De fan adolescente a colaboradora cercana, pasando por una relación íntima marcada —según ella— por el abuso emocional, la manipulación y el espionaje. Ivet Playà ha hecho pública una denuncia demoledora contra Alejandro Sanz, asegurando que vivió una experiencia de dependencia tóxica y vigilancia durante años. Sus palabras han incendiado las redes sociales y ponen al artista en una situación delicada, mientras la pregunta resuena: ¿dónde acaba el poder de un ídolo y empieza el abuso?

Todo empezó en 2015, cuando Ivet tenía 18 años. Era una fan más de Alejandro Sanz, el artista que marcó a generaciones con sus baladas románticas. Pero a través de redes sociales, comenzaron a hablar. Lo que parecía una relación de cercanía con una seguidora evolucionó hacia algo mucho más complejo: encuentros privados, colaboración profesional y, finalmente, una relación personal que, según ella, fue completamente desequilibrada.

“Con 18 años yo no tenía las herramientas para entender la dimensión de lo que estaba viviendo. Era Alejandro Sanz. Un dios para mí. Y yo creía que me estaba pasando algo mágico”, relata en una carta abierta publicada en sus redes.

La historia se desarrolló durante años en la sombra, sin que nadie conociera realmente el vínculo. Playà habla de un “vínculo laboral, emocional e íntimo” con el artista, que la llevó a mudarse a Madrid en 2019, dejando atrás su hogar, su familia y su ciudad natal. La joven no solo mantenía una relación personal con Sanz, sino que también formaba parte activa del equipo. 

Ivet Playà ha añadido que, a día de hoy, sigue profundamente marcada por su relación con Alejandro Sanz. En sus propias palabras, “no tengo palabras para expresar lo que he sentido. Me siento utilizada, me siento humillada. Me siento incluso sucia, porque no sé quién ha podido llegar a ver lo que yo le mandaba en mi absoluta intimidad”.

Asegura que ha intentado comprender y justificar lo vivido, pero que las acciones del cantante cruzaron límites que jamás imaginó. “Siento que aún intento justificarle, pero os juro que lo he intentado justificar de todas las maneras. Sus acciones llegaron a traspasar cualquier límite de lo que yo consideraba y considero moral, incluso humano”.

Además, ha recordado una entrevista reciente de Alejandro Sanz publicada en Vanity Fair, donde el artista hablaba abiertamente de sus problemas con las relaciones personales. En ella, Sanz afirmaba que “se lleva gente por delante” y que es “peligroso”, una confesión que Ivet interpreta como una evidencia de lo que vivió. 

Uno de los elementos más impactantes de su testimonio es la denuncia de espionaje. La joven asegura que el entorno del cantante accedía de forma no consentida a sus mensajes privados en redes sociales y otras plataformas de comunicación.

“Nos espiaban las conversaciones. Lo supe años después. Yo no ocultaba nada, pero si mis mensajes llegaron a sus manos, no sé quién los leyó. Y eso es una violación absoluta de mi intimidad”, afirma.

En su testimonio, Ivet también ha profundizado en lo que considera una desconexión total por parte de Alejandro Sanz respecto a sus propios comportamientos. “A mí me ha dado miedo. Él mismo lo reconoce y creo que vive en una realidad paralela que lleva construyéndose desde hace muchísimos años”, afirma. La joven insiste en que el cantante muestra una actitud de impunidad y superioridad: “Se siente que está por encima del bien y del mal. Eso es tremendamente peligroso porque creo que en el fondo lo está. Todo el mundo se lo consiente y nadie es capaz de plantarle cara. Eso es aún más peligroso”.

Ante la posibilidad de emprender acciones legales, Ivet no descarta llevar su testimonio más allá de las redes sociales. “Conmigo no se firmó ningún papelito y en parte siento la responsabilidad moral, porque puedo y porque creo que soy de las pocas que puedo hacerlo, plantarme aquí y demostrar que tarde o temprano la verdad sale a la luz. Que ya está bien y que conmigo se ha equivocado, conmigo se ha equivocado hasta el final”, sentencia.

La joven finaliza su declaración subrayando el cambio personal que ha vivido desde entonces. Ya no es la adolescente fascinada por su ídolo. “Ya no soy esa niña que está dispuesta a todo para estar más cerca de él. La Ivet de hoy sabe lo que es un vínculo sano, proporcional y recíproco. Y reconoce cuando alguien hace las cosas con el corazón y cuando alguien se siente tan vacío por dentro que solo se siente bien utilizando el corazón de los demás”.

Por ahora, Alejandro Sanz no ha respondido públicamente. Se espera que en las próximas horas o días se pronuncie, ya sea por redes sociales o a través de medios legales, para aclarar o desmentir los graves hechos que se le imputan. El silencio se mantiene, mientras el nombre de Alejandro Sanz es tendencia en X y las opiniones se polarizan.

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