde la sensibilidad, y reivindicó las raíces africanas de la música contemporánea.

Doja Cat irrumpe con poder femenino

La energía volvió a estallar con Doja Cat, que ofreció una interpretación poderosa de Woman y Say So, con una coreografía impactante y un vestuario inspirado en los colores de EE. UU. Su presencia simbolizó la fuerza femenina en la industria musical y ofreció uno de los momentos más vibrantes del espectáculo. En medio de la coreografía, se proyectaron mensajes sobre equidad de género y empoderamiento, en sintonía con el enfoque social del evento.

Coldplay y Emmanuel Kelly: inclusión, esperanza y ovación

Pero el clímax llegó con la aparición sorpresa de Coldplay, que interpretó su icónica A Sky Full of Stars acompañados por el cantante Emmanuel Kelly, artista iraquí-australiano que nació con discapacidades físicas tras haber sido expuesto a armas químicas, siendo el primer artista con discapacidad que encabezó un espectáculo de esta magnitud. La combinación de música, mensaje y emoción generó uno de los momentos más conmovedores de la noche.

Kelly, con su historia de superación y su voz cargada de significado, ofreció un poderoso símbolo de inclusión y visibilidad. Su presencia en el escenario fue recibida con una ovación atronadora que eclipsó incluso los goles del partido. La actuación cerró con fuegos artificiales, abrazos entre los artistas y una frase proyectada en las pantallas: “Un mundo, muchas voces”.

La producción fue impecable, tanto en términos técnicos como conceptuales. La sinergia entre la FIFA, Global Citizen y los artistas logró articular una narrativa que trascendió el mero entretenimiento. 

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