La socialdemocracia que algunos dieron por liquidada goza de una salud de hierro” declaraba Pedro Sánchez, al cierre del Congreso de unidad que el PSOE ha celebrado en Valencia este fin de semana, el número 40 de los celebrados por la formación que fundó Pablo Iglesias en 1879, en la madrileña taberna casa Labra. El presidente del Gobierno ha conseguido unir en torno a su persona las diferentes opiniones existentes dentro del partido, sellando el acuerdo en un abrazo al que ha sumado a Felipe González y a José Luis Rodríguez Zapatero. Así se reunido en la práctica la historia de tres mandatos socialistas desde la Constitución de 1978.

Recordando la difícil carrera hacia el liderazgo que protagonizó en la más estricta soledad, aguantando expulsiones y con el rechazo de muchos de los que hoy aplauden este proyecto renovado, Sánchez demuestra capacidad de resistencia, generosidad, sentido de Estado y visión de futuro.

El Presidente ha vivido un durísimo mandato marcado por la pandemia, con una oposición implacable del PP, alentado por VOX, que ignora razones en beneficio de la ciudadanía. Aún con esas trabas, Sánchez ha conseguido que el papel de España en Europa empiece a brillar y ha obtenido con esfuerzo e inteligencia las imprescindibles ayudas para que la crisis económica no tenga las consecuencias terribles que golpearon a los ciudadanos cuando mandaba la derecha. ¿Cómo recordará ahora Mariano Rajoy Brey aquella etapa?

Ahora, entre las apuestas por mejorar la situación ciudadana, destaca la subida del salario mínimo en lo que, por cierto ayer insistió el Papa Francisco, el ingreso mínimo vital a pesar de los desajustes en su distribución, la reforma del sistema de pensiones y el compromiso, por ahora solo compromiso, en avanzar hacia la reforma laboral que apadrinó el PP. Está pendiente la conclusión de la Ley Mordaza y la abolición de la prostitución.

La importancia de este Congreso ha sido la recuperación del valor de la unidad y la ratificación de que el partido que fundó Pablo Iglesias debe mantener y reforzar su compromiso con la sociedad, a la espera que en Europa la socialdemocracia levante cabeza. Sánchez lo dejó claro en su discurso: “Nos decían que la socialdemocracia estaba en crisis… Quienes están en crisis son quienes impulsaron políticas que aumentaron la desigualdad. Un gran número de europeos defienden el valor de lo público…. Eso es socialdemocracia, el ideal más moderno, más actual”.

Los vecinos portugueses del PS o el PSD del futuro canciller alemán Olaf Scholz podrían ser, junto a España, la semilla de un cambio en el escenario europeo donde las ideas neoliberales han campado hasta ahora a su antojo y la ultraderecha no tiene apuro en eliminar libertades en los países en los que ha logrado llegar al poder.  Quizás estemos viendo el inicio de un cambio de época. Por lo menos, Sánchez ha puesto nerviosa a la derecha.