En estos días es un tal Paul Ceglia quien ha llevado a Zuckerberg a los tribunales para reclamar, nada más y nada menos, que el 84% (luego bajó al 50%) de Facebook. Los miles de millones que esto suponen marean al más curtido, aunque el señor Ceglia opina que deberían estar en su cuenta corriente. Yo también, la verdad. El caso es que el demandante ha presentado los correos electrónicos para sostener la demanda en formato Word y no en el original. Curioso, porque también original es la excusa que han puesto sus abogados para explicar el hecho. Dicen que su cliente, diseñador de páginas web, tenía la costumbre de archivarlos así. ¿Conocen a alguien que se tome la molestia de hacer tal cosa? Sí la respuesta es afirmativa, les ruego me lo presenten. La cosa toma un cariz preocupante, porque Ceglia fue multado hace bien poco en otro tribunal por no dar acceso a sus cuentas de correo, como había ordenado el togado.

Para los que no conozcan la historia, les recomiendo ver la película La Red Social de David Fincher. No es la primera, ni será la última demanda que se interponga para adjudicarse la autoría de Facebook. Bien mirado, si uno tiene un mínimo indicio para presentarse ante el juez puede ser una gran inversión. Por mucho que se gaste en abogados, los posibles beneficios compensarían si se obtiene la victoria. Algunos ganaron, y se llevaron a la saca una buena cifra, aunque nada comparable con el valor de Facebook en la actualidad. Ni de lejos. El caso de Ceglia ha obligado a Zuckerberg a sacar a la luz un montón de correos electrónicos para desmontar la acusación. Gente previsora esta de Harvard. Guardan los correos que enviaban y recibían en 2004. Probablemente se librará de un pretendiente más, pero en el futuro seguirán apareciendo nuevos supuestos criadores de la gallina de los huevos de oro cuando sólo era un pollito, y es que la codicia unida al estrellato mediático son dos poderosas razones para perder el tiempo en manos de cualquier mediocre.

Ion Antolín Llorente es periodista y blogger
En Twitter @ionantolin