Cristina Tosi es una de esas personas que ha cumplido con todas las pautas del sueño americano. Es una historia de pasión y emprendimiento de esas que merece la pena descubrir y que llegó a mí una tarde calurosa de agosto en Madrid, delante de todo el catálogo de Netflix. Vi que Chef's Table había sacado una nueva temporada centrada en postres, Chef's Table Pastry, y como tenía ganas de dulce pero hay que compensar los excesos de las vacaciones, me conformé con conocer la historia de los que hay detrás. 

Uno de los capítulos de la serie se centra precisamente en la historia de Cristina Tosi y como ha llegado a hacer del Milk Bar todo un referente en el sector de la repostería en Estados Unidos, pero también en todo el mundo. Pero su historia, aunque ahora parezca que tiene un final feliz, no es nada fácil. Haré un resumen sin hacer mucho spoiler, porque el capítulo merece la pena. 

Tosi pasó toda su infancia rodeada de las tartas y bizcochos que preparaba junto a su madre y sus abuelas en casa. Hacer postres para ellas era un momento de pasar tiempo en familia que poco después, y casi sin ella saberlo, se convertiría en su profesión. Cuando terminó sus estudios y pensó a qué quería dedicarse, lo tenía claro: quería hacer postres. Fue entonces cuando se fue a Nueva York y comenzó a trabajar en varios restaurantes, donde empezó a hacer un postre para la comida del personal antes de comenzar sus turnos. Y fue ahí donde aparecieron dos de sus postres estrella que la inspiraron para crear lo que ha conseguido hoy: el Crack Pie y la Panacotta de leche con cereales.

Con este último, consiguió que su mente se teletransportara a su infancia en ese momento que todos hemos vivido de pequeños: coger el bowl de cereales y beberte la leche que se quedaba al final con ese sabor tan inconfundible. Y así fue como Crisinta Tosi y su receta secreta montaron el Milk Bar, que actualmente tiene tiendas en Nueva York, Washington DC, Las Vegas y Toronto.

 

Ahora, ella es dueña de todo un imperio del dulce donde ve como cada día, cientos de personas hacen cola en la puerta de su local para descubrir ese sabor de tan especial que te teletransporta a tu infancia. Porque en el Milk Bar todo sabe a cereales: los batidos, los bizcochos, las tartas…Un viaje de vuelta a nuestros años más dulces que seguro merece la pena.