En medio del ritmo acelerado del día a día, muchas personas optan por sentarse o recostarse después de comer, ya sea por costumbre o por falta de tiempo. Sin embargo, diversos estudios apuntan a que incorporar una caminata ligera después de las comidas puede aportar beneficios significativos para la salud, más allá de lo que se suele pensar.
Caminar pocos minutos puede ser suficiente
Un metanálisis publicado en 2022 sugiere que caminar, aunque sea unos pocos minutos después de comer, ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre, evitando picos elevados que pueden ser perjudiciales a largo plazo. En concreto, caminar entre 2 y 5 minutos tras una comida puede marcar la diferencia, algo especialmente relevante para personas con riesgo de diabetes o con dificultades en el control de su glucosa.
La digestión también parece beneficiarse de este hábito. Una investigación de 2020 observó que caminar ayudaba a reducir la hinchazón y mejoraba el tránsito intestinal en personas con síndrome del intestino irritable. Estos efectos positivos se deben en parte a que el movimiento estimula la actividad del sistema digestivo.
Camina poco tiempo después de comer
El horario de la caminata también influye, aunque los expertos coinciden en que no es necesario ser exacto. Si no es posible caminar inmediatamente después de comer, hacerlo entre 60 y 90 minutos después también resulta útil, ya que la glucosa en sangre suele alcanzar su punto más alto una o dos horas tras la ingesta. Estudios como el publicado en 2018 destacan que realizar actividad física antes o durante ese pico puede reducir la respuesta del cuerpo a la insulina.
Puede mejorar la calidad del sueño
Más allá del control de la glucosa y la digestión, caminar después de las comidas puede contribuir a una mejor calidad del sueño. Según el Centro de Longevidad de Stanford, la exposición a la luz solar tras desayunar o almorzar ayuda a regular el ritmo circadiano. Asimismo, caminar tras la cena puede tener un efecto relajante que favorece la conciliación del sueño, además de reducir molestias como la acidez estomacal.
El Dr. Ali Shehata, médico de familia, destaca que no es necesario realizar caminatas intensas para notar estos efectos: “El simple hecho de moverse es lo que aporta beneficios”. En ese sentido, convertir las caminatas postprandiales en un hábito accesible y constante puede ser una herramienta sencilla para mejorar el bienestar general.