Tras una jornada de silencio, ante los rumores que han recorrido las redes sociales en las últimas horas acerca de un presunto caso de abuso emocional, manipulación y espionaje por el que estaba señalado Alejandro Sanz, el cantante se ha pronunciado difundiendo un breve comunicado. Una joven fan, Ivet Playà, denunció en estas plataformas al artista asegurando que vivió una experiencia de dependencia tóxica durante años.

Tras estas informaciones, Sanz ha roto su silencio este martes en un breve comunicado a través de su cuenta de Instagram: “Ivet, yo tenía un recuerdo muy bonito de nosotros dos, personas adultas compartiendo su cariño, siendo libres. Qué pena que este sentimiento se haya roto ahora”, ha comenzado diciendo.

Asimismo, el cantante ha recordado que el pasado mes de mayo esta joven fan le ofreció “participar en invertir en unos negocios familiares” suyos y, tras revisarlo con sus asesores legales, Sanz le transmitió su decisión: “Te dije que no”, ha dado a conocer.

“Siento que tu reacción sea esta, pero quiero que sepas que nunca he sido partícipe de estas prácticas y así seguiré toda mi vida. Te deseo encuentres pronto tu camino y felicidad”, ha culminado.

 

La versión de Ivet

Todo empezó en 2015, cuando Ivet tenía 18 años, y a través de redes sociales comenzaron a hablar. Lo que parecía una relación de cercanía con una seguidora evolucionó hacia algo mucho más complejo: encuentros privados, colaboración profesional y, finalmente, una relación personal que, según el testimonio de la joven, fue completamente desequilibrada.

“Con 18 años yo no tenía las herramientas para entender la dimensión de lo que estaba viviendo. Era Alejandro Sanz. Un dios para mí. Y yo creía que me estaba pasando algo mágico”, relató en una carta abierta publicada en sus redes sociales.

La historia se desarrolló durante años en la sombra, sin que nadie conociera realmente el vínculo. Playà habla de un “vínculo laboral, emocional e íntimo” con el artista, que la llevó a mudarse a Madrid en 2019.  La joven no solo mantenía una relación personal con Sanz, sino que también formaba parte activa del equipo. 

Ivet Playà ha añadido que, actualmente, sigue profundamente marcada por su relación con Alejandro Sanz: "No tengo palabras para expresar lo que he sentido. Me siento utilizada, me siento humillada. Me siento incluso sucia, porque no sé quién ha podido llegar a ver lo que yo le mandaba en mi absoluta intimidad”.

Asimismo, llegó a asegurar que las actitudes del cantante cruzaron límites que jamás imaginó: “Siento que aún intento justificarle, pero os juro que lo he intentado justificar de todas las maneras. Sus acciones llegaron a traspasar cualquier límite de lo que yo consideraba y considero moral, incluso humano”.

Uno de los elementos más impactantes de su testimonio es la denuncia de espionaje. La joven asegura que el entorno del cantante accedía de forma no consentida a sus mensajes privados: “Nos espiaban las conversaciones. Lo supe años después. Yo no ocultaba nada, pero si mis mensajes llegaron a sus manos, no sé quién los leyó. Y eso es una violación absoluta de mi intimidad”, añadió.

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