Salvador Illa apunta a ganador de las elecciones catalanas y para contrarrestar la dificultad de alcanzar pactos para formalizar una mayoría parlamentaria ha comenzado a deslizar su predisposición a gobernar en minoría. Para fundamentar esta tesis, incluso ha desvelado su intención de nombrar como director general de los Mossos d’Esquadra a Josep Lluís Trapero, el mayor de la policía catalana absuelto de sedición por los hechos de 2017 y marginado posteriormente por ERC y Junts de la dirección de la policía catalana se supone que por pérdida de confianza en su celo soberanista. La consejera de Interior sería Núria Parlón, la actual alcaldesa de Santa Colma de Gramenet. El candidato del PSC efectuó el anuncio durante el debate a ocho celebrado en TV3, que como todos los debates multitudinarios sirvió para bien poco.

ERC está gobernando actualmente la Generalitat con 33 diputados y la aquiescencia del PSC. La totalidad de los sondeos otorgan a Salvador Illa una cifra de diputados por encima de los 38 y con estas previsiones se declara dispuesto a asumir un gobierno en minoría siempre y cuando ERC y los Comuns-Sumar se lo permitan. De hecho, también Carles Puigdemont, convencido de que superará a los republicanos en la segunda posición, ha dicho ya que no renuncia a dirigir el gobierno sin mayoría.

La clave de los propósitos de PSC y Junts recae en la actitud que vaya a tomar ERC de confirmarse su fracaso electoral y esta es una incógnita sobre la que no hay indicios fiables dadas las experiencias post electorales de los republicanos. La vía del gobierno en minoría, recorrida por Artur Mas en su día gracias al apoyo exterior de ERC y replicada en esta legislatura por Pere Aragonés al verse abandonado por Junts, no puede descartarse como último recurso para evitar una repetición electoral.

La mayoría absoluta en el Parlament solamente parece al alcance del independentismo, aunque los sondeos plantean dudas de que esta circunstancia vaya a darse. La eventual mayoría del bloque denominado constitucional es un espejismo puesto que requería una suma incongruente de fuerzas políticas y no cumpliría con el requisito de la transversalidad esgrimida constantemente por Salvador Illa como factor determinante para avanzar en la normalización institucional de Cataluña.

La única fórmula que cumple con la premisa del PSC es la del gobierno progresista con ERC y los Comuns-Sumar. Y esta combinación queda en manos de ERC, como en el supuesto del gobierno en minoría de Illa. Las alternativas de los otros tripartitos teóricos son mucho más complicadas de imaginar, bien sea por la resistencia de los Comunes-Sumar a coincidir con Junts o por la negativa del PSC a facilitar un gobierno de ERC y Junts.

Sin mayoría independentista, la iniciativa recaerá en el ganador de los comicios que deberá conseguir un pacto entre fuerzas de los dos bloques, aunque solo sea para asegurarse un compromiso de mínimos que le permita gobernar en el filo de la navaja durante toda la legislatura. No es el horizonte más conveniente para Cataluña, sin embargo, podría llegar a ser el único escenario realista y seguramente por eso Illa ha comenzado a mover ficha.