En el corazón del Geoparque Mundial de la Unesco Villuercas Ibores Jara, se levanta Guadalupe, uno de los pueblos más bonitos de España y cuya historia está ligada a la virgen del mismo nombre, cuyo culto ha traspasado fronteras. Cristóbal Colón, tras volver de su primer viaje a la Américas, peregrinó allí para agradecerle el éxito de su expedición y bautizó.a dos indígeneas que lo acompañaban allí. Conquistadores y evangelizadores extendieron su culto al otro lado del océano y se convirtió en uno de los primeros símbolos marianos del Nuevo Mundo. Además de un entorno espectacular, esta población extremeña ofrece al visitante un espectacular patrimonio histórico, empezando por uno de los mejores ejemplos de monumentos religiosos de toda Europa, el Real Monasterio de Guadalupe, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad.

La leyenda de la Virgen de Guadalupe

La historia de Guadalupe está ligada a la aparición de la Virgen, que, según cuenta la leyenda, fue esculpida por el propio San Lucas y enterrada junto a él en Asia. Se le atribuyen varios milagros, entre otros salvar a Roma de la peste,y llegó a España cuando el el papa Gregorio Magno regaló la talla al arzobispo. Durante la invasión musulmana se escondió la talla en las montañas para protegerla y en el siglo XIII, la propia Virgen reveló a un pastor el lugar donde debía excavar.

A partir de ese momento, comenzó el culto y se construyó un pequeño santuario que luego se transformaría en el gran monasterio que conocemos hoy. Con el tiempo, la Virgen de Guadalupe se convirtió en un símbolo de protección para los exploradores y en un punto de devoción para quienes buscaban su intercesión en momentos de peligro o incertidumbre.


Estatua de Cristóbal Colón en el Real Monasterio de la Virgen de Guadalupe.  (Foto Turismo Junta de Extremadura)

El Real Monasterio de Gaudalupe es el corazón del pueblo y una de las principales razones por la que miles de visitantes acuden a este enclave cada año. Allí se venera a la Virgen, patrona de Extremadura y Reina de las Españas. La Virgen de Guadalupe de México está directamente vinculada a ésta. Aunque la tradición dice que se le apareció en 1531 al indio San Juan Diego, los cronistas de la época no lo mencionan, según ha destacado el investigador Raúl Bucio Herrera, experto en historia de México, que sostiene que fue un invento de los españoles para sustituir la devoción a la Diosa madre Tonantzin por el de la virgen católica. 

Un monasterio con siglos de historia


El Real Monasterio de Guadalupe, un templo con elementos mudéjares, góticos, renacentistas y barrocos (Foto Turismo Junta de Extremadura)

Fundado en 1340 por Alfonso XI de Castilla, ha sido testigo de momentos decisivos como la audiencia en la que los Reyes Católicos ofrecieron las carabelas a Cristóbal Colón para su expedición. La construcción tiene elementos mudéjares, góticos, renacentistas y barrocos y, dentro de su recinto conserva obras de gran valor. Imprescindible visitar la Iglesia de Nuestra Señora (s. XIV) y su bellísimo retablo, el Camarín de la Virgen (s. XVII), el Claustro Mudéjar, con su templete, la Sala Capitular (s. XV), la Sacristía, la Capilla de San Jerónimo, con pinturas de Zurbarán, el patio y, en el comedor de la Hospedería, de Rafael Moneo (1994). El monasterio, además, alberga dos museos de pintura y escultura con obras de Goya, El Greco, Pedro de Mena o Juan de Flandes.

El casco histórico, de los siglos XIV-XVI, es un ejemplo de la típica arquitectura serrana con sus balcones y soportales. Merece hacer un alto en la Plaza de Santa María de Guadalupe, el Colegio de Infantes o de Gramática (s. XVI), que hoy es el Parador Nacional de Turismo, o el conjunto de Hospitales, donde se atendía a los peregrinos. Algunos de estos hospitales hoy en día forman parte de las dependencias del monasterio o como el Hospital de San Juan Bautista, que es uno de los edificios que conforman el actual Parador Nacional.


Arco de entrada a la plaza con el Monasterio de Guadalupe al fondo (Foto: Diputación Provincial de Cáceres)

Continuamos nuestro recorrido por la iglesia barroca de la Santa Trinidad, las antiguas murallas (interior y exterior), donde se conservan cinco arcos mediavales, la plazuela y la fuente de los Tres Chorros, con su fuente del siglo XV y la Antigua Judería, conc asas de los siglos XIV al XVI. A las afueras del pueblo se encuentra la Ermita del Humilladero, donde los peregrinos rezaban antes de entrar en Guadalupe. Ofrece una vista panorámica única del monasterio y el paisaje que lo rodea.

Sabores de la gastronomía local

Una visita a Guadalupe no está completa sin probar su rica gastronomía, que mezcla sabores tradicionales de Extremadura con influencias históricas. Algunos de los platos más representativos son el cabrito asado, uno de los platos estrella de la región, preparado al horno, con carnes tiernas y de sabores intensos; migas extremeñas, un plato humilde, hecho a base de pan desmigado, pimientos, ajo y chorizo; caldereta de cordero, un guiso contundente con carne de cordero, ideal para los amantes de los sabores potentes y tradicionales; el queso de los Ibores, elaborado con leche de cabra, típico de la comarca, que cuenta con Denominación de Origen Protegida y tiene un sabor suave y una textura cremosa que lo convierten en un manjar; para rematar la experiencia gastronómica, no te pierdas la torta de Guadalupe, un bizcocho tradicional para tomar con un café o chocolate caliente.

Naturaleza y rutas para disfrutar en Guadalupe

Para los amantes de la naturaleza, Guadalupe es también un punto de partida perfecto para explorar uno de los entornos naturales más importantes de Extremadura: el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara. Declarado por primera vez como geoparque en septiembre de 2011 al entrar a formar parte de las Redes Europea y Global de Geoparques que otorga la UNESCO, este entorno natural conserva un patrimonio geológico único que lo convierte en un escenario privilegiado. Entre sus principales atracciones destacan el Risco de la Villuerca, que ofrece impresionantes vistas del valle del río Guadalupe y la sierra de Gredos, y la mina Costanaza, que permite conocer la antigua explotación minera.

Si prefieres explorar bajo tierra, la Cueva de Castañar de Ibor, declarada Monumento Natural, te sorprenderá con sus formaciones únicas. Además, el Sinclinal de Santa Lucía ofrece una vista incomparable desde su cima, alcanzada a través de una ruta que asciende por un antiguo fondo marino elevado por las fuerzas tectónicas.

El geoparque también es un paraíso para los observadores de aves, con siete Zonas de Especial Protección (ZEPA) y numerosos Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), reconocidos por su valor en la conservación de la biodiversidad. En resumen, si disfrutas de la naturaleza, este espacio protegido te brindará una experiencia completa, donde la geología, la historia y la biodiversidad se unen en un solo lugar.