En un contexto en el que la crianza de los hijos se ve constantemente influenciada por nuevas tendencias y teorías, el modelo de los "padres del faro" se destaca por su enfoque reflexivo y equilibrado. Según la terapeuta Melanie Hubermann, se centra en proporcionar a los hijos orientación clara y estable, sin intervenir de manera excesiva. A través de la autorreflexión y el establecimiento de límites, los padres del faro buscan fomentar la autonomía de los jóvenes mientras les ofrecen el apoyo necesario para navegar los desafíos de la vida
1. Orientación sin sobreprotección
El método faro se aleja de los estilos tradicionales como el de los "padres helicóptero", que se caracterizan por un control excesivo sobre las actividades y decisiones de los hijos. En lugar de estar continuamente sobre ellos, los padres del faro actúan como puntos de referencia claros, como un faro para los barcos en el mar, ofreciendo orientación sin intervenir de manera excesiva.
2. Crianza basada en la autorreflexión
Este estilo educativo promueve la autorreflexión en los padres, quienes deben estar bien asentados en su propia vida y ser conscientes de sus valores y límites. Solo así podrán transmitir de manera efectiva normas y reglas a sus hijos. Según Hubermann, autora del libro Lighthouse Parents: How We Give Child Orientation in Puberty, la clave está en la claridad y la estabilidad personal de los padres. "Una base estable en los padres es fundamental para que los niños reciban orientación", afirma la terapeuta.
3. Aplicación de la “nueva autoridad”
El modelo de los padres del faro también se basa en lo que se conoce como "Nueva Autoridad", un enfoque que se diferencia de las metodologías más permisivas y centradas en las necesidades inmediatas de los niños. En este caso, los padres no esperan cambios inmediatos de sus hijos, sino que promueven un ambiente en el que la estructura y los límites son esenciales para el desarrollo de los jóvenes.
4. Equilibrar la libertad con estructura
Aunque la autonomía es buena, tampoco se trata de permitir que los niños hagan lo que quieran, sino de ofrecerles un marco estructurado con reglas claras y apropiadas para su edad. Para una educación efectiva, afirma Hubermann, es esencial proporcionar un marco de normas y reglas apropiadas para su edad, que les permita desarrollarse de manera equilibrada y segura. "Es importante que los niños no se sientan sobrecargados por la falta de estructura", explica Hubermann.
5. La crianza basada en la relación
Uno de los pilares de este enfoque es la relación que se establece entre padres e hijos. Según Hubermann, la crianza se basa en el "vínculo", lo que permite a los padres dar espacio a sus hijos para que se desarrollen, pero siempre manteniendo una presencia activa. La presencia de los padres, incluso durante la adolescencia, no debe verse como una invasión, sino como un apoyo constante. Hubermann señala que los adolescentes valoran mucho la sinceridad y la disponibilidad de sus padres para escuchar sus preocupaciones, aunque no siempre tengan una solución inmediata.
6. Límites claros en la era digital
La cercanía y el apoyo de los padres puede demostrarse, por ejemplo, al abordar temas actuales como el uso de las redes sociales. En lugar de imponer restricciones severas, los padres deberían comprender lo que atrae a sus hijos de plataformas como Instagram o TikTok, para evitar la imposición de normas sin entendimiento mutuo. Una vez que se hayan conocido las reglas y el funcionamiento de plataformas digitales, se podrá abordar el establecimiento de límites claros y respetuosos.
7. Fomento de la confianza e independencia
Según la terapeuta, la adopción de este estilo de crianza ha tenido efectos positivos en el desarrollo de los jóvenes, quienes reportan una mayor confianza en sí mismos y una capacidad para adaptarse a nuevas situaciones. Los niños criados bajo el método del faro tienden a tomar decisiones más valientes y a buscar el consejo de sus padres incluso cuando son adultos. La clave, según Hubermann, radica en mantener un equilibrio entre guía y autonomía, lo que les permite a los hijos sentirse apoyados mientras ganan confianza para afrontar el mundo por sí mismos.
