La Semana Santa se acerca y muchos españoles aprovechan para escaparse a la costa y disfrutar del sol y el mar. Entre las numerosas opciones que ofrece nuestro país, hay una que destaca por su belleza y singularidad: la playa de Famara, en la isla canaria de Lanzarote.

Esta playa ha sido recientemente elogiada por el periódico británico ‘The Sun’, que la ha calificado como una de las mejores del mundo. Y no es para menos, ya que la playa de Famara tiene un encanto especial que la hace única.

Situada en el noroeste de la isla, la playa de Famara se extiende por casi cinco kilómetros de arena dorada, que contrasta con el azul intenso del océano Atlántico. La playa está rodeada por los impresionantes acantilados de Famara, que alcanzan los 600 metros de altura y ofrecen unas vistas espectaculares.

La playa de Famara es el resultado de la larga historia volcánica de Lanzarote, que ha moldeado su paisaje con formas caprichosas y colores variados. La playa es un ejemplo de la riqueza natural y geológica de la isla, que ha sido declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO.

La playa de Famara es un lugar ideal para relajarse y desconectar del estrés de la ciudad. Cuando la marea está baja, la playa se transforma en un gran espejo de agua, que crea unas piscinas naturales de poca profundidad, perfectas para refrescarse y tomar el sol.

Pero la playa de Famara no solo es un destino para los amantes de la tranquilidad, sino también para los aficionados al deporte y la aventura. La playa es famosa por sus condiciones para practicar el surf, el windsurf y el kitesurf, ya que cuenta con un viento constante y unas olas potentes. De hecho, la playa alberga varias escuelas de surf, donde se puede aprender o perfeccionar esta actividad.

Además, la playa de Famara está cerca del pintoresco pueblo de La Caleta de Famara, un antiguo enclave de pescadores que conserva su esencia y su encanto. Allí se puede disfrutar de la gastronomía local, basada en el pescado fresco y los mariscos, y alojarse en unas casas blancas con tejados rojos, que se integran perfectamente en el entorno.

Pero la playa de Famara no es la única maravilla que se puede encontrar en Lanzarote. La isla cuenta con otros atractivos turísticos que la convierten en un destino incomparable. Por ejemplo, el Parque Nacional de Timanfaya, donde se puede admirar el paisaje volcánico y sentir el calor de la tierra. O los Jameos del Agua, una obra maestra del artista César Manrique, que fusiona la naturaleza y el arte en unas cuevas subterráneas. O la Fundación César Manrique, que alberga la casa y el estudio del artista, así como una colección de su obra y de otros creadores contemporáneos.

Otras playas emblemáticas de Lanzarote

Además de la Playa de Famara, Lanzarote ofrece una variedad de playas igualmente impresionantes y dignas de explorar. Entre ellas se encuentra la Playa de Papagayo, reconocida por sus aguas turquesas y su entorno virgen, perfecto para el snorkel y el buceo. La Playa de Puerto del Carmen, por otro lado, es conocida por su extensa franja de arena y su animada vida nocturna, ideal para aquellos que buscan diversión y entretenimiento.

Por su parte, la Playa de El Golfo destaca por su singular paisaje volcánico y la presencia del icónico Lago Verde, una laguna de color esmeralda creada por la erosión volcánica. Y no se puede dejar de mencionar la Playa de Las Conchas, en la vecina isla de La Graciosa, accesible en ferry desde Lanzarote, que cautiva con su belleza natural y su atmósfera tranquila y remota.

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