"Cadaqués, en el fiel del agua y la colina, eleva escalinatas y oculta caracolas" escribió Lorca de este encantador pueblo pesquero de la Costa Brava. Situado en Girona, Cadaqués todavía mantiene ese aire bohemio que lo hizo famoso durante el siglo XX, atrayendo a artistas, escritores y turistas de todo el mundo que quedan fascinados por su paisaje único, su patrimonio cultural y su enriquecedora historia.
Curiosamente, debido a las montañas del Pení que separan Cadaqués del resto de la comarca del Alt Empordà, el pueblo pudo mantener su identidad cultural y un dialecto del catalán con particularidades únicas, tales como el uso de "sa" y "es" para los artículos definidos en lugar de "la" y "el".
Sus orígenes datan del siglo XI
La historia de Cadaqués se remonta al menos hasta el año 1030, cuando se documenta por primera vez el puerto de la localidad. Inicialmente, fue un condominio del Monasterio de Sant Pere de Rodes y del condado de Empúries, disfrutando sus habitantes, principalmente pescadores, de privilegios otorgados por los condes de Empúries. La vida en Cadaqués estuvo marcada por la pesca y la viticultura, siendo esta última especialmente próspera hasta la llegada de la filoxera a finales del siglo XIX, un duro golpe que impulsó la migración hacia América.
En el siglo XVII y XVIII, Cadaqués experimentó un periodo de prosperidad gracias al comercio con América y el cultivo de la vid y el aceite, culminando en la construcción de la Iglesia Parroquial de Santa Maria, un edificio de estilo gótico con elementos barrocos que hoy día domina el paisaje del pueblo. Sin embargo, la destrucción casi total de la villa a manos de los piratas en 1444 y la devastación causada por la filoxera afectaron profundamente su desarrollo económico y social.
A principios del siglo XX, Cadaqués comenzó a abrirse al turismo, atrayendo a veraneantes de Barcelona y Girona y convirtiéndose en un destacado destino turístico. Esta nueva fase trajo consigo la construcción de edificios modernistas como la Casa Serinyana y la Casa Puente. Además, la localidad ha sido un importante foco cultural, especialmente durante las primeras décadas del siglo XX, acogiendo a artistas de renombre como Salvador Dalí, quien estableció su famosa casa en el pequeño pueblo vecino de Portlligat.
Cadaqués, lugar de inspiración para grandes artistas
En el verano de 1910, Cadaqués se convirtió en el lugar de retiro estival de Pablo Picasso, quien, junto a la artista y modelo Fernande Olivier y otros amigos, encontró en este pintoresco pueblo catalán el escenario perfecto para sumergirse en su arte. Alquilando una preciosa casa frente al mar, Picasso estableció un pequeño estudio donde dedicó incontables horas a pintar, alejado de las influencias políticas y artísticas de la época. Se cree que este período en Cadaqués pudo influir en el desarrollo del cubismo, un movimiento que Picasso co-fundó apenas unos años antes.
A pesar de que en aquel entonces no existía relación alguna entre Picasso y Dalí, este último con solo seis años de edad, el encanto y la tranquilidad de Cadaqués capturaron igualmente la imaginación de ambos artistas en diferentes momentos de sus vidas.
Asimismo, Cadaqués se transformó en un foco de inspiración artística para Salvador Dalí, Federico García Lorca y Luis Buñuel, un lugar que dejó una marca indeleble en sus vidas y obras. En Semana Santa de 1925, Lorca descubrió por primera vez este encantador rincón de Cataluña, quedando instantáneamente cautivado por su belleza natural y su luz. Esta visita no solo forjó una conexión profunda entre él y la familia de Dalí, sino que también influyó en su creación artística.
La relación entre Lorca y Dalí se intensificó con el tiempo, caracterizada por una fascinación mutua y un afecto que iba más allá de lo platónico para Lorca. Este vínculo único se consolidó aún más cuando Lorca dedicó la 'Oda a Salvador Dalí' al pintor. Sin embargo, la inclusión de Buñuel en este círculo íntimo introdujo tensiones, especialmente después de que Lorca mostrara un interés romántico por Dalí.
La publicación de 'Romancero Gitano' por parte de Lorca y las críticas que recibió de Dalí y Buñuel supusieron el inicio de un distanciamiento que culminó con la cinta 'Un Perro Andaluz', de Buñuel en colaboración con Dalí, que se interpretó por muchos como un insulto o una parodia al poeta granadino.
Debido al estreno de esta película en París, Dalí conoció a Gala, quien se convertiría en su musa y compañera. Fue precisamente en Cadaqués donde la relación entre ambos floreció, a pesar de que Gala estaba entonces casada con el poeta francés Paul Éluard. Una unión que desencadenó celos en Buñuel, como ya había ocurrido con Lorca.
¿Qué ver en Cadaqués?
Al visitar este precioso pueblo de la Costa Brava, podemos empezar el recorrido en la Iglesia de Santa María, que nos sumerge de lleno en la esencia histórica y espiritual de Cadaqués. Ubicada en lo más alto del casco antiguo, este edificio del siglo XVI es relevante por su arquitectura y su retablo mayor, y también por las impresionantes vistas que ofrece del Mediterráneo y del entramado de tejados rojizos del pueblo.
Iglesia de Santa María en Cadaqués, Girona.
Bajando hacia el corazón de Cadaqués, las callejuelas empedradas del casco antiguo, como el Carrer des Call y el Carrer Santa María. Estas calles, flanqueadas por tiendas de recuerdos y galerías de arte, reflejan la vibrante vida cultural que sigue desarrollándose en el lugar. La arquitectura modernista añade otra capa a la singular textura de Cadaqués. Ejemplos notables como la Casa Blaua o Casa Serinyana, producto de la prosperidad traída por los indianos, adornan el pueblo con su belleza y su historia de éxito y retorno.
Casa Serinyana de estilo modernista en Cadaqués, Girona.
Por otra parte, el paseo marítimo sirve de nexo entre lo urbano y la naturaleza, donde el mar se convierte en el protagonista. La Playa Gran, custodiada por una escultura de Dalí, recuerda la profunda conexión del artista con este lugar, invitando a los visitantes a contemplar el mar desde una perspectiva única.
La Playa Gran del pueblo de Cadaqués en Girona.
Al norte, la Casa-Museo Salvador Dalí en Portlligat, a 3 kilómetros de Cadaqués, nos permite adentrarnos en la vida y la obra del artista. Este espacio, que se convirtió en un refugio personal y creativo par Dalí, ofrece a los visitantes una mirada íntima a su universo surrealista.
Continuando con el legado artístico y natural, el Faro de Cala Nans es un destino ideal para los amantes del senderismo y la fotografía, prometiendo atardeceres inolvidables donde el cielo y el mar se fusionan en un espectáculo de color excepcional. Asimismo, el Parque Natural de Cap de Creus, con rutas que serpentean entre formaciones rocosas y calas escondidas, es todo un homenaje a la belleza salvaje de la Costa Brava, mostrándonos paisajes que desafían la imaginación.
Parque Natural de Cap de Creus en Girona.
Un poco más lejos, a unos 30 km, Figueres, localidad natal de Dalí, espera a los turistas con el Teatro-Museo Dalí, un lugar imprescindible para comprender la magnitud del legado del artista. También las playas y las calas alrededor de Cadaqués, como la Playa de Ses Oliveres, invitan a disfrutar de la tranquilidad de la zona.
La cocina de Cadaqués, indispensable
Por último, la gastronomía de Cadaqués, enraizada en la cocina catalana y mediterránea, ofrece una rica variedad de platos que reflejan la fusión entre los productos del mar y de la tierra. Entre sus platos más emblemáticos se encuentran los suquets de pescado, una variedad de arroces como el arroz negro y el arroz caldoso, y los erizos de mar, especialmente valorados en invierno.
Este pueblo costero también es conocido por su tradición en salazones, siendo las anchoas un producto estrella. La escorpena con salsa, la dorada, y los mejillones son otros ejemplos de la rica oferta gastronómica local que no puedes dejar de probar si visitas Cadaqués. Además, la influencia de cocinas vecinas como la francesa o la italiana aporta un toque distintivo a sus platos.
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